El psicólogo estadounidense Haim Ginott, autor de 'Entre padres e hijos' (Ed. Médici), lo dice sin tapujos, "la relación con cada hijo es única y distinta. No queremos a todos de la misma manera. Y no hay necesidad de fingir que sea así.
En ello influyen diversos factores:
el orden de nacimiento, ya que el primogénito te convierte en mamá (o papá), algo especial, y además es el hijo con el que pasas más tiempo a solas. El segundo te enseña que puedes querer a otro, y con menos ansiedad... Y si nace un tercero, será el benjamín, el más protegido; el sexo de cada hijo, ya que un niño evoca en sus padres expectativas y sentimientos distintos a una niña. Y en ello también influye tu experiencia vital: quizá te sientas mejor con niños si has tenido sólo hermanos, o viceversa; las circunstancias en torno al nacimiento, puesto que si son agradables, la llegada del bebé estará asociada con alegría; si coincide con acontecimientos tristes.
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