En una ocasión Jesús habló a sus discípulos acerca de la parábola del trigo y la cizaña, y les hizo notar que la cizaña siempre nace junto al trigo y que ni los propios agricultores lograban distinguir entre el trigo y la cizaña debido a su gran parecido. Por lo tanto había que dejar crecer juntos al trigo con la cizaña hasta que llegara el tiempo en que el trigo empezara a florecer para dar sus frutos, porque sólo por sus frutos se los podría reconocer y distinguir.
El trigo es un cereal cuyo grano sirve para alimentar a la población mundial, en cambio la cizaña es una yerba mala que nace al lado de aquél para perjudicar su desarrollo e incluso matarlo, para que éste no logre dar frutos a las personas que lo necesitan para alimentarse.
He tomado este ejemplo para hacer una analogía de lo que son los celos y el amor.
El amor al igual que el trigo se cultiva y los frutos de éste alimentan el corazón de las personas que lo poseen, en cambio los celos son como la cizaña, siempre nacen al lado del amor, no para ayudar, sino para confundir y destruirlo tal como lo hace la cizaña con el trigo.
En el lenguaje popular mencionamos la palabra cizaña para referirnos a esos comentarios infundados que hacen algunas personas ociosas y perversas, que no hacen otra cosa que sembrar la duda en la mente y en el corazón, de quien quieren ver destruido.
Es así que siembran el germen de la duda en nosotros y a su vez producen desconfianza que se convierte en celos.
Hay personas que suelen clasificar a los celos en dos categorías: los celos buenos y los malos, lo cual es totalmente equivocado, porque así como no hay cigarrillos buenos o uno mejor que otro, sin importar su marca, porque todos son dañinos para la salud; de igual manera los celos son todos dañinos y destructivos para la salud mental, espiritual, sentimental y física.
La gran mayoría de las personas no logran distinguir el amor de los celos, es por eso que los confunden diciendo que los celos son amores, y que si tu pareja no te cela es porque no te ama. Es como decir que la cizaña es trigo, por eso Jesús advirtió con no apresurarse a cortar la cizaña para separarla del trigo, sino hasta esperar ver el fruto del trigo, que lo distingue de la cizaña.
Es por eso que tenemos que aprender a ser pacientes y sabios a la vez. Para demostrar con el tiempo de qué estamos hechos.
Los frutos del amor son lo que distinguen a las personas sinceras de las falsas, porque el amor embellece, los celos embrutecen; el amor atrae, los celos espantan; el amor escucha, los celos gritan; el amor perdona, los celos acusan, cuestionan y condenan; el amor te abraza, los celos te rechazan; el amor es confianza, los celos lo contrario, el amor te encuentra, los celos te pierden; el amor nos produce paz, los celos intranquilidad; el amor acaricia, los celosos golpean; el amor es vida, los celos matan, y todavía podemos seguir hablando más de los efectos contrarios que producen los celos con respecto al amor. Pero si realmente queremos ser felices en la vida al lado de la persona que hemos elegido como compañero o compañera, debemos esforzarnos por mantener sana nuestra relación, con una confianza plena en la persona que amamos, pero sobre todo con una seguridad absoluta en nosotros mismos, para que nada ni nadie nos haga tambalear ni dudar de lo que tenemos.
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