Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2012, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el volumen de consumo mundial de drogas ilícitas se mantuvo estable durante cinco años hasta finales de 2010, entre el 3,4 y el 6,6 por ciento de las personas de 15 a 64 años.
Salvo notables excepciones, el consumo de drogas ilícitas afecta en mayor medida a los países occidentales que al resto del mundo, según esta oficina de la ONU.
Según la UNODC, el cannabis es la sustancia ilícita más consumida mundialmente, con entre 119.420.000 y 224.490.000 consumidores. El segundo tipo de droga más utilizado son los estimulantes de tipo anfetamínico, como la metanfetamina y anfetamina, y oscilan entre 14.340.000 y 52.540.000 sus consumidores.
ÉXTASIS. El “éxtasis” lo prefieren entre 10.480.000 y 28.120.000 personas y los opioides, especialmente heroína, morfina y otros de venta con receta para fines no médicos, lo consumen entre 26.380.000 y 38.120.000 personas. La cocaína tiene un consumo mundial que oscila entre 13.200.000 a 19.510.000 personas, según datos de la UNODC.
Según la UNODC, los jóvenes prefieren el "éxtasis”: en Estados Unidos, de los 2,6 millones de personas que en 2010 habían consumido “éxtasis” el año anterior, casi 2,5 millones pertenecían al grupo de 14 a 34 años de edad y, en Europa, de los alrededor de 2,5 millones de consumidores de esta droga ilícita el año previo, unos 2 millones tenían entre 15 y 34 años.
De acuerdo a la UNODC el problema contemporáneo de la droga, se caracteriza por una expansión y una concentración relativa del consumo de estupefacientes ilícitos entre los hombres jóvenes de entornos urbanos y esto puede deberse, no a una mayor propensión de las personas a consumir sustancias psicoactivas en la juventud, sino a su menor propensión a transgredir las leyes y las normas sociales a medida que se hacen mayores.
JÓVENES. Según UNODC, los jóvenes comienzan a consumir sustancias psicoactivas lícitas e ilícitas más o menos al mismo tiempo pero, a medida que suman años, tienden a continuar consumiendo los productos lícitos y abandonar los que están en la ilegalidad.
Cuando el nivel de estudios es menor, se ha dejado de estudiar de manera prematura, no se estudia ni se trabaja, o sólo se trabaja esporádicamente, tienden a aumentar los consumos de drogas, solas o combinadas, con mayores frecuencias y problemas, según la investigación “Mismas drogas, distintos riesgos. Un ensayo de tipología de jóvenes consumidores”.
MENOSPRECIANDO DAÑOS. La investigación liderada por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) analiza el consumo de drogas en los jóvenes de 18 a 25 años, y considera que un joven es consumidor habitual cuando reúne dos de estas características: haberse emborrachado al menos dos veces el último mes; haber consumido cannabis en la última semana; y haber consumido cocaína, éxtasis, alucinógenos o anfetaminas en los últimos 30 días.
Según la investigación, una mayoría de los jóvenes consumidores habituales (34 por ciento) señalan que los consumos "no les han dañado", mientras el resto han admitido que les han causado los siguientes perjuicios: problemas económicos, conflictos familiares, de pareja o con los amigos, y problemas legales, escolares (faltas a clase y mala marcha en los estudios), de salud, accidentes y problemas psicológicos o laborables.
Los encuestados consideran que los posibles problemas futuros por su consumo son mayores y más graves que los que ya han experimentado; poco más del 14 por ciento de la muestra asegura que en el último año ha tenido problemas graves o muy graves a causa de su consumo; y ese porcentaje sube al 21 por ciento si la respuesta se refiere a los problemas que tendrán en el futuro.
El hecho de que un tercio de los consumidores juveniles de drogas aseguren que este hábito no les acarrea ningún problema, según la FAD, supone, “una visión relativamente benévola de los problemas asociados al consumo, tanto reconocidos como esperados, que se complementa con que, uno de cada cuatro sujetos de la muestra, encuentra muchas ventajas en consumir”.
