La sexualidad implica todas nuestras vivencias y formas de vivir y no se reduce al acto sexual en sí como erróneamente se maneja. Aunque, claro, esto último resulta lo más preocupante para los padres, sobre todo cuando se sabe que es necesario hablar de ello
¿Cómo debo abordar el tema de sexo con mi hija?,¿Quién debe hacerlo?¿Sobre qué debo hablar? Patricia, 44.
Estimada Patricia:
Lo ideal es que sean los padres los primeros en brindar una educación sexual apropiada a los hijos.
Sin embargo, no todos quieren hablar sobre sexualidad y sexo con sus hijos, ya sea por vergüenza o por otros factores. Dejan esta conversación de lado, y los adolescentes buscan respuestas a sus interrogantes en otros sitios, generalmente los amigos, que no siempre brindarán la información adecuada o estará sujeta a mitos que empeoran las cosas.
Por ejemplo, está el mito de que “en la primera relación coital no se puede embarazar”, o el que está fundamentado en el miedo: “hay que ponerse doble condón”. Si a los padres les resulta imposible hablar sobre sexo con sus hijos, hay que pedir orientación a un profesional en sexualidad. En Bolivia este tipo de orientación es gratuito en algunos centros de salud.
¿Cómo abordar la temática?
Los adolescentes no siempre están de lo más receptivos para hablar sobre sexo con sus padres, por lo cual no es aconsejable (a no ser que el muchacho lo solicite) una conversación ‘oficial’ sobre esto, con el típico comienzo de “sentémonos a hablar” “o ya es hora de que hablemos sobre…”.
Conviene ‘aprovechar’ ciertas situaciones para entablar este tipo de conversación. Por ejemplo el inicio de la menstruación en las adolescentes, donde se puede hablar sobre la posibilidad de quedar embarazada de existir una relación sexual sin protección. Se explica que si bien es madura a nivel fisiológico, todavía no lo es emocionalmente, y que el acto sexual debe implicar amor no solo de un lado, sino de ambos.
¿Sobre qué hablar?
En sexualidad el tema es muy extenso. Sin embargo, en el campo de la educación sexual se manejan tres acciones importantes:
1.- La información. Debe ser lo más clara posible. Hablar sobre las consecuencias de una relación sexual sin protección, como enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, o la decepción sobre las relaciones sexuales debido a que el mito que tiene el adolescente en su cabeza no es comparable a la realidad. Dar cuenta de los métodos anticonceptivos y la explicación de los mitos más comunes.
2.- La importancia de nuestras decisiones. Debemos lograr que nuestro hijo sea consciente de que solo él puede tomar decisiones acerca de su cuerpo (no por presión del grupo o de la pareja), porque de haber consecuencias solo él o ella las afrontarán en su totalidad.
3.-La adquisición de un método anticonceptivo. Para esto es de suma importancia que sea un profesional en salud el que aconseje el método anticonceptivo de acuerdo a la edad y necesidad de nuestro hijo.
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