En la prestigiosa universidad china de Tianjin, el profesor Xie Shu imparte clases de galanteo, con diploma incluido, a unos alumnos interesados en conseguir pololo o polola. "¿Cómo reaccionar cuando te patean? Está claro que no hay que tirarle a la rosas que le compraste. Mantén la calma", aconseja el experto. L
a universidad situada a 120 km al sudeste de Beijing es la primera del país en incluir estos cursos en su plan de estudios, y los estudiantes parecen estar encantados, ya que un total de 800 se inscribieron en el programa "Teoría y práctica de las relaciones amorosas", dirigido a una generación de adolescentes inexperimentados y que han crecido sin hermanos debido a la política del hijo único.
"La generación de los hijos únicos carece de relaciones con las personas de su misma edad", afirma la sexóloga Li Yinhe. Según ella "un niño con una hermana quizá sabría mejor cómo interactuar con una niña". Normalmente el profesor Xie, de 28 años, enseña marxismo-leninismo. Pero ha aceptado convertirse por unas horas en "coach en seducción", pese a que actualmente se encuentra soltero. Sus fichas PowerPoint le ayudan a enseñar cómo conquistar ("gouyin", en chino).
A los varones les recomienda que "cuiden su aspecto", nada de "poleras sin mangas ni pantalones cortos demasiado holgados", "no ser arrogantes" y evitar "hacer preguntas a la niña como si fuera un interrogatorio policial". "Sea cortés: sirva a la señorita primero, pero tampoco se pase", les dice. Por otro lado, a las jóvenes se les recomienda "echar mano al humor", "mirar a los niños a los ojos aunque se sientan intimidadas" y usar el lenguaje corporal, como "por ejemplo pasarse la mano por el cabello", un clásico de la coquetería.
Desde la infancia los niños chinos soportan una fuerte presión que se agudiza en la adolescencia para aprobar el "gaokao", el bachillerato hiperselectivo que decidirá su futuro universitario. Y sus padres no ven con buenos ojos que los enamoramientos los distraigan. Pero una vez que tienen el título en mano, sucede todo lo contrario. Los incitan a casarse rápidamente, de preferencia antes de los 27 años, en las mujeres, y previo a los 30, en los hombres. El celibato es motivo de preocupación o de burlas.
Para Wang Huan, de 22 años, estos cursos son una bendición. "Antes de la universidad mis padres no querían que tuviese pololo", explica. "Sin experiencia, la principal fuente de información sobre el amor son las series de televisión surcoreanas". No se habla de sexo ni se enseña a dar besos Sentada al fondo, Qian Zijun, de 23 años, escribe en su notebook las recomendaciones de Xie. "Cuando me enteré de que se impartiría este curso, me pareció increíble", explicó la joven, quien aún no ha pololeado y quiere "trucos" para salir airosa de una cita.
"El profesor nos da consejos teóricos, pero lo importante, después, es la práctica". De sexo no se habla. "No enseñamos a los estudiantes cómo besar", comenta Xie Shu con una sonrisa, "sino cómo romper el hielo y comunicarse correctamente con el sexo opuesto". Wang Rui, de 23 años, promotora del proyecto y directora de una asociación estudiantil de encuentros, asiente: el curso no está destinado a los mujeriegos.
"Algunos estudiantes quieren a cualquier precio tener una experiencia en la universidad, poco importa con quién. Pero nosotros enseñamos una visión correcta del amor". La sexualidad entre los jóvenes chinos es un tema que no ha variado mucho con los años. Un ejemplo es la edad promedio para la primera experiencia sexual, que ha bajado muy poco entre 2000 y 2015, pasando de 22,7 años a 22 años, según un estudio del Instituto de Sexología de la Universidad Renmin.
China y su transición amorosa "Los chinos son reservados. Por eso los estudiantes, cuando comienzan una historia de amor son entusiastas pero sobre todo se sienten desamparados", afirmó Cang Jingnuan, autora de un ensayo sobre las dificultades en las relaciones entre hombres y mujeres. "Sus padres se han casado más por convencionalismos sociales que por amor y son incapaces de aconsejarlos", aseguró.
La asistencia a clase da "puntos" o créditos, como otras actividades sociales o deportivas necesarias para el título de carrera. Y además del galanteo, la asignatura incluye otras siete lecciones con vertientes psicológicas ("Antes de amar a otro hay que amarse a sí mismo") o prácticas ("Los problemas legales de las relaciones amorosas"). Es "muy útil", opina Pan Xingzhi, fundador de una empresa de asesoramiento en relaciones amorosas.
"En China las costumbres se occidentalizan, pero la tradición sigue presente. Las jóvenes, en particular, no saben cómo hallar un equilibrio entre sus sentimientos y las expectativas" de sus familias. Para muchos padres, el yerno ideal es aquel capaz de ofrecer seguridad material, sobre todo un inmueble. "China, con su desarrollo ultrarrápido de los 30 últimos años atraviesa -según Pan- una transición económica, pero también amorosa".
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