Sepa cuándo dar premios

Un galardón meritorio. Muchos padres acostumbran a premiar a sus hijos ante los buenos comportamientos, si bien es de gran ayuda para ellos, estos deben ser aplicados bajo las virtudes o valores humanos y no como pago de un chantaje.
Los padres tienen que tener la misma vara para medir las correcciones, los premios y administrar la justicia con igual intensidad, a la hora de castigar y premiar. Son responsables de decidir cuándo, cuánto, cómo y dónde premiar y corregir, explica la psicóloga Melissa Balderrama.

La finalidad del premio. Según la experta los premios dados, no deben ser para tapar la culpabilidad de un mal comportamiento, hecho por algunos padres para con sus hijos, ni como pago del chantaje que los hijos hacen para portarse bien, estudiar mejor o cumplir con las obligaciones familiares que les corresponden. "Estos deben ser utilizados, para aumentar la autoestima de los hijos y como compensación o recompensa de los esfuerzos que han realizado, teniendo que tener siempre, un equilibrio entre los premios y los castigos", añade Balderrama.

No siempre es igual. Los premios tienen que ser acordes con la edad, la capacidad de hacer lo que ha realizado, los objetivos propuestos, las circunstancias y sus dificultades o facilidades, la situación familiar y el entorno social en el que se desenvuelven, etc. Cada hijo es diferente y no existe una regla general para los premios, pero utilizando las virtudes y valores humanos para premiar, siempre se obtendrán los mejores resultados en la educación de los hijos.
los excesos. Los injustificados o excesivos premios que algunos padres dan a sus hijos, les fomentan los caprichos y la creencia de que todo se merecen, sin hacer ningún esfuerzo, lo que origina muchas veces, el principio de los chantajes emocionales y la disminución del nivel de autoridad paternal.

Los premios tienen que servir para fomentar Virtudes y valores humanos, que producen satisfacción de haber cumplido.