Decir adiós no es fácil. Se forma un nudo en la garganta, se siente que las lágrimas están a punto de brotar y una sensación indescriptible de incertidumbre nubla el pensamiento. Si el que se va no vuelve ¿qué queda? ¿por qué no aprovechamos esos tiempos de amistad? Y esas diferencias de opinión que no faltan ¿pudieron evitarse? esas son algunas de las interrogantes que muchos teenagers se hacen cuando su mejor amigo, con el que compartió muchos momentos, se va a vivir a otro lugar, lejos.
SEGUIR. "Aceptar la partida de un buen amigo dependerá del estado de formación que tenga cada joven", explica la psicóloga Priscila Aparicio. Los padres juegan un rol especial, ya que de ellos dependerá inculcarles que esa amistad no está perdida; al contrario, puede seguir estrecha mediante comunicaciones continuas, ya sea por cartas, Internet o que en algún momento de sus vacaciones irán a visitarlos.
SU ESPACIO. El adulto, desde su perspectiva más amplia y serena, tal vez se tiente de decir: "No te preocupes, ya vendrá otro amigo mejor". Pero ése es el peor consuelo que puede recibir un teenager y sólo lo perturbará. "Muchas veces la incomprensión y la soledad que sienten les produce más dolor que la ausencia misma", dice la psicóloga.
Lo que el adolescente necesita es que su dolor sea reconocido: que lo escuchen cuando quiere hablar, que le permitan mostrar fotos y recuerdos de su amigo. También, por supuesto, que lo dejen tener momentos de recogimiento y de encerrarse en su dolor.
EL SIGUIENTE PASO. A partir de la separación con un amigo, el joven se puede ver influenciado con bajones de ánimo e incluso depresión, es válido que los padres les expliquen que este vacío tiene que rellenarlo con algo que no sea negativo (alcohol, drogas, sexo sin control). Si su mejor amigo con el que compartía cada día se va lejos, deberá aprender a hacer algo cada día sin su compañía. Tal vez es hora de buscase nuevos amigos y un buen punto para empezar es apuntarte a algún grupo de algo que te guste.
SEGUIR. "Aceptar la partida de un buen amigo dependerá del estado de formación que tenga cada joven", explica la psicóloga Priscila Aparicio. Los padres juegan un rol especial, ya que de ellos dependerá inculcarles que esa amistad no está perdida; al contrario, puede seguir estrecha mediante comunicaciones continuas, ya sea por cartas, Internet o que en algún momento de sus vacaciones irán a visitarlos.
SU ESPACIO. El adulto, desde su perspectiva más amplia y serena, tal vez se tiente de decir: "No te preocupes, ya vendrá otro amigo mejor". Pero ése es el peor consuelo que puede recibir un teenager y sólo lo perturbará. "Muchas veces la incomprensión y la soledad que sienten les produce más dolor que la ausencia misma", dice la psicóloga.
Lo que el adolescente necesita es que su dolor sea reconocido: que lo escuchen cuando quiere hablar, que le permitan mostrar fotos y recuerdos de su amigo. También, por supuesto, que lo dejen tener momentos de recogimiento y de encerrarse en su dolor.
EL SIGUIENTE PASO. A partir de la separación con un amigo, el joven se puede ver influenciado con bajones de ánimo e incluso depresión, es válido que los padres les expliquen que este vacío tiene que rellenarlo con algo que no sea negativo (alcohol, drogas, sexo sin control). Si su mejor amigo con el que compartía cada día se va lejos, deberá aprender a hacer algo cada día sin su compañía. Tal vez es hora de buscase nuevos amigos y un buen punto para empezar es apuntarte a algún grupo de algo que te guste.
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