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viernes, 15 de febrero de 2013
Disfruta del amor y la alegría a plenitud
AMOR
No existe energía más poderosa que la energía del amor. El ocuparnos de desarrollar la capacidad de amar, de expresar ese amor y de abrirnos a recibirlo, expande, nutre y activa nuestro cuarto chakra. El limitarnos por miedos, prejuicios y orgullo a este intercambio de amor siempre va a bloquear e inhibir el centro cardíaco. Esto a la larga se puede manifestar en toda una variedad de condiciones que afectarán adversamente nuestro sistema cardiovascular y respiratorio.
En otras palabras, que el verdadero amor siempre nos fortalece y la falta de él nos debilita. Pero cuando hablamos del amor asociado a este chakra, nos referimos a un sentimiento completamente diferente a los centros de energía mucho más elevada, de más alta vibración, pero llegar a conectarnos con esta energía requiere voluntad y trabajo. Para abrir este chakra necesitamos, primeramente, querer amar y, segundo, buscar oportunidades para hacerlo.
El amor nace espontáneamente cada vez que apreciamos la presencia de un ser en nuestras vidas. Nota la sensación que experimenta en el área de tu pecho cuando piensas en alguien que amas incondicionalmente. Puede ser inclusive hasta una persona que no conoces bien, pero que en algún momento fue desprendida o generosa contigo. Es posible que al conmoverse con esa energía de amor que está invocando, tu corazón parece expandirse y tornarse liviano. Así se siente el verdadero amor, ese que nace del centro de nuestro corazón espiritual.
Muchas personas se quejan de “falta de amor”, pero lo cierto es que una vez que comenzamos a dar amor, sea a quien sea, el amor comienza inevitablemente a llegar de vuelta a nosotros. Tal vez no llegue exactamente como tú lo esperas, o a través de la persona que tienes en mente, pero ese precisamente será tu gran reto, el abrirte a las posibilidades de amor que tienes alrededor sin cuestionarlas.
Mueve este aspecto de tu energía emocional buscando oportunidades para dar a otros ese amor que llevas dentro. Una sonrisa, una palabra de apoyo o un pequeño acto de generosidad, todos constituyen ejercicios de amor. No temas a recibir el amor y el agradecimiento de otros, y permite que esa energía abra tu corazón. Recuerda siempre que tienes una capacidad ilimitada para el amor incondicional. Pero te toca a ti buscar y encontrar con quien compartirla.
ALEGRÍA
Contrario a lo que muchos piensan, la alegría no es sinónimo de felicidad. Nos describimos como “felices” cuando nos sentimos libres de sufrimiento. Eso hace a la felicidad algo sumamente efímero y generalmente dependiente de factores externos a nosotros.
La alegría, sin embargo, es un estado que podemos alcanzar aun cuando estamos pasando por momentos difíciles. Es esa sensación de contento, de apertura, de esperanza, que no depende en realidad de nuestras circunstancias, sino de nuestro estado de conciencia interior. Si miramos el mar durante una tormenta, por ejemplo, vamos a observar el viento azotando esa superficie y generando marejadas de fuerza violenta y destructiva. Sin embargo, en el fondo de ese mismo mar todo es paz, todo es calma, todo es sosiego. Así visualizo yo esa alegría interna que se aloja en la energía de nuestro chakra cardíaco.
Mueve este aspecto de energía emocional dándote permiso para encontrar aquello que te hace reír, disfrutar, gozar, y en ese proceso, conéctate con esa fuente de alegría. La alegría surge espontáneamente cuando dejamos de tomarnos demasiado en serio y aprendemos a reírnos de nosotros mismos. Nace también del sentimiento de orgullo por nuestros logros, especialmente cuando los dedicamos a otros, conectándonos así con un propósito de vida.
Vivir alegre, es vivir con el pecho hinchado y abierto a las posibilidades que nos depara el futuro, nutriéndonos de la maravillosa energía de amor de nuestro centro corazón.
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