lunes, 8 de julio de 2013

¿QUÉ DIGO?, ¡EL NIÑO ME PREGUNTÓ SOBRE SEXO!

Karla disfrutaba del capítulo final de su serie favorita y su pequeña de siete años también estaba (sin que ella reparara mucho en ese momento) pendiente de la tele.
Inesperadamente, dos mujeres se dieron un cariñoso beso en la boca y se tomaron de la mano.

La sorpresa fue grande para madre e hija, la primera no se esperaba ese desenlace y la segunda quedó estupefacta, tratando de digerir la inusual escena en su corta vida. Inmediatamente la niña ‘bombardeó’ a su progenitora con una seguidilla de preguntas. ¿Esas que se besaron eran mujeres? ¿Es posible que dos chicas se enamoren?

Las palabras no salieron de su boca, su cerebro no encontró una explicación que dejara satisfecha a la pequeña y tampoco quería despertarle el morbo. También le preocupaba confundirla, quería que la niña se educara respetando las diferencias y las preferencias sexuales de terceros.

Karla comentó esta embarazosa situación a sus amigas del barrio, cuando saltó el comentario de una joven madre que estaba preocupada porque su hijo de cuatro años los encontró teniendo relaciones a ella y a su esposo.

“Estaba oscuro, no nos vio al detalle, pero notó que Jorge estaba arriba de mí, se asustó y le gritó: ¿qué le estás haciendo a mi mamá?, No quiero dejarlo traumado, pero tampoco supe qué decirle en ese momento. Tengo que darle una explicación, pero estoy pensando cómo y cuándo”.

La sexualidad está presente en nuestras vidas y habrá que hablar de ello a los hijos más temprano que tarde. Ese es el consejo general que dan los especialistas si es que la idea es que los hijos vivan una vida saludable y gratificante.

Mamá, ¿de dónde vengo?
Esa pregunta a todos les ha tocado responder, pero la mayoría no estaba preparada para hacerlo. Aquí el consejo de la sicóloga Dalia Muñoz: “Actúa con tranquilidad. Cuando tu hijito te haga preguntas sobre el sexo y otros temas complejos, lo mejor es contestar de la manera más tranquila y directa posible para que no piense que es vergonzoso hablar contigo sobre ciertos temas.
Si crees que será muy difícil hablar sobre sexo con tu hijo, puedes ensayar tus respuestas. Aprovecha momentos de tranquilidad con tu niño para conversar sobre el tema. Como por ejemplo mientras arman un rompecabezas o a la hora de la merienda. Lo importante es que los padres no estén nerviosos cuando hablen con sus hijos sobre el tema"

La edad para hablar de sexo
Muñoz hace notar que desde muy pequeños, entre los dos y tres años de edad, los hijos empiezan a conocer y explorar su cuerpo.
“Como padre puedes ayudarle a que se conozca mejor nombrándole, en el momento del baño o cuando le cambias de ropa, las diferentes partes de su cuerpo diciéndole estos son tus pies, estas tus manos...
A medida que tu hijo crece, empieza a conocer mejor su cuerpo y ve las diferencias que existen entre niños y niñas. Es cuando empieza la época de las preguntas que a los adultos nos dejan en shock. Que este momento no nos pille por sorpresa y sepamos responderles. Nunca les mientas y un buen recurso es utilizar las diferencias entre los animales machos y hembras. Desde los cinco hasta los ocho años las preguntas de niños y niñas son diferentes. Ellos no son tan curiosos, pero las niñas muestran especial interés.
No olvides ser claro y no es necesario dar más información de la que piden. Si tu pequeño quiere saber de dónde vino, le puedes decir: ‘Te formaste en la barriga de mamá y ahí creciste hasta que estuviste listo para nacer’".
El terapeuta sexual Alejandro Velarde va más allá y alerta: “Hay que observar sus conductas, por ejemplo, cuando empiezan los ‘toqueteos’ de sus propios genitales. Se debe decirles simplemente ¿se siente bien, no? y, probablemente no sea necesario dar mayores explicaciones o comentarios, a no ser que el niño o niña dé muestras de mayor curiosidad.

