Ella tiene un carácter fuerte y yo también, hay momentos en los que disfrutamos al estar juntas, pero, la mayoría de las veces nos llevamos mal.
Yo no quiero alejarme, ni tampoco que mis hijos paguen por esta mala relación.
¿Qué hago?
Querida amiga:
Muchas veces las circunstancias son las que definen la relación entre madre e hija. Es decir, puede ser la diferencia de edad, la diferencia de criterios con respecto a ser madre, comparándose una con la otra. El tener el mismo carácter, como tu mencionabas y/o las etapas por las que en ese momento están pasando.
Puede ser que tu mamá esté entrando o asumiendo la etapa de la menopausia, o del nido vacío, o entrando a la vejez. Y tú como mamá estés asumiendo con más responsabilidad tu rol de madre, o que estés siendo más independiente en el trabajo o te sientas más realizada y más segura de ti misma.
En fin, sea el caso que sea, lo importante es tener paciencia ante la situación. En este caso ten paciencia con tu mamá. Dar amor es importante. Trátala sin juzgar, sin reprochar, sin reclamar. Simplemente ámala.
El amor que ella reciba será para ella en lo posible como un escape de tranquilidad y relajación, para evitar enfrentamientos.
No es bueno ser drástica al momento de tomar decisiones, ni te alejes demasiado, ni tampoco te acerques como para ahogarla.
Mantén una comunicación armónica cada que hables con ella. Y tú como hija, se quien mantenga esta actitud, ya que ella es mayor y es posible que ya no pueda cambiar.
Sin embargo, tú siendo más joven, posiblemente puedas controlar mejor la situación, así te sentirás más tranquila e incluso tus hijos podrán disfrutar de la compañía de ambas en su relación de familia. Y no reducirse solamente a las dos.
Si las cosas no cambian o se tornan muy difíciles, acude a un profesional para que pueda orientarlas.
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