Las relaciones sexuales pueden ser motivos de logros y satisfacciones, o por el contrario crean una serie de frustraciones e insatisfacciones, que pueden incluso afectar la relación de pareja.
Las relaciones sexuales pueden ser motivos de grandes logros y satisfacciones a nivel de pareja, o por el contrario una gran serie de frustraciones e insatisfacciones, que pueden incluso afectar la relación de pareja.
La sexualidad está rodeada de deseos, expectativas, por lo que el hombre piensa o no que debería ser la sexualidad ideal, como enfrenta la imagen corporal, y los deseos frente a la pareja. Este tema puede estar rodeado de temores en cuanto al desempeño, si es capaz o no de llenar las expectativas tanto propias como de la pareja; de ansiedades que tienen que ver con la educación sexual que reciben durante la infancia y la adolescencia, las primeras experiencias sexuales y aquellas que se han ido acumulando durante la vida.
Situaciones que afectan la sexualidad y autoestima, y por ende, el desempeño sexual posterior.
No siempre todas las relaciones sexuales son satisfactorias, en ello pueden intervenir factores físicos, emocionales, y de relación de pareja, cuando hay dificultades en la relación influye en la sexualidad, cuando hay falta de comprensión sexual, pueden vivirse momentos tensos a nivel de la relación.
Las dificultades a nivel sexual pueden vivirse desde la tolerancia y la comprensión o muy por el contrario desde sentimientos de enojo, de culpa o de culpabilización del compañero; sobre todo cuando hay problemas de disfunciones sexuales y autoestima, o cuando la sexualidad no marcha como quisiéramos o con la frecuencia que desearíamos, convirtiéndose a veces como un estímulo negativo, con el que asociamos la relación y que poco a poco se apodera de nosotros y se traduce en ocasiones como desmotivación y falta de deseo.
El sexo en una pareja debe ser la expresión de amar y sentirse amado, de entregarse totalmente. De sexualidad y de sexo, debería poder hablarse dentro de la pareja, con el fin de buscar una mayor complementariedad, y buscar las alternativas adecuadas, compenetrarse y experimentar, vivir el sexo y la sexualidad de manera abierta y sana, buscando el placer y la satisfacción mutua.
Aunque parezca sorprendente la falta de comunicación sexual, se traduce a tales puntos que las mujeres no cuentan a sus parejas que no han logrado llegar al orgasmo, no tocan el tema por no ofender, es entonces, la insatisfacción personal lo que marca la relación, lo que puede llevar posteriormente a faltas de deseo o de apetito sexual.
Cuando se presentan dificultades a este nivel, debemos ser francos con nosotros mismos, encontrar las causas y la raíz del problema y darle una solución adecuada.
Ante todo: ¡son un equipo!
La comunicación es la clave para salir del percance, una vez que conocen el punto de vista del otro, es necesario llegar a un acuerdo para resolver el problema, sea cual sea... ¡una relación es un equipo de dos!
Los pactos y los compromisos son una forma de seguir adelante y lograr un progreso positivo en la relación.
Frecuencia sexual
“Los hombres suelen estar preocupados por la frecuencia. Y el tema dispara, muchas veces, discusiones tensionantes en el seno de la pareja”, señala el doctor Juan Carlos Kusnetzoff en su sitio e-sexologia. “Generalmente, los varones sienten que no tienen una vida sexual ´como deberían´. Las mujeres, suelen opinar lo contrario”, detalla el sexólogo.
Diversos estudios aseguran que las necesidades son diferentes en ambos géneros, algo que no necesariamente responde a cuestiones biológicas sino socioculturales. Los varones han tenido más permisos para acceder al sexo y satisfacer su placer sexual, y las mujeres, en cambio, no se permiten tan fácilmente contactarse con su deseo. A la vez, la mujer tiene la sexualidad más asociada a lo emocional, algo que muchos varones han logrado separar (algo, a la vez, legitimado socialmente).
¿Pero hay una frecuencia normal?
La sexóloga Alesandra Rampolla explica en sus consultas que “hay un promedio en los Estados Unidos, pero una frecuencia normal sexual no hay. El promedio es de 2.5 veces por semana. La normalidad no existe porque cada pareja es un mundo.
Así que nunca es conveniente mirar qué está haciendo el vecino. Si para ti está bien una vez por semana y para mí es fantástico y somos felices, no hay que pensar que el vecino lo hace siete veces a la semana.
Eso generaría expectativas que no necesariamente se van a poder cumplir. Lo que importa es el universo de los dos”. Pero no es el único consejo pertinente en estos casos.
Sabías que…
• No hay que confundir la baja de deseo con la imposibilidad de sentir placer. Una vez estimulada, la persona puede alcanzar el orgasmo.
• La baja de la líbido afecta más a las mujeres que a los hombres.
• Una baja de deseo no es definitiva. Es importante tomársela en serio y no esperar a que se pase sola. Hay que hablar para actuar.
Una solución para cada situación
- Razones médicas: Algunos tratamientos hormonales, ansiolíticos y antidepresivos pueden tener un efecto de inhibición del deseo. Hay que consultar al médico, ya que podrá adaptar de otro modo la posología o la prescripción. Generalmente, el apetito sexual vuelve después de la interrupción de los medicamentos.
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