Que aprendan de sexo en la casa y no en la calle
Antes que nada, sin importar lo que pregunte el niño, no hay que reaccionar bruscamente ni evitar la conversación, eso es lo primero que recomienda Muñoz. “Tu hijo podría pensar que sus preguntas son tabúes y que es un niño malo por pensar en esas cosas. En lugar de reprochárselo o distraerlo, elogia su interés diciendo, ¡qué buena pregunta! Al final de la conversación, motívalo diciéndole: ‘Hazme más preguntas cuando quieras, hijito’.
Tu pequeño necesita saber que puede hablar contigo sobre cualquier tema. Esto es fundamental, no solo durante su niñez, sino para el resto de su vida”.
Para Velarde los niños ya están inmersos en el aprendizaje sexual desde sus primeras etapas de desarrollo, quieran o no los padres, lo único que pueden decidir es si acompañan ese proceso y cómo lo hacen. “Que sus explicaciones no sean eruditas ni que se enfoquen solamente en los aspectos biológicos, sino que también reflejen emociones, valores y procesos de toma de decisiones”.

Enseñarles que nadie puede tocarlos
“Lo importante es enseñarles que su cuerpo es de ellos y de nadie más, que nadie tiene derecho a tocarlos sin que ellos quieran, por ejemplo, decirles que está bien que caminen de la mano con un amiguito o que tomen la mano de un adulto para cruzar la calle... pero hay cosas que son diferentes, que ninguna persona los puede tocar en las partes del cuerpo que habitualmente cubrimos con la ropa, porque el cuerpo es algo que pertenece a cada uno”, alerta Muñoz.

Cómo abordar el tema de la homosexualidad
La homosexualidad está presente en lo cotidiano, por ello Muñoz enfatiza en que ahora que los niños tienen mucho acceso a la información no se debe ocultar el asunto ni dejarles la labor a los profesores.
“Con púberes y adolescentes hay que tener en cuenta que ellos están expuestos a todo tipo de información (TV o internet) y conviene que hallen respuestas en casa antes que con los amigos. Por ejemplo, el adolescente puede creer que es homosexual porque siente admiración por otro joven de su mismo sexo. Allí habría que explicarle que simplemente es una etapa transitoria, en la que se buscan modelos a seguir. La identificación, a esta edad, no es mala”.

Velarde da ejemplos para que los padres ejemplifiquen las variaciones que se pueden dar en la naturaleza o en las personas: “Desde las diversas razas de perros o gatos, pasando por los diversos gustos de la gente acerca de equipos de fútbol, cantantes, etc. y terminando con las diferencias en cuanto al tipo de pareja que las personas desean tener. Estas variaciones simplemente se las debe respetar, pues no son una enfermedad y el hecho de que uno las respete en otras personas no significa que las va a practicar o aceptar para su propia vida”

Claves para no equivocarse a la hora de explicar

Por Dalia Muñoz y Alejandro Velarde

Sin inventar. Diremos siempre la verdad, no inventaremos ninguna historia (nada de que a los niños los trae la cigüeña) para explicar temas relacionados con el sexo.

Al pan, pan. Debemos llamar a las cosas por su nombre. Es mejor decirles el nombre correcto de las partes del cuerpo con el fin de no crearle mayor confusión (se acabó ese de decir flor en vez de vagina).

Facilitar las cosas. Podemos facilitarles el camino cuando veamos que quieren hablar de sexo. A veces, tienen reparo o vergüenza de hacernos una pregunta y podemos adelantarnos con un gesto de complicidad con ellos.

Sexo y amor. Hay que relacionar el tema de la sexualidad con el amor como algo que implica estimación, generosidad y responsabilidad para dar forma a su futura conducta sexual.

Placer y reproducción. Cuando son más grandes se les debe hablar de la importancia de la sexualidad como parte de nuestra personalidad, como herramienta de placer y de reproducción.

Riesgos. Explicar sobre los riesgos en el ejercicio de la sexualidad: desde las infecciones de transmisión sexual, el sida, los embarazos no deseados, hasta el aspecto afectivo y de valores.

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