Las fantasías eróticas son aquellas cuyo contenido se centra en lo sexual. En lo demás no se diferencian de cualquier otro tipo de fantasía, como la que lleva a una mujer a soñar que es una bailarina clásica o a un varón con ser el goleador de su equipo, por solo mencionar dos estereotipos.
La imaginación nos permite transportarnos, sin ningún costo adicional, a situaciones deseadas o prohibidas.
Desde la niñez, las fantasías son el vehículo de nuestros más ocultos deseos, algunos inocentes y otros no tanto.
Si bien es cierto que el desconocimiento, la falta de respuestas o la represión son grandes generadores de fantasías, de ningún modo debe pensarse que todas son la consecuencia de una limitación o carencia afectiva y sexual. Muchas personas recurren a ellas como un factor de enriquecimiento de su vida amorosa.
A continuación se presentan extractos del libro “Derecho al goce” de Adrián Sapetti, del médico argentino especialista en psiquiatría, psicoterapeuta y sexólogo.
Tipos de fantasías sexuales
Podríamos intentar tipificar algunas fantasías eróticas para facilitar su comprensión y, a la vez, disminuir la angustia de muchas personas que se alarman cuando las tienen porque se sienten como perversos, anormales o enfermos, en lugar de aceptar que los sueños, utopías, delirios y vuelos imaginarios son universales:
* Las que ayudan a excitarse: res- ponden a un placer de tipo narcisís- tico, pues quien las produce no per- sigue otra finalidad que regodearse imaginándolas.
* Algunas sirven para masturbarse: aquí entra en juego un otro. Se conciben situaciones, personas y lugares con el fin de lograr una excitación que será liberada a través del acto masturbatorio.
* Las que suplen carencias: comunes a algunas personas solteras, maduras, viudas o viudos y de la tercera edad de ambos sexos.
*Existen fantasías que permiten realizar el coito o sirven como ingrediente: hay personas que no pueden tener actividad sexual si no encienden sus fantasías a través de material gráfico o audiovisual y otras aderezan el encuentro fantaseando determinadas situaciones, inclusive pensando en otra persona que no es su pareja.
* Las compartidas con la pareja que procuran aumentar la pasión: pueden incluir juegos donde se interpretan escenas, lugares, personajes o roles diferentes.
* Fantasías sadomasoquistas: en ciertos casos, aparece la necesidad de lastimar, de infligir castigos, o de ser castigados.
Entre las mujeres, estas son algunas de las fantasías más comunes, que se escuchan en el consultorio o en mensajes en internet:
* Las de poder, de gran potencia o de dominio sexual.
* Las fantasías de escenario: están en un lugar exótico, en una playa, en la arena, en una piscina o en el mar.
* Las de la mujer que se coloca en actitud de idolatría: es deseo exclusivo del varón y sus atributos.
* Las voyeuristas: imaginan mirar a un varón que se desviste o a una pareja haciendo el amor.
Una variedad, muy prevalente entre los varones, es de querer ver a dos mujeres teniendo relaciones sexuales entre ellas.
* Las fantasías “colectivas”: representan el deseo de intercambio de parejas o de sexo grupal.
* Las de contexto variado: ellas imaginan un lugar o situación determinada, por ejemplo, que están en una playa del Caribe o en la plaza.
*Algunas que giran en torno a personas o personajes, que general, tienen que ver con varones inaccesibles, como la pareja de las amigas, los compañeros de trabajo o un famoso. Las estadísticas revelan que la mayor parte de las fantasías se dan con personas conocidas o allegadas.
* Las preparatorias: hay personas que se obsesionan esperando el primer encuentro sexual con una nueva pareja. Estas fantasías sirven para calmar la angustia.
*Sin lugar a dudas, el sexo se enriquece con las fantasías. Por supuesto, las personas deberían tener una vida sexual, en lo real, lo suficientemente intensa e interesante como para que las fantasías funcionen como complemento o ingrediente, sin llegar nunca a sustituirla. También suelen ser un antídoto contra la rutina sexual.
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