Vida en pareja decisiones maduras
Que digan lo que quieran los defensores del dormir mancomunado, pero intentar conciliar el sueño junto a un señor que ronca al lado o una esposa que se desvela en la madrugada, es imposible. No es reparador. No es sano. No es aconsejable. Pero sobre todo, será el motivo de discusiones, peleas y malos humores.
El Better Sleep Council de Canadá es una entidad dedicada a educar al público en la importancia del buen dormir. Para constatar aquello se realizó un estudio en el que participaron mil personas, que dio como resultado que uno de cada tres consultados consideraba que los hábitos de su pareja afectaban su sueño.
Otro estudio fue dirigido por el doctor Robert Meadows, sociólogo de la Universidad de Surrey.
Basándose en 40 parejas se determinó que cuando uno de los integrantes de la pareja se mueve al dormir, hay un 50 por ciento más de probabilidades de que el otro miembro se vea afectado por trastornos en el sueño. Meadows aseguró que si bien "las personas actualmente creen que duermen mejor cuando están en pareja, las evidencias muestran lo contrario".
La tradición de la cama matrimonial comenzó con la Revolución Industrial, cuando las familias se mudaron a barrios sobrepoblados y ciudades con poco espacio para vivir. Antes de la época victoriana era común que las parejas casadas durmieran separadas. En la antigua Roma, la cama matrimonial era sólo un lugar para encuentros sexuales, nunca para dormir.
En una encuesta reciente de la Fundación Nacional del Sueño, arrojó que el 60 por ciento las mujeres estadounidenses sólo tiene una buena noche a la semana para dormir bien, repercutiendo esto directamente en su trabajo, en su vida sexual y social y por ello, aunque no son mayoría los que se animan a decirlo abiertamente, muchos ya duermen en camas separadas o en cuartos distintos.
El doctor Neil Stanley, especialista y creador del laboratorio del sueño de la Universidad de Surrey, explicó en el Festival Británico de Ciencia realizado el año pasado que compartir la cama puede causar estragos debido a los ronquidos y al constante robo de edredón. "Se trata de qué nos hace felices. Si durmiendo juntos, ambos lo hacen perfectamente bien, entonces no hay motivos para cambiar.
Pero no hay que temer al qué dirán. El tema es vencer los estereotipos y tratar de cambiar los propios prejuicios para lograr gozar de un mejor estilo de vida.
Dormir en camas o habitaciones separadas no tiene porqué ser la antesala de la separación o el preanuncio de problemas maritales. Por el contrario, podría significar una mejor convivencia.
Según otros estudios para el 2015 se predice que el 60 por ciento de la casas tendrá dos habitaciones principales.
“No se puede negar que dormir con otra persona implica un gran esfuerzo y una tolerancia que a veces puede quebrarse”, sostiene la sexóloga argentina Marina Salmeri.
“Hay momentos en los que se necesita tener un sueño reparador y para no estar de mal humor todo el día, lo mejor es tener un lugar para cada uno, para que el encuentro sea más productivo y deseable después.
Hay que aclarar que dormir en camas o habitaciones separadas nada tiene que ver con una vida sexual deficiente”, explica la profesional.
Ventajas a tener en cuenta
a la hora de la cama separada
- Se eliminan los reproches y problemas por los ronquidos.
- Cada uno puede hacer lo que quiere sin peleas. Mirar televisión, leer o dormir.
- Se acaban las discusiones por si hace frío o calor.
- No se despertará si su pareja suele levantarse varias veces durante la noche para ir al baño.
- Se acaban los problemas a la mañana cuando uno debe levantarse y el otro, no. Más aún si uno de los dos miembros de la pareja tiene un empleo nocturno o que le demande despertarse a la madrugada.
- Disponer de una habitación propia y de intimidad en su hogar.
Aunque no es una tendencia que encante, es una alternativa para quienes se quejan de sus parejas y que quieren intentar mejorar la relación afectiva en más de un sentido.
quiénes ya lo hacen
Ahora en la farándula pareciera haberse puesto de moda la costumbre de las camas separadas o, por lo menos, se han decidido a hacerlo público.
Angelina Jolie y Brad Pitt no duermen juntos. Lo mismo que Madonna, cuando está en pareja.
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