Llega fin de año y muchos aprovechan para salir de vacaciones, un lapso ideal para descansar, relajarse y realizar actividades que se han postergado durante los últimos 365 días, pero también es un espacio más para compartir con la pareja, aunque en este último caso ese anhelado período puede conllevar a una serie de discusiones y conflictos.
Tal como explica un artículo en la guioteca.com, aunque suene paradójico, se ha visto que los conflictos de pareja aumentan durante las vacaciones. Conozca las causas de estas peleas y qué puede hacer para evitarlas.
Parejas frente a frente. Las discusiones de la pareja en vacaciones pueden suceder por diversos motivos. En primer lugar, el espacio escogido para las vacaciones, además que las fechas y las actividades a realizar también pueden ser motivo de complicaciones, sobre todo cuando los gustos e intereses de ambos son diferentes o cuando uno quiere imponer sus decisiones sin tomar en cuenta al otro. Por otra parte, el hecho de pasar más tiempo juntos genera muchísimas expectativas y cuando estas no se cumplen, la frustración aumenta y surgen recriminaciones y conflictos.
¡24 horas juntos! De una actividad casi frenética durante todo el año, los matrimonios pasan de repente a estar las 24 horas del día juntos. Muchas veces no saben cómo gestionar el tiempo ni el ocio, ni aprovechar los momentos para disfrutar el uno del otro. Sin embargo, las vacaciones son una buena época para ordenar todo lo que no se ha hecho y hablado para el resto del año, para tomar fuerzas y cuidar la relación. Se trata de recuperar el tiempo perdido, dicen los expertos en una nota en abc.es.
Cambios de momento. Veinticuatro horas al día junto al compañero o compañera que hemos elegido para toda la vida no es tarea fácil para nadie. Primero, porque pasar de la vorágine que mantenemos durante el resto del año al ansiado descanso es un cambio excesivamente brusco. "A veces se produce el típico bajón, físicamente nos sentimos agotados, apáticos, etc.", explica la psicóloga María Jesús Álava en abc.es. Segundo, porque convivir todo el día con la pareja conlleva cambios de horarios, de costumbres arraigadas, de roles muy establecidos (trabajo, tareas domésticas).
Difícil, pero no imposible. Suele pasar que transcurridos unos días las diferencias de gustos y preferencias entre uno y otro hacen saltar chispas. "Si existe una buena comunicación y confianza, se resuelve con facilidad. Pero si no se da ese nivel de comunicación sincera, auténtica y generosa, el escenario es otro", señala la psicóloga Alicia López de Fe (tupsicologoenvalencia.es).
"Ahora es el momento de tratar lo que se necesita solucionar", afirma Carmen Montoro, psicóloga clínica de ISEP Clínic de Granada. "A veces es complicado hablar y no sabemos cómo empezar a hacerlo", reconoce. "Basta una mirada, una sonrisa o un abrazo, la comunicación no siempre debe iniciarse con la palabra. Hay que expresar de forma clara y completa todo lo que no nos ha gustado", indica. Montoro lo ilustra con un ejemplo: "Primero, exponer la situación (anoche llegaste más tarde de lo previsto sin motivo). Después, expresar cómo se siente uno (estaba enfadada/o y triste). Y explicar el porqué (había preparado una cena para los dos). Lo que espero ahora (una disculpa). Qué hacer en el futuro (avisa, llama cuando vayas a llegar tarde). Y todo sin reproches ni recordando problemas del pasado en cada conversación. Solo se trata de regresar a casa y afrontar la nueva temporada con las fuerzas del amor recargadas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario