“Al marcar el número de una amiga, confundí un dígito y me contestó un chico muy amable, le pedí disculpas y me dijo que podíamos ser amigos. Desde entonces lo empecé a llamar con frecuencia. Cuando llegó el día de conocernos me la pasé en el espejo para verme mejor que nunca. Al llegar al lugar de la cita, fue tanta la decepción al ver a un señor gordo, de lentes y casi sin pelo, que me dispuse a retroceder, pero me reconoció y me llamó por mi nombre”, cuenta Ana Paola (26).
Como Ana Paola, muchos hombres y muchas mujeres, jóvenes y adultos, han pasado por esa experiencia. A algunos les habrá tocado conocer a alguien por Facebook o por intermedio de un amigo, pero en todo caso, todas son citas a ciegas. “Hombres y mujeres se enfrentan de manera distinta a estos encuentros. Los hombres son más prácticos y sólo van con la expectativa de conocer a una mujer. Ellas, en cambio, tienen más ilusiones de que la cita sea exitosa”, señala el psicólogo Carlos Velásquez.
Las expectativas con las que cada persona llega a una cita a ciegas dependen de la edad, el sexo y la forma en cómo se gestó. En la adolescencia, este tipo de encuentros son bastante comunes y de total normalidad. Pero en personas mayores de 25, y hasta los 35, estos encuentros generan más ilusión, sobre todo si se trata de una persona que necesita encontrar amor. La perspectiva cambia después de los 35 años, sobre todo si la persona está sola, ya que anhela tener una pareja por una necesidad personal y social. En todo caso, el psicólogo alerta sobre las citas a ciegas y sus riesgos. Además te da consejos sobre lo que debes saber antes de asistir a una. “Es mejor tomar precauciones y no crear falsas ilusiones”, dice.
Pregúntale a tu amigo gay
Salvador G
Te ayuda con los problemas del corazón. Escríbele a mia@la-razon.com
Vivo con mi pareja desde hace cinco meses y nos estamos llevando cada vez peor. Nos amamos, ambos sabemos eso, y seguimos teniendo momentos buenos, esos que suelen pesar más que los malos. Pero estas últimas semanas nos peleamos casi todos los días y yo no puedo parar de llorar, me siento muy mal conmigo y con mis errores. Todo es motivo de conflicto: el orden, si salgo, qué se pone, quién limpia, dónde va… Quiero cambiar muchas conductas que sé que están de más, pero él me tiene cada vez menos paciencia y la culpa me está matando. Nos decimos cosas muy hirientes y, por más que nos perdonemos, estamos demasiado dolidos como para poner nuestra mejor cara. Con él viví lo más lindo de mi vida, realmente duele pensar en que la única solución es la separación, y sé que él lo pensó también. ¿Qué podemos hacer? Desesperada
Querida amiga mía. ¡No desesperes! Primero, quiero felicitarte por la noble disposición de reconocer tus errores y por querer hacer algo sobre ellos. Sin embargo, estoy seguro de que él tampoco es perfecto y tiene también muchos defectos y virtudes. Quizás una de las deficiencias sea la impaciencia, por ejemplo.
Quizá la respuesta más sencilla hubiese sido mandarlos a un psicoterapeuta de pareja, pero sé que no todos tenemos el dinero o la confianza de buscar uno, por lo que lo hice yo por ustedes y me recomendó este interesante ejercicio, que espero les sea de alguna utilidad.
Desde luego, es importante que ambos estén muy abiertos a querer solucionar las cosas y lleguen a un acuerdo de no agresión y paciencia, para que todo salga bien.
Cada uno ponga en la mesa cinco cosas del otro que les sean difíciles de sobrellevar. El otro debe elegir dos que desee negociar para lidiar más adelante (la hora de llegada, por ejemplo). Al mismo tiempo, se comprometerá en mostrar mejoras importantes en los temas que dejó sobre la mesa en un plazo prudente. Durante el tiempo que dediquen a superar cada dificultad, el otro no debe recriminarle los puntos que se quedaron suspendidos. Si creen que les será difícil ponerse de acuerdo, inviten a alguien muy cercano a ambos, que sea neutro y maduro, para que les acompañe durante el proceso.
Lee esta carta con él y pónganse la meta de solucionar sus diferencias en pareja para mostrarse a ustedes mismos que en sus corazones pesa más la tolerancia, el amor y el perdón, que la rabia, el rencor y la impaciencia.
Si al cabo de un tiempo las cosas no mejoran, les sugiero analizar una separación por tiempo definido o indefinido. Es no implica que terminen, solamente que den un paso atrás para ver las cosas desde una mejor perspectiva, pues por lo que leo, las peleas son de convivencia y se iniciaron en el momento en que comenzaron a vivir juntos.
Ten paciencia y, con ella, la situación mejorará. Con mucho cariño,
“Pónganse la meta de solucionar sus diferencias en pareja para mostrarse a ustedes mismos que en su corazón pesa más la tolerancia, el amor y el perdón”.
BAJAR EL NIVEL DE ANSIEDAD
Prepararse para una cita a ciegas genera unnivel de ansiedad que no siempre se maneja de forma correcta. La intriga por el candidato o candidata en cuestión, sumada al deseo natural de agradar, muchas veces hace que la persona esté tensa, insegura o se comporte como un personaje que poco tiene que ver con ella. Lo mejor es que hagas como si fueras a encontrarte con algún amigo o amiga ya conocida.
LAS COSAS CLARAS
Puede pasar que la persona que has conocido no sólo no te resulte atractiva sino que hasta te genere rechazo. Si es así, lo mejor es dejar claro y de manera amable, al finalizar la cita, que uno no está interesado en un segundo encuentro para no crear falsas expectativas ni tener que esquivar futuras invitaciones. Pero si hay algo que te interesó, dale una segunda oportunidad, de seguro les irá bien a ambos.
¿ÉXITO ROTUNDO?
Si la salida para ti fue un éxito rotundo y crees que encontraste a tu media naranja, debes tener cuidado y avanzar lentamente para no asustar a la otra parte. Ocurre mucho que el entusiasmo inicial de una persona por otra no sea correspondido. Por eso no cometas el error de excederte con llamadas, invitaciones o mensajes de texto. Eso puede abrumar a la otra parte, que podría desistir de hacer una segunda cita.
CONFIRMA QUIÉN ES
Si mantienen contacto por correo electrónico, debes averiguar ciertas cosas que descubran su verdadero perfil. Por ejemplo, hazle la misma pregunta dos o tres veces en distintas oportunidades. Así sabrás si miente o no. Consigue el teléfono fijo de su casa y llama. Si contesta otra persona, busca información. Si decides ir a la cita, que alguien vigile hasta convencerse de que realmente estás fuera de peligro.
BUSCA UN LUGAR PÚBLICO
Siempre debes preocuparte por tu seguridad. Si te verás con alguien que conociste por medio de alguna red social, investiga si es quien dice ser entre los amigos en común. Si no logras ninguna referencia, mejor abstente. Si decides proseguir, que el encuentro sea en algún lugar público y abierto. Nunca le des la dirección de tu casa ni tu número fijo y exige que antes te haga llegar su fotografía, así sabrás a qué atenerte.
DEJA QUE FLUYA
Deja que las cosas fluyan de forma natural, ten seguridad de que conocerás a alguien diferente y que si no es quien esperabas cuando lo veas cara a cara, puede llegar a ser un buen amigo, no necesariamente tiene que ser tu pareja. A veces, con el paso del tiempo, llegas a enamorarte de quien menos piensas y en estos casos pesa más su forma de ser que su apariencia. El tiempo tiene guardadas muchas sorpresas.
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