domingo, 3 de junio de 2012

El ABC de las relaciones tóxicas

LAS RELACIONES TÓXICAS | SON MÁS COMUNES DE LO QUE SE PIENSA; PUEDEN OCURRIR ENTRE PAREJAS, FAMILIAS, AMIGOS Y COMPAÑEROS DE TRABAJO.

El diccionario define a tóxico como el adjetivo que se usa para designar y calificar a todos aquellos elementos o sustancias que resultan nocivos a algún organismo. Las relaciones humanas también se inscriben dentro de este concepto, siendo que existen algunas relaciones que son dañinas, y hasta fatales.

En Santa Cruz se llevará a cabo a mediados de junio, el taller Relaciones Tóxicas, dictado por la Lic. Marlene Cossio, con quién hablamos acerca de este tema para definir qué son las relaciones tóxicas y quiénes las protagonizan. Contrario a lo que se pueda pensar, no sólo se dan entre parejas, sino entre padres e hijos, entre amigos y hasta entre compañeros de trabajo.



DEFINIENDO

Una relación tóxica es aquella donde una, o las dos personas, sufren más de lo que gozan, o se desgastan más de lo que crecen. Las más injustas son aquellas relaciones tóxicas entre padres e hijos, por ser las más desiguales. “Entendamos por tóxico tanto el que me hagan daño como el que me hagan exceso de bien porque es tan tóxico lo uno como lo otro. Si a una planta la dejas de regar se muere, y si la riegas en exceso también”, explica la Lic. Cossio. “Una persona extremadamente condescendiente, que no te da tu espacio, te limita y te cohíbe, abrumando con su amor, es absolutamente tóxica.”

Este tipo de toxicidad es más común en la relación entre padres e hijos. El niño no puede hacer nada porque el padre (o la madre) es la ley, el proveedor. Generalmente los niños somatizan estos problemas llegando a enfermarse. Aquí entran aquellos niños que tienen problemas con los esfínteres, alteraciones de sueño, trastornos alimenticios, que rinden mal en colegio, tienen pésimas habilidades sociales y que incluso llegan al llamado bullying, ya sea como agresores o como agredidos, debido a la toxicidad que tienen en la relación con sus padres. Cualquiera de estos síntomas debe llamar la atención de los progenitores.

¿Cómo se puede dar cuenta un padre o una madre de que está amando demasiado? “Si vemos que nuestro hijo no está creciendo de forma pareja, tanto física, intelectual como espiritualmente, debería llamarnos la atención porque somos los proveedores de ese niño en todos los niveles. El problema de las madres sobre todo, es que las mujeres basamos nuestra autoestima en ser necesitadas, mientras tenemos alguien que nos necesita, esa persona nos equilibra. En las relaciones tóxicas tiene que haber el que necesita y el que da, y ambos se complementan perfectamente. Para que la rueda deje de girar se tiene que quitar una de las partes: o se corre aquel que necesita, o aquel que da, si esto no sucede la relación seguirá funcionando así. Las mujeres cifran mucho su valor en ser necesitadas, lo que es un gran error.”

Este error nace de una baja autoestima, “nosotros tenemos el concepto de si, o de autoestima, que se va generando en base a la palabra. Los primeros en emitir palabra autorizada son los padres que dicen si eres lindo, feo, tonto, bueno, etc., luego están los maestros y los pares, amigos, etc. Todos ellos van armando un concepto de lo que supuestamente uno es. Se puede seguir viviendo en esa idea si es que uno no se detiene a renegociar esas creencias, donde generalmente las que más cuestan validar son las limitantes. Este momento de renegociar se da cuando uno nota la incomodidad de cosas que no funcionan, y que pasan recurrentemente.”

De acuerdo a Cossio, el mayor error que un padre (o una madre) puede cometer es no ver a su hijo, no captar sus fortalezas y debilidades y no entender que no hay una fórmula en la cual pueda encajar a todos sus hijos, si no que cada uno es un mundo diferente.



