"Para que exista una pareja se necesitan dos personas, y en esa equidad cualquiera de las dos puede llevar la iniciativa en la cama", así lo afirma el sexólogo Erland Roca. Según él, ambos pueden proponer y disponer, seguir el juego de la seducción y lograr la combinación perfecta en el juego del amor.
Etapa preliminar. En esta primera parte, de llevar la iniciativa en la cama, debes preparar a tu pareja con las mejores técnicas de seducción que tengas e imagines. Se vale desde una cena romántica, una salida a bailar, una simple invitación para ver una película o, tal vez, la convocatoria para un encuentro fuera de serie.
"La sexualidad es algo único para cada persona, y por eso también cada relación es única. Para poder 'ser compatible' con mi pareja, tengo que saber qué le gusta a él o a ella y no qué les gusta a las mujeres o a los hombres en general", explicó Carolina Rivero, sexóloga de Neurocenter.
El arte de encandilar. Si has compartido un tiempo razonable con tu pareja y conoces qué le gusta y qué no, debes apuntar a sus puntos débiles. Ahí debes hacer uso de toda tu artillería pesada. Desde el lenguaje no verbal, como las expresiones del rostro, la actitud y la vestimenta sexy, hasta las descripciones verbales al oído de lo que le harás a tu pareja son permisibles. Tanto el hombre como la mujer disfrutan de un preámbulo que los ambiente e incite a dar el siguiente paso.
A la hora de la verdad. El sexólogo sostuvo que las posiciones en el altar del sexo también son importantes para liderar. La típica pose del misionero favorece a los hombres, física como placenteramente, porque son ellos los que están arriba. Mientras que la andrómaca es para demostrar el poderío de las chicas, porque ellas están encima. No está demás saber que esta postura ralentiza el goce masculino. Interesante para los hombres que eyaculan demasiado rápido.
El 69 es el placer a tono. Los labios y la lengua de cada uno tienen acceso a las zonas más sensibles del cuerpo. Además, es una posición ideal para aumentar el placer y la excitación de los amantes.
Y para los más románticos está la pose de las cucharillas, que es cuando los dos se tumban del mismo lado, como las mismas. El hombre pegado a la espalda de la mujer, como si la protegiera de algo. El único requisito para disfrutar de esta pose es que te tienen que gustar los abrazos y las caricias suaves y tranquilas.
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