Los tiempos han cambiado. Quedaron lejos las imposiciones y los castigos físicos. Ser padres ahora y lograr buenos resultados es una tarea que requiere inteligencia, adaptación y autoridad. Los especialistas reiteran que la base fundamental sigue siendo el amor, y este tiene que ir reforzado de valores, la definición de límites y una cultura que promueva el esfuerzo.
La sicóloga Susana Pacheco, especialista en educación, indica que la cultura de la inmediatez y el facilismo es un aspecto negativo que afecta a la educación actual. Los niños quieren todo ‘ya’ y sin ningún esfuerzo. Indica que, por ejemplo, las posibilidades tecnológicas hacen que con solo pulsar el dedo sobre el Ipad consigan la información que necesitan, sin ningún trabajo adicional. Pero, aunque esto puede resultar cómodo y satisfactorio en el momento, no brinda un aprendizaje, ni refuerza el autoestima, pues los hijos no aprenden el valor del esfuerzo.
Para manejar esta situación, Pachecho recomienda a los papás que entrenen a los hijos en pequeños esfuerzos que les permitan desarrollar actividades de las que se sientan orgullosos. Tareas pequeñas, como ordenar su cuarto o ahorrar para comprar algo que perdieron (para que valoren las cosas).
“Enseñar a los hijos la cultura del esfuerzo les otorga el sentido de la capacidad, les ayuda a superar la frustración y a tener templanza de carácter”, señala Pacheco.
Tiempos de exigencia
Este criterio es reforzado por el pedagogo Álvaro Puente, que opina que el amor no significa que a todo haya que decir que sí. “La educación supone tiempos de exigencia. En los primeros años de la vida se aprenden los límites y eso es fundamental para ser capaces de tener amigos e integrarse”, indica Puente.
Sin violencia
El diálogo y las instrucciones razonables sustituyeron a la guasca. “El castigo físico tiene respuestas rápidas pero no duraderas”, dice la sicóloga Fabiola Guachalla, que recomienda a los papás tener permamentes momentos de diálogo con sus hijos. Para ella la repetición y el ejemplo son las mejores maneras de educar. Es probable agrega, que uno deba dar una indicación y demostrarla con ejemplos varias veces antes de que los hijos las asuman. No hay que rendirse ante la impaciencia y los arranques violentos
Claves para educar
1 Diálogo. Mantener una relación de diálogo y respeto permamente. Lograr que la comunicación sea fluida, creando lazos de confianza mutuos.
2 Paciencia. Evitar perder la calma y no caer en actitudes violentas ni gritos histéricos. Educar es una tarea de todo el tiempo y de repetición de las instrucciones y los consejos.
3 Ejemplo. La acción tiene más valor que los grandes discursos. Poner en práctica lo indicado, es la mejor lección.
4 Cuidados de salud. Los padres tienen la responsabilidad de proteger la salud de sus niños y observar su alimentación. En ocasiones, los niños sufren desórdenes alimenticios debido al descuido de sus progenitores.
5 Dejarlos experimentar. Es bueno que los hijos aprendan las cosas por su propia experiencia y los padres tienen que animarles a hacerlo. No tienen que transmitirles el miedo a la equivocación y si ocurre, los hijos tienen que aprender a sobrellevarlo y no rendirse.
OPINIÓN
Resaltemos sus virtudes y aciertos para motivarlos
Javier Villa Bustos / SICÓLOGO
s necesario resaltar las virtudes y los aciertos de los niños, y no solo dedicarse a hacer notar los errores que ellos cometen o enfatizar solo en sus defectos.
Hablar de sus virtudes hace que ellos se sientan más motivados a actuar bien y más seguros de sí mismos, pues se dan cuenta de sus fortalezas y se sienten apreciados y queridos.
Algo muy importante es fomentar el deporte todo lo posible, pues así podrán agotar toda su energía en actividades positivas y sanas, en lugar de buscar otras vías de desfogue como las drogas u otros vicios.
Es necesario darles una educación basada en valores, como la responsabilidad, la honestidad, el respeto, etc.
Y no basta con hablar en abstracto de estos valores, también hay que ponerlos en práctica y mostrar que como padres somos personas íntegras, pues el ejemplo enseña mejor.
Los límites son muy importantes en la crianza de los hijos: ellos deben crecer sabiendo que no lo pueden tener todo y que no siempre obtendrán lo que desean en el momento en el que lo quieran. Los padres debemos ‘rayarles la cancha’ de manera muy clara, con pocas reglas, pero fáciles de entender. No podemos ser flexibles ante el incumplimiento de las reglas: deben haber consecuencias (distintas al castigo físico pero que los ayuden a entender la importancia de actuar bien). De esta manera, los niños crecen sabiendo valorar el esfuerzo para lograr las metas y respetar las leyes.
Los niños necesitan mucho cariño y atención de ambos padres. Tenemos que brindarles un tiempo exclusivo para cada uno de ellos, además de aquel que le damos a la familia en general. El amor y el respeto entre el papá y la mamá, son fuentes inmensas de seguridad y felicidad en los niños
¿Es lo mismo tener autoridad que ser autoritario?
No. Todos los padres tienen autoridad porque son progenitores; sin embargo, tienen que esforzarse para ser un referente de autoridad. Mientras que un papá autoritario es alguien que no enseña, sino que impone.
FORTALECÉ LA SENSIBILIDAD DE SU ESPÍRITU
Los niños tienen el espíritu libre y abierto a las enseñanzas de sus padres. Si ellos cultivan en su alma el gusto por la música, las artes, la lectura y el respeto a la naturaleza, ellos crecerán con sensibilidad y no olvidarán estas enseñanzas por el resto de sus vidas. Lo que aprendan les permitirá tener una visión más amplia de vida, podrán comprender mejor a las personas y sobre todo tendrán mucho respeto por los demás y por su entorno.
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