LOS “NO DESEANTES”

Marlene Cossio cita a la psicóloga chilena Pilar Sordo, en el concepto de que se está criando una generación de chicos no deseantes que tienen todo antes de pedirlo y ya no necesitan desear. Por ello es tan común el fenómeno de ver adultos de 30 años que continúan viviendo con sus padres porque tienen los privilegios de los solteros (no tienen responsabilidades económicas ni del cuidado de un hogar) y de casados (porque tienen sexo y diversión sin tener que rendir cuentas). “Estamos criando una generación de jóvenes muy tranquilos y cómodos, no una generación de lucha, que busca y se empeña, que consigue. Hoy un crío de 12 años tiene un BlackBerry, o un Iphone… Los padres quieren compensar tanto sus ausencias dando cosas materiales, que los chicos ya no tienen qué desear. El tema no es qué hace el hijo con lo que siente sino cómo lo mitigan sus padres; una madre se siente en la obligación de hacer que su hijo no se aburra por ejemplo, cuando es el niño el que debe hacerse cargo de su propia diversión. No olvidemos que todos los avances que ha tenido la humanidad han partido de alguna incomodidad.”



EL NO AMOR

El no amar también se manifiesta en la palabra, y a veces se lastima a los hijos con adjetivos muy duros que destrozan la autoestima. El padre varón es el que le da a su hija, sobre todo, la identidad. Si el padre (o alguien que asuma el rol parental ante esa niña) no consigue posicionar a su hija en el mundo diciéndole que tiene derecho a estar, a existir, a ser amada, esa niña se criará con esa carencia. “Si el padre falla en hacer ese trabajo, esa mujer buscará llenar esa falencia en su marido, por eso hay tantas mujeres que se casan buscando un padre, y obviamente no hay marido que pueda cumplir las dos funciones, que además son antagónicas. Si una mujer no encuentra ese posicionamiento en su padre y tampoco en su marido, delegará la función a su hijo varón y ahí están las suegras que no dejan en paz a las nueras y nunca rompen el cordón umbilical con su hijo buscando que se les dé un lugar.”



TÚ Y YO

En el caso de las parejas se comienza con el círculo de la violencia, que va creciendo primero con insultos, con violencia psicológica y que puede llegar a los golpes. En una relación tóxica, no necesariamente de pareja, existe culpa, sarcasmo y burla, para manipular a la otra persona y minar su autoestima y su capacidad de decidir. Una relación tóxica es aquella donde se pasan por alto cosas que, si no se estuviera en esa relación, no se dejarían pasar, por ejemplo valores, gustos, etc.

¿Por qué uno se involucra en relaciones tóxicas? Primero por la baja autoestima, después por creerse salvador de la otra persona, o por asumir el rol de víctima. Otro componente, muy común, que puede hacer que uno se involucre en una relación tóxica es el deseo de estar acompañado a cualquier precio, o la necesidad imperiosa de cumplir un rol social. Y a veces el capricho también funge como motivo para involucrarse en una relación tóxica, así como el miedo a seguir avanzando en la vida por lo que una relación tóxica es la justificación (yo quería pero el/ella no me dejó).

En una relación tóxica una o las dos personas pueden tener estas características. En una relación tóxica se sufre permanentemente un acoso de culpa; la persona tóxica juega a hacer sentir a la otra persona culpable de lo que sucede. Una persona tóxica monitoriza constantemente lo que hace la otra persona porque no puede dejarle un espacio para que descubra que está en una relación tóxica, y utiliza la desconfianza, la traición y el menosprecio.







Perfil

Marlene Cossio Rojas es cruceña. Lic. en Ciencias de la comunicación

Licenciada en Psicología. Especialista en Psicoterapia Sistémica. Formada en Psicoterapia Gestáltica. Practitioner en Program. Neurolinguistica. Master en Program. Neurolinguistica. Trainer en Program. Neurolinguistica

Practitioner en Emotional Freedom Techniques – EFT. Coach Ontológico – en formación.

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