Algo más del 60 por ciento de los encuestados está bastante o muy de acuerdo con que “se pueden usar drogas, pero hay que tener cuidado con ellas”; entre el 30 y el 40 por ciento opina que “las drogas tienen riesgos, como todo lo que merece la pena en la vida”, que “los riesgos de consumirlas se pueden controlar”, y que “en la vida hay que probar de todo, también drogas”, según FAD.
TIPOS DE CONSUMIDORES
Según este estudio, hay tres tipos de perfiles básicos de jóvenes consumidores habituales de drogas, uno de los cuales son los “despreocupados” (alrededor el 29,5 por ciento) quienes están desinteresados por casi todo y descomprometidos con lo público. Tienden a aceptar los riesgos de las drogas como parte de esa despreocupación y banalización, y no como algo meditado.
Este tipo es el que consume más regular y frecuentemente las drogas menos normalizadas (cocaína, éxtasis, anfetaminas o alucinógenos) y el que experimenta más problemas psicológicos, familiares, con los amigos y económicos.
Experimentadores
El segundo grupo, según FAD, es el de los “experimentadores” (32 por ciento de los consumidores habituales), definido por una tendencia clara a aceptar el riesgo, no sólo en relación al consumo de drogas sino en la vida, basada en la defensa de la experimentación, el disfrute, el hedonismo y “vivir el presente”.
Estos jóvenes sustentan valores sintónicos con la experimentación y la libertad (sexo, disfrute, descubrimiento…); defienden los elementos positivos del riesgo desde posturas vitales más que desde posiciones de identidad generacional, creen en la posibilidad de control y en el “buen uso” de las drogas, y realizan un consumo muy variado, “de picoteo”.
Precavidos
El tercer grupo, el 38,4 por ciento de los consumidores juveniles habituales, lo forman los “precavidos”, que tienen una visión más normativa y crítica al utilizar los psicotrópicos y drogas. Consumen las sustancias más normalizadas, sobre todo alcohol y cannabis, se muestran más interesados por lo colectivo y tienen un mayor rechazo, al menos formal, del riesgo y la experimentación.
Los “precavidos” presentan una visión más crítica de los consumos de drogas y sus riesgos, y son quienes más señalan que consumirlas "no les provoca ningún problema".
Cultura
Según explica Eusebio Megías, director técnico de la FAD y coordinador del estudio, “las drogas, en buena parte del mundo, tienen una dimensión de fenómeno cultural. Las diferencias culturales hacen que sean diferentes los productos utilizados, incluso que cambie el estatus legal de las sustancias, por eso no podemos hablar de patrones de uso universales”.
Sin embargo, “si nos centramos en los países occidentales, la sustancia ilegal más consumida sería el cannabis. Y después, a mucha distancia, sustancias que tienen que ver con lo lúdico como el éxtasis o la cocaína”, añade Megías.
Patrones
Para el experto e FAD, “Si nos referiremos solamente a la sustancia, algunas como la cocaína o la heroína han mostrado sobradamente su nocividad, aunque el peligro de las drogas también depende de la forma de consumirlas. La personalidad del sujeto, el patrón de uso, la periodicidad de consumo o la intensidad, son factores que influyen enormemente”.
Asimismo, según Megías “no todos los consumos son iguales. No es lo mismo un consumo habitual que otro esporádico y experimental. Hay sujetos más vulnerables que otros y los riesgos están también matizados por su finalidad y por los contextos en que se producen”.
Más riesgo
Por otra parte –explica el experto- “el riesgo de consumir drogas ilegales es tanto mayor cuanto menor es la edad del consumidor, ya que hay más posibilidades de afectación cuando el sistema nervioso está en proceso de maduración o la persona está en pleno proceso de construcción de la personalidad”.
Además, “cuanto antes se inicia el consumo, más tiempo está la persona expuesta a los riesgos de las sustancias. Por eso es tan importante, como objetivo preventivo, retrasar la edad de inicio al consumo”, concluye el director técnico de la FAD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario