En la sala de espera se corta la tensión y todavía no he abierto la puerta. El silencio sepulcral indica que Nacho y Alba, nombres inventados pero pacientes reales, están de morros por enésima vez. Por unos segundos mi estómago se encoge. Respiro, abro la puerta, y no me saludan. Comienza el intercambio de riña y discusión. La Guerra de los Rose. Sus voces y movimientos indican ira, amargura y enfado, pero en su corazón desean afecto y valoración. Cuanto más amor anhelan, más ira se dispensan. Temen la separación, aunque amenacen mil veces con dejarse. Es una relación ni contigo ni sin ti. Hostil-dependiente, según la psicología.
La pareja tiene su propio ciclo vital, evoluciona y pasa a través de diferentes etapas, al igual que los individuos que la integran. Cuando comienza una relación somos uno, no hay resquicios ni diferencias. En esta etapa simbiótica nadie quiere romper el globo rosa. Todo nos parece bien. Después surgen, inevitablemente, las primeras decepciones; el otro no es tan alma gemela, lo bajamos del pedestal y él nos baja a nosotros. Se acabó el mundo rosa. Para las parejas sólidas, éste es un proceso gradual, donde se valoran las diferencias y las similitudes, se redescubre el gusto por los espacios propios y se aprende a negociar y pactar. Esta fase se denomina diferenciación. Las parejas ni vivo ni dejo vivir se atascan en este punto.
El deseo de que el compañero vuelva a ser como uno quiere se abre camino y se encolerizan cuando esto no sucede. La felicidad desaparece según emerge la realidad. Incapaces de negociar se quedan encerrados en asaltos de dolor mutuo y conflictos.
Diferencias
Su contradicción es que ambos creen que el otro debe mostrarles afecto y reconocimiento y, a la vez, están convencidos de que el compañero no se merece recibir el mismo cariño. Para ganárselo habrá de cambiar en la dirección de sus expectativas ¡por supuesto! Exigen afecto y cuando se les ofrece lo rechazan. "¡Demasiado tarde!", grita Alba cuando Nacho organiza una cena sorpresa.
La otra paradoja es que están dispuestos a admitir cómo la conducta del compañero les afecta y les amarga la vida, pero no ven el efecto que su proceder tiene sobre el otro porque sus necesidades y creencias están por encima de cualquier incomodidad que pueda sentir el partner. El "qué me estás haciendo" es la obsesión; "No me gustas, te abandonaré" es su conclusión.
Plan de acción
Alba y Nacho se van de vacaciones. Éste es su plan de trabajo para el periodo estival. La premisa fundamental es qué puedo hacer yo para que esta relación funcione y no al revés. Bajar el nivel de hostilidad. No sirve insistir en el contenido del conflicto mientras haya agresividad, por eso, se para la bronca y se pide tiempo muerto cuando comience la escalada hostil. Quien detiene el conflicto retomará el tema una vez que se haya enfriado el ambiente. Si no se ve ninguna salida, no se debe seguir insistiendo.
Evitar la conducta de aguantar/explotar, las competiciones "y tú más" y las regañinas. Pare, cierre los ojos, respire, intente pensar en algo positivo y, cuando lo consiga, continúe. Si no es posible, concéntrese en otra cosa o en recuerdos agradables. Si sigue la ira, haga ejercicio o alguna actividad lúdica. Retome el tema al día siguiente.
Aumentar el nivel de escucha. Hay que cambiar la manera de verse mutuamente como malos por una forma más positiva, en la cual no deben esperar que el otro se comporte según lo que uno espera.
Es bueno hacer un ejercicio que consiste en que un miembro de la pareja habla cinco minutos y después lo hace el otro. No debe de haber interrupciones durante este tiempo. Realizar este juego al menos una vez a la semana y cada uno propondrá un tema.
Límites en las discusiones. No está permitido gritarse, el insulto, traer a la conversación conflictos de la semana anterior o desacuerdos del pasado, amenazar con romper o con dejar el proceso de cambio al menos en tres meses, darle vueltas una y otra vez al problema. Sí está permitido centrarse en un solo conflicto, llegar a un pacto aunque sea temporal, incluso de un solo día, pedir disculpas y usar el humor.Tiempo de ocio por separado. Hacer al menos una vez a la semana una actividad de ocio solos y también disponer de amistades y actividades externas.
Isabel Serrano Rosa es psicóloga en www.enpositivosi.com
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