Adriana teme que su pareja se enamoró de otra mujer, pues últimamente él no quiere hacer el amor y parece que nada que ella hace lo excita, lo que resulta devastador para cualquier mujer. Como ella, muchas pueden ser víctimas de angustiantes pensamientos como éstos, pero en muchos casos el problema “no eres tú”, sino él.
La disfunción sexual es la dificultad durante cualquier etapa del acto sexual (que incluye deseo, excitación y orgasmo) que evita al individuo o pareja el disfrute del sexo. “Las disfunciones sexuales son una serie de síndromes donde se altera o trastorna alguna parte de la Respuesta Sexual Humana (RSH). Existen al menos tres clasificaciones en sexo patología, la más clara es aquella que reconoce tres partes del proceso de la RSH: los trastornos en la fase del deseo sexual, de la excitación y del orgasmo. El problema se puede presentar en una o más de estas fases”, explica el sexólogo José Luis Harb para agregar que hay otras disfunciones existentes clasificadas como Parafilias o Trastornos Sexuales No Específicos. “En el caso de las disfunciones sexuales masculinas, la eyaculación precoz, la incompetencia eréctil y la apatía sexual son las más frecuentes. Pero además están las fobias sexuales, los síndromes de angustia sexual y las adicciones sexo eróticas, que también son frecuentes”, dice.
Las disfunciones sexuales pueden manifestarse al comienzo de la vida sexual o desarrollarse más adelante; puede ser resultado de un problema físico, emocional o psicológico. “Las causas son diversas, pero siempre serán de origen biogénico o de origen psicogénico (como historias de vida, abusos, depresión, traumas, trastornos de personalidad, etc.)”, explica el especialista para añadir que en muchos casos la disfunción puede ser psicológica y física a la vez.
“Para establecer un diagnóstico es recomendable una estrategia diferencial, que permita una identificación correcta del trastorno, que es el primer paso de la terapia y la cura clínica. Para ello se debe descartar las causas físicas. Si no se encuentran razones clínicas, se aplican estrategias psicoterapéuticas o sexoterapéuticas simultaneas”, dice Harb.
Sin embargo, para hablar de un padecimiento sexual éste debe ser persistente y darse por un periodo sostenido de por lo menos tres a seis meses. Y es que hay hombres que experimentan un problema sexual de vez en cuando y que “se desesperan porque alguna vez fracasan, pero esto no constituye un cuadro en sí mismo. La autosugestión y el miedo puede llevar a una disfunción real”, aclara el sexólogo.
Investigaciones sugieren que las disfunciones sexuales son comunes, no obstante no se habla de ellas, especialmente si el afectado es hombre. La buena noticia es que muchos casos de disfunción sexual son tratados, pero para ello es importante compartir tus preocupaciones con tu pareja y médico. A diferencia de lo que muchos creen, lidiar con una disfunción puede ser algo bueno para la pareja, siempre que exista comunicación, amor y se busque ayuda profesional.
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