i una mujer de 61 años se presenta en la consulta del médico aquejada de dolor abdominal muy probablemente a su médico no se le pase por la cabeza que la razón esté en una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Y todo a pesar de la creciente evidencia que indica un aumento de estas patologías en este sector de la población, y pese, también, a que su galeno sabe que los hombres y mujeres de 50, 60 ó 70 años no renuncian al sexo. Más del 80% de las personas de entre 50 y 90 años confiesa ser sexualmente activo.
Rachel von Simson, del Hospital San Tomás de Londres (Reino Unido), ha querido hacer una llamada de atención a la población, pero también a los profesionales sanitarios, sobre el elevado aumento de casos de ETS en personas de más edad. "En los últimos 10 años los casos a partir de los 50 años se han duplicado en Reino Unido", constata en un artículo de opinión que ha visto la luz en el último "Student British Medical Journal".
VIH, sífilis, clamidia y gonorrea
El informe recientemente publicado muestra que el 20% de adultos que acceden "a los centros de atención del VIH son mayores de 50 años, frente al 11% de 2001.
Esto se debe en parte a la prolongación de la supervivencia, pero también a los diagnósticos tardíos. De hecho, el 62% de los nuevos casos en mayores de 50 años fue tardío con un recuento de <350 CD4 (células defensivas).
Y este retraso en el dictamen se asocia a un mal pronóstico: los adultos mayores tienen el doble de probabilidades de morir que los adultos jóvenes diagnosticados también con retraso", documenta la especialista en su editorial.
Para la doctora británica, "aunque realmente no sabemos por qué están aumentando los casos de ETS y apenas existen estudios en este campo, sí sabemos que las mujeres más mayores son fisiológicamente más vulnerables que las más jóvenes.
La posmenopausia produce cambios en la vagina, como el adelgazamiento de la mucosa, el estrechamiento y acortamiento de la vagina, y la disminución de la lubricación, lo que las hace más vulnerables a lesiones y microabrasiones en los genitales que facilitan la entrada de agentes patógenos".
Si estos cambios fisiológicos explican por qué ellas son más vulnerables a las infecciones, no aclaran "por qué los adultos están aumentando su exposición al riesgo. Una teoría es que los tratamientos para la disfunción eréctil han devuelto la actividad sexual, y por tanto, el riesgo a muchos hombres y mujeres", agrega la experta.
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