L a vida sexual de pareja en el matrimonio marca un antes y un después de este hecho, en la búsqueda de lograr el equilibrio en los roles que se desempeñen, lo que involucra una buena comunicación que se traducirá en la negociación continua, desde el definir el color que se pintará la pared de la cocina hasta las posiciones para hacer el amor en la alcoba.
“La relación de pareja es un espacio en esa balanza de la vida, es uno de aquellos platos donde se ubica el espacio personal, el laboral, el profesional y el de padres. Ese espacio de pareja es el que hay que cultivar, y como dicen los expertos, más que un arte es un trabajo forzado porque necesita dedicación y conocimiento diario”, explicó la sexóloga Mariel Loayza.
A tiempo de agregar que si uno de los platos de la balanza comienza a inclinarse más que los otros entonces el espacio de la pareja comienza a sufrir como cualquier otro y reclama, por ejemplo: si una mujer se dedica más a ser mamá el espacio de la pareja dirá que lo está descuidando, lo mismo sucede en el ámbito laboral y personal, que usualmente se deja de lado.
Entiéndase que sexualidad no es genitalidad, porque va mucho más allá, es como nos comunicamos y relacionamos con otras personas, como nos vestimos, como cuidamos nuestro cuerpo y donde vivimos. La pareja debe cultivar la parte sensual que es lo que no hace, piensa equivocadamente que la sensualidad y la pasión se sostendrá porque existe amor en la pareja.
“La fórmula está en tener una buena relación de pareja para tener una buena intimidad y no al revés. El mito de que los problemas se resuelven en la cama es mentira, porque hay que empezar por cultivar la sensualidad y para ello la comunicación es el cimiento para construir el edificio, si el terreno no es apto se lo haría en arena movediza, porque el tener sexo necesita de un alto nivel comunicativo que involucre un lenguaje íntimo”, explicó la especialista.
La pareja necesita de espacios a solas, lejos de los hijos, familia y amigos. Para cultivar la comunicación deberá elegir dos temas para tratar cada vez, eliminando la palabra “por qué” que denota reclamo, lo principal es plantear el problema, conversarlo y buscar la solución. Primero debe hablar uno y el otro escuchar y viceversa, esa es la forma correcta de hacerlo.
“Las parejas tienen códigos para comunicarse, porque pasan mucho tiempo juntas, no se llaman por su nombre, sino por palabras dulces como amor, osito o vidita y utilizan un lenguaje para la intimidad, en lugar de hacer el amor dicen dulcecito, si la pareja está conversando y se vuelve más candente entonces le dice amor tengo ganas de un dulcecito”, afirmó la sexóloga.
Pasos para la intimidad
Si la pareja ha desarrollado un lenguaje a la hora de la intimidad será necesaria la espontaneidad, confianza, delicadeza y la seducción, que aunque se tenga 50 años de casados, es la parte bonita en ese momento, otro aspecto vital es tener conocimiento de las partes sensibles de su propio cuerpo para indicarle a la pareja dónde acariciar.
“Tenemos dos metros cuadros de piel en todo el cuerpo para dedicarlos al placer, los genitales son zonas erógenas por excelencia, pero tenemos otros lugares que nos provocan estremecimiento, en algunas puede estar en el cuello, muslos internos, abdomen o espalda”, acotó Loayza.
El primer paso se inicia con la sensualidad: un abrazo, beso, palabras bonitas, caricias tiernas sin tocar los genitales que es el error más común que cometen los hombres que al estar secos pueden provocar dolor en ella. En ese momento la pareja sabe si es bien recibida o sucede algo que la detenga, no hay rechazo y se puede continuar.
El segundo paso consiste en provocarse placer mutuamente con caricias más provocativas que no incluye genitales, sino muslos, glúteos y se comienza a tocar las zonas erógenas para encender a la pareja, esto hace que los cuerpos se muevan, marcan la excitación con la aceleración de los latidos del corazón, la respiración jadeante, el cuerpo se vuelve más tenso, los genitales cambian de forma, se produce la erección y la vagina se lubrica para el momento del coito.
El tercer paso es la excitación que concluirá con el orgasmo que es difícil llegar si no se realizó los pasos anteriores, no existe un tiempo específico en que concluya, no se habla de cantidad sino de calidad. En este punto el contacto genital es placentero y las parejas eligen la posición que más les favorezca, la más común es la del misionero.
“Los movimientos y la intensidad de los mismos dependerá de cada pareja, si desea que sea más rápido o lento, lo ideal es que ambos experimenten placer, si se ha cumplido los pasos anteriores esto llegará sin mayores problemas y al concluir los cambios en los genitales volverán a su normalidad”, aseguró la sexóloga.
Una vez terminada la relación sexual es indispensable la retroalimentación y las muestras de cariño en lugar de darle la espalda al conyugue, decirle lo hermoso que fue ese momento, darle un beso o abrazo para descansar juntos.
“La frecuencia de los encuentros íntimos no debe ser comparado con los de amigos, sino que cada pareja debe negociar las veces que desea hacerlo, lo importante es que ambos estén de acuerdo y lo disfruten. En el matrimonio usualmente los tres primeros meses estás enamorado y la pasión dura dos años por eso dicen que están en plena luna de miel, aquí recién se da paso al amor que es una experiencia de compartir la vida juntos, por eso las parejas de tiempo en tiempo deben reavivar la pasión en lugares creativos sin dejar entrar la mala rutina”, finalizó Loayza.
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