Si tiene hijos, tarde o temprano necesitará un descanso, una semana sin comenzar la mitad de las oraciones del día con “no, no, no”. Volver a ese tiempo en el que eran sólo ustedes dos, un viaje sin los niños no está de más, total, el inicio de la familia es la pareja.
Un merecido descanso. Una cosa es imaginar el escape y otra es partir sin ellos, arrastrando una maleta con ropa y otra con culpa y miedos.
Según la psicóloga Sthefany Rojas, uno de los principales obstáculos para viajar sin los niños es la culpa. “De un porcentaje de 100 personas, entre hombres y mujeres, 84% de las madres se siente culpable de viajar sin sus hijos, frente a un 66% de los padres, quienes además son menos propensos a llamarlos durante su ausencia: sólo un 24% de los hombres lo haría dos veces al día, frente a un 36% de las mujeres preocupadas”.
Quizás peor que la culpa son los miedos. “De todos los terrores, el más intenso es un accidente y que los niños queden huérfanos, esto ocasiona una crisis de pánico innecesaria. La terapeuta agrega que el tiempo compartido por los matrimonios disminuyó desde que la mujer entró en el ambiente laboral; “de lunes a viernes, las parejas no alcanzan a compartir ni una hora de calidad juntos, ni en la cama, debido al cansancio. Un viaje en pareja relaja el cuerpo, los niños pueden quedarse con los abuelos”. Una vez embarcados, se esfuman la pena, la culpa y los miedos.
70% de las personas “viajan en familia una vez al año, una que otra se escapa en pareja”.
50% de las personas estaría dispuesta a “viajar un fin de semana para estar juntos en intimidad”.
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