Las respuestas emocionales de las mujeres pueden variar de manera significativa en el periodo premenstrual. Los estados depresivos o crispados en este periodo son conocidos como síndrome premenstrual (SPM). Además, investigaciones sobre psicología femenina han demostrado que, durante la prepubertad, los chicos son el doble de propensos a necesitar psicoterapia que las chicas.
Sin embargo, a partir de entonces, ocurre justo lo contrario: las mujeres son el doble de propicias a la ansiedad o a los trastornos depresivos que los hombres. Esta vulnerabilidad psicológica incrementada de las mujeres comienza con el inicio de la adolescencia y se prolonga hasta los 55 años, en paralelo a los cambios en los niveles de estrógeno (hormonas sexuales femeninas) que se desarrollan en sus organismos.
De hecho, se cree que el 95 por ciento de las mujeres padecen trastornos anímicos cíclicos o incrementos notables de las emociones negativas, que van a la par con las fluctuaciones de los niveles de estrógeno de sus cuerpos.
EL ESTRÓGENO ES EL CULPABLE
El estrógeno tiene una amplia gama de efectos en el cuerpo y en el cerebro. Ejerce influencia sobre el sistema nervioso central a través de complejos mecanismos fisiológicos y psicológicos, y puede afectar a la eficiencia de los neurotransmisores de la amígdala, el hipocampo y los lóbulos prefrontales, regiones cerebrales relacionadas con la cognición y las emociones.
Por todo, es importante conocer el papel de estas hormonas en la psicología de las mujeres. Con este fin, científicos de la Universidad Normal de Pekín, en China, han revisado las investigaciones realizadas al respecto en los campos de la neurociencia, la psicología y la endocrinología.
Los investigadores esperan que los resultados obtenidos en esta revisión contribuyan a comprender bien cómo el estrógeno y sus cambios pueden afectar al estado anímico femenino durante décadas.
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