María (nombre ficticio) alza a su nieto recién nacido, mientras en su vientre está una de las"sorpresas más grandes", como lo denomina ella. Cuenta que enterarse de que sería madre nuevamente y "a esas alturas" fue en un primer momento desconcertante. Y después pasó a ser una alegría y una situación graciosa. "Mi hija, que recién acababa de tener a mi nieto, se reía, igual que mi esposo y todo mi entorno", cuenta emocionada la señora. Pero, ¿qué significa convertirse en abuela y en madre, de esta manera inesperada? "Entre las primeras emociones pueden estar la inseguridad por parte de la futura madre y el desconcierto de los hijos mayores, pero la alegría que les da a todos es indudable", dice el docente y psicólogo Eduardo Sánchez.
Fortifica la familia. Para el psicólogo, esto de ser madre, cuando biológicamente se debería ser abuela, trae indudables beneficios, tanto para la futura madre como a toda la familia. Señala que si bien al principio causa sorpresa, después el impacto es positivo.
De tal manera que la madre puede tener cuidados y atenciones con su pequeño hijo y su nieto. Y puede brindarse ayuda con los padres de este último, de manera recíproca. Asimismo, "el niño llega a fortificar los lazos de la familia", señala el experto.
La madre y su reacción. Uno de los aspectos que puede sorprender a la futura mamá es cuando se tiene otras planes en la vida. Estos pueden ser profesionales, económicos o simplemente personales. "Generalmente, este hecho impulsa a las personas a reestructurar su vida en base a las fuerzas que le quedan", precisa.
Sentimientos de los hijos. De acuerdo al especialista, pueden aparecer sentimientos como los celos, siendo más frecuentes en los hijos que ya tuvieron sus hijos. "Sienten que les están quitando espacio y atenciones que podrían ser para sus hijos", indica.
"Suelen comparar cuando se llevan por muchos años cómo fue la mamá con el trato cuando ellos eran chicos y cómo lo son actualmente con el bebé", apunta.
Un buen momento. Sánchez puntualiza que esta etapa es un buen momento, ya que vendría a ser un compañero. Además, a partir de los 40 años las mujeres suelen gozar de mayor tranquilidad espiritual, derivada de su experiencia de la vida. "Es un tiempo de plenitud en el que tienen mucho más claro lo que quieren y cómo enfrentarse a nuevos retos, incluida la maternidad", dice la doctora Ana Nogales, psicoterapeuta familiar.
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