Es argentina, psicóloga, socióloga, orientadora familiar y dirige el instituto para el abordaje de la Simetría Inconsciente en Buenos Aires. Se ha especializado en la difusión de la simetría de los vínculos familiares y en los sistemas educativos, recorre el mundo dando charlas a los padres y educadores de la situación difícil situación que atraviesan los padres de hoy para criar a sus hijos. Con esa vasta formación y experiencia, Claudia Messing llegó a Santa Cruz de la Sierra, a invitación de la empresa "Herramientas para la Vida" y concedió una entrevista exclusiva a Día 7. Con un gesto sencillo y con una cabellera bastante llamativa, Messing respondió amablemente todas las interrogantes que le hicimos y dejó sentado que los problemas entre padres e hijos son comunes tanto en Bolivia como en el resto de los países latinoamericanos.
Sus conferencias tienen en común el mismo título: 'Por qué es difícil ser padres hoy', ¿Cómo era antes ejercer este rol?
La verdad es que nunca fue fácil, pero ahora es más difícil ser padre. Antes era más fácil porque cuando existía un mundo autoritario y jerárquico donde la autoridad estaba respaldada por una sociedad, que a su vez tenía jerarquías y límites, era más sencillo, estaba respaldado. Ahora los padres tenemos que construir una autoridad sin modelo anterior. Esa es la diferencia, el modelo hay que crearlo.
En nuestro Bolivia, cuando se habla de la relación entre padres e hijos, hay una apelación constante a decir 'los hijos de hoy no son como los antes'. ¿Qué opina?
Ese es un error. En vez de quejarse por la leche derramada hay que desarrollar nuevos mecanismos para llegar a los chicos actuales. Si uno aprovecha este cambio es maravilloso lo que se puede lograr. Porque en realidad nos empuja hacia modelos muchísimo más democráticos, inclusivos, maduros, con capacidad de incluir al otro, con capacidad de comunicación. Este es un gran desafío.
¿A qué le ha denominado simetría inconsciente?
Es un cambio por medio del cual los niños desde la más tierna infancia copian a los padres como si estuviesen frente a un espejo. Cada vez más, los niños muestran síntomas de paridad con respecto a sus padres. Este vínculo de igual a igual con los mayores acarrea consecuencias que perjudican su desarrollo, sus estudios, sus proyectos vocacionales y sus emociones. Esta situación, generalmente, no es deducida por el padre porque no se han desarrollado a nivel social, tampoco a nivel educativo donde no se han desarrollado mecanismos para lidiar contra este cambio que es absolutamente generalizado que se da en el mundo, a partir de una vinculación más afectuosa entre padres e hijos. Así se genera este proceso de copia y de mimetización, además lo que se transmite ahora es distinto a lo que se enseñaba antes.
¿Tiene algún diagnóstico o estudio sobre la situación de la familia en Bolivia?
Mira, lo que he visto y compartido en las conferencias es que los problemas en Bolivia son exactamente los mismos que tenemos en Argentina, Chile y Perú. Por ejemplo, los padres son saben cómo ponerle límites a los chicos porque ellos cuestionan todo, que están muy desmotivados y no les interesa estudiar, debido a que forman parte de otra generación.
Hace poco en la ciudad han aparecido estudiantes consumiendo drogas en los colegios. ¿Cómo se puede combatir este flagelo desde los padres y educadores?
Los padres de familia y los educadores de los colegios tienen que fortalecer los vínculos. Deben llamar la atención sobre esta situación y los padres deben reflexionar de lo que está pasando en sus hogares. Si la red de los padres se consolida van a poder afrontar los problemas de los adolescentes y jóvenes. Entonces a nivel educativo hay que trabajar con los padres e hijos.
El Invitado
Álvaro Puente
Educador y Pedagogo
Las familias han sido abandonadas por el sistema educativo
El problema es que todas nuestras familias han sido abandonadas por el sistema educativo. Por eso es que la mayoría de ellas tienen muy poca base para educar a sus hijos; sin embargo, hay una "minoría selecta" que ha tenido un buen nivel universitario que más o menos puede tener una educación en sus hijos. Más de la mitad de nuestra población que apenas ha ido la escuela no tiene herramientas elementales para trabajar con los chicos, quienes no conversan ni oyen y eso repercute en un distanciamiento entre padres e hijos. Eso de que la generación de ahora no es como la de antes, se dice desde que existe el mundo. Hay escritos de Sócrates que dicen eso: "los de hoy no son como los de antes". Se repite la misma cantaleta siempre, lo que pasa es que cada generación tiene su propia personalidad y por ende su propia manera de entender la vida. Muchas veces en lugar de adaptarse a esa realidad se la excomulga, esa es una ley de vida que se ha utilizado siempre de descalificar a la generación a la que tú no puedes entrar y ese es el problema clave de muchísimas familias. Es grave, si tú no eres de esta generación y lo juzgas o desprecias, lo que digas no tiene autoridad y entonces los chicos tienen su vida, aceptan al papá pero no lo admiran y respetan. Ese es uno de los dramas de la educación familiar. Y eso no se cambia modificando el modelo familiar de los padres. Ni una Ley, ni un Decreto va a cambiar esta situación. En la medida en que el país cultive su gente va ir cambiando esa relación. El sistema educativo va terminar cambiando la madurez de nuestra gente, necesitan por lo menos cuatro generaciones para estar bien formados para que los respeten a sus padres. Es un nivel de desarrollo al que no hemos llegado, ni al que no llegaremos nunca mientras el país no se ocupe de cultivar la riqueza de su gente.
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