Por qué no eres como tu hermano?". "Aprende de tu hermano". "Mira que tu hermano no me da tantos disgustos". Frases como estas son repetidas a menudo por muchos padres. Y es que aquellas odiosas comparaciones resultan casi igual de dolorosas como echarle sal a una herida, peor aún para los chicos que están en plena etapa de la adolescencia.
Cabe resaltar que el mensaje implícito en la frase "aprende de tu hermano" es, aunque cueste admitirlo, que el otro lo hace mejor y, en la mente del chico, se puede traducir simplemente en que él es peor que su hermano. Por lo tanto, según destaca el psicólogo Yohonny Ledezma, "no es un buen recurso de comunicación con los jóvenes y es peor cuanto más habitualmente se utilice, puede afectar en su formación a futuro".
Dos efectos. "Comparar no es bueno, lo que sí es bueno es tener modelos a seguir", dice Ledezma. Y cuando se refiere a modelos, hace hincapié en que estos deben ser positivos (puede ser enfocado a un músico, escritor, etc). Pero también hay que tomar en cuenta que estas comparaciones pueden tener dos lados en la relación entre hermanos. "Será positivo cuando el chico busque ser mejor que su hermano y eso lo va a motivar a conseguir sus objetivos. Pero se convierte en negativo cuando trata de conseguir esos logros haciéndole daño a su hermano", indica.
Daño a la autoestima. Ahora, cuando se habla de comparaciones entre hermanos, la influencia es tal, añade el psicólogo, ya que no son constructivas para la autoestima del adolescente. Esto va a repercutir en sus decisiones, porque el chico siempre va a buscar cómo agradar a sus padres, siendo como aquella persona con la cual se lo está comparando; por lo tanto, no va a ser realmente como quisiera ser él mismo. "Hay que tomar en cuenta que en la adolescencia es donde se reafirma la identidad y la autonomía, entonces estas comparaciones van a provocar que el chico en el futuro tenga cierta dependencia y siempre va a buscar que alguien le diga lo que tiene que hacer", añade el experto.
La actitud. Según Yohonny, "lo primero que los padres deben tomar en cuenta es que Mario no es igual y nunca va a ser igual que Pedro; por lo tanto, a los chicos hay que hacerlos sentir únicos y especiales".
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