Muchas veces los niños confunden el pensamiento fantástico con la realidad. Ayúdales a diferenciar ambos y a cultivar la honestidad
Eso de que los niños siempre dicen la verdad es mentira. El dicho rescata la inocencia de los pequeños, pues, como señala Alexis Olivares, psicólogo de niños, más que mentir, suelen inventar situaciones a causa de su imaginación. Si tu hijo te cuenta que “el perro de mi compañero de curso vuela”, claramente es falso, pero puede tornarse en una costumbre peligrosa si se pierde la valoración de la verdad.
Lo importante es evaluar lo que lo indujo a inventar, indagando a fondo el tema y tomando en cuenta la edad del niño, porque no todos mienten por la misma causa. Los menores de seis años tienden a imaginar cosas. “¡Mamá, mi cepillo me habló!”, puede decir, pero si empiezas a cuestionar lo que dijo, no podrá sostenerlo por mucho tiempo. “Ellos suelen utilizar la mentira porque viven en un mundo de fantasía o porque quieren evitar castigos”, agrega el especialista.
Si rompe un florero, uno muy pequeño puede decir: “Entró un gato y lo rompió” y uno algo mayor puede simplemente negarse. Pero ambos buscan eludir la culpabilidad.
“Éste es un proceso natural en la persona que se empieza a desarrollar, no sólo física sino cognitivamente, implica que aprendió a manejar la imaginación, a diferencia del niño chiquito que vive en un mundo de animación”, argumenta.
Como fuere, no se debe ignorar lo que el menor dice, pues puede ser una mentira a medias. Puede contar: “Mi maestra me golpeó con la regla en las manos”, cuando en realidad golpeó a su compañero.
Olivares recomienda que ante cualquier situación, los padres deben creer en el niño. Esto no significa salir corriendo a pedirle cuentas al acusado, sino más bien preguntar cómo pasó, para actuar en consecuencia. Para descubrir mentiras, basta que el niño repita la historia varias veces para ver si existe coherencia en lo que dice. “Si has comprobado en alguna oportunidad que tu hijo miente, debes enseñarle lo valioso que es decir la verdad y las consecuencias de no decirla”, recomienda Olivares.
En ese caso, debes hacerle ver que esa actitud es negativa, porque puede lastimar a alguien y causar serios daños. Con la verdad también puede salvar a alguien que es acusado injustamente. “Hay que enseñarles qué es lo que les pasa a las personas que mienten y que decir la verdad es muy importante, aun cuando ésta lo perjudique”.
Entra en acción
Ejemplo. Lo importante es que tu niño reflexione sobre lo que está pasando. Esto no funcionará si en alguna oportunidad, o con frecuencia, eres tú quien le miente o le pide que mienta cuando, por ejemplo, suena el teléfono: “¡Hijito, si es María dile que no estoy, y, que no volveré hasta la noche!”, estando ahí. Él creerá que dar una excusa como ésa es normal e incurrirá en lo mismo.
A tiempo. Hay adultos que piensan que los niños todavía no son capaces de entender e inventan mentiras para salir del paso cuando ellos preguntan temas de sexo, política, religión o enfermedades. Éste es un error, porque con historias falsas los chicos crecerán confundidos. A los pequeños hay que hablarles claro, eso sí, cuidando mucho el lenguaje que se va a utilizar.
Descubrir. Puedes descubrir que tu niño miente porque conoces cómo se expresa. Se trata del lenguaje corporal, una de las formas más sutiles de la conducta personal. Es muy posible que cuando diga algo falso se sonroje, tartamudee, evada la mirada, se rasque o trate de estar ocupado mientras habla para no mirar de frente.
Experto consultado: Alexis Olivares, psicólogo.
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