Carmen, 50 años, secretaria de dirección. “Un tormento permanente en una zona tan sensible, tan secreta y tan imprescindible para todo, es algo que no puedo asumir, no es justo. Ni siquiera me deja tener las ideas claras porque algunas veces me da igual tomar una decisión que otra, lo único que quiero es que me dejen en paz”.
Inmaculada, 28 años, Licenciada en Ciencias Políticas. “Para mí es una prueba de amor muy grande el que mi pareja se mantenga a mi lado sin tener vida sexual. Llevamos así más de dos años. Él esta solidarizado conmigo, pero no me conformo. Sufro mucho y de manera constante una sensación constante de escozor o picor. Estoy en un callejón sin salida”.
Concepción, 42 años, Relaciones Públicas. “Cuando escuché hablar de la vulvodinia, pensé que estaba describiendo mis sensaciones y mi problema con tal exactitud que parecía que la había llamado yo por teléfono unos minutos antes para contarlo”.
Son testimonios de algunas mujeres que han sufrido vulvodinia, un dolor vaginal que afecta el periné y los genitales, pero que han sido tratadas con éxito por la doctora Isabel Heraso, Anestesiologa, Jefa de la Unidad del Dolor de la Clínica San Francisco de Asís, CSFA (Madrid, España). Estos y otros casos reales aparecen en su reciente libro “La Mujer y el Sexo”.
El 43 por ciento de las mujeres sufren algún tipo de trastorno sexual, y más de un 22 por ciento sufre dolor durante la duración de las relaciones sexuales, según un estudio publicado por la revista científica ‘Obstetrics & Gynecology’.
Asimismo, hasta un 16 por ciento de las mujeres pueden sufrir vulvodinia en algún momento de su vida, según un estudio de la Asociación Norteamericana de Vulvodinia. Estos resultados, relativos a mujeres de entre 18 y 65 años, y otros muchos datos aparecen en el libro de la doctora Heraso, a quien entrevista Efe.
Desconocida y silenciosa
“Recibo más de 600 consultas al año de pacientes, hombres y mujeres que sufren algún tipo de trastorno sexual grave que les produce dolor y enfermedades. Este problema es mucho más frecuente en mujeres y esta cifra se puede multiplicar por diez en las consultas públicas”, explica la doctora Heraso, una de las principales especialistas mundiales en vulvodinia. Según la doctora Heraso, “en nuestra sociedad existe un gran desconocimiento sobre ciertas patologías graves como es la vulvodinia, una neuropatía de un nervio que inerva los genitales y puede llegar a convertirse en crónica o recurrente y surge por diferentes causas, provocando dolor en la zona genital”.
Según esta especialista, sólo “en España, más de 800.000 mujeres sufren alguna patología dolorosa en sus genitales.
“Son muchas las mujeres, y también algunos hombres, que acuden a la consulta aguantando años y años de dolor en sus genitales que sufren durante todo el día y se intensifican en sus relaciones sexuales”, señala la doctora Heraso.
Según esta experta “los afectados por estas patologías viven en un peregrinaje por el sistema de salud. Primero, recurren al ginecólogo, quién deriva al dermatólogo –que suele realizar una biopsia de la zona lesionada- y éste, a su vez, traslada el caso al psiquiatra, para finalmente el paciente terminar en manos de un psicólogo a quién cuenta su vida, pero no soluciona su dolor”.
En opinión de Heraso “tradicionalmente la sociedad ha visto a la mujer como un sujeto sexualmente pasivo, cuando no hay nadie más sexualmente activo que quien alumbra una vida. Del silencio traumático vivido por generaciones de mujeres y otras ideas erróneas en la percepción de la sexualidad femenina han surgido muchas enfermedades, entre ellas la vulvodinia o neuropatía genital”.
OBJETIVO: Relaciones más sanas
“En mi libro-prosigue la experta de la CSFA- explico cómo se puede disfrutar de las relaciones sexuales sanamente, incluso en parejas que no pueden realizar el acto del coito. Me dirijo especialmente a las mujeres para que no se sientan menospreciadas en este entorno y conozcan qué prácticas se deben rechazar para evitar ciertas enfermedades”.
“En los primeros momentos, el médico ha de tranquilizar a la paciente con vulvodinia, explicándole que no son cosas de su cabeza, que el problema existe y está viviendo la manifestación en su cuerpo de una serie de síntomas en el territorio del nervio pudendo, que corresponde a la zona genital”, explica Heraso.
De acuerdo a Heraso “los seres humanos tendemos a sufrir contracturas debido a estrés, ansiedad o miedo. Las personas que contracturan los músculos del suelo del abdomen, llamado periné, irritan el nervio de esa zona, que es el pudendo”.
“Vulvodinia significa ‘dolor en la vulva’, pero en la práctica el dolor también puede afectar la vagina, el ano y, a veces, la ingle, y además la mujer sufre escozor y picor. Además de problemas de alteración de sensibilidad, secundariamente se producen infecciones y hongos. Estos problemas no se curarán del todo hasta no curar al nervio pudendo”, explica.
Según la autora de ’La Mujer y el Sexo’, “el dolor vulvogenital puede ser un proceso que tiene origen en cuerpo físico, sin que intervenga la psique, pero también puede ser psicosomático, es decir que el núcleo del problema esté en la mente de quien lo padece, proveniente de su vida interior, de su estado anímico”.
“El sexo es la parte de nuestro organismo más reprimida, está cargado de ignorancia y tabúes. Por ello suele ser más frecuente que la vulvodinia tenga origen psicosomático, aunque también existan causas fisiopatológicas”, añade.
De acuerdo a la anestesióloga de la CSFA “entre los procesos psicosomáticos, existen núcleos originados dentro de la persona y desde fuera, en forma de agresiones sexuales, vida de pareja complicada o presiones psicológicas por parte de nuestros progenitores, educadores o religiosos”.
“Sea como sea, el resultado final siempre es un dolor, que se origina en una neuropatía del nervio pudendo, el encargado de la sensibilidad de los genitales. Este nervio se va ramificando y, dependiendo de dónde esté lesionado, habrá un mayor o menor territorio afectado”, explica la doctora Heraso.
Inflamación por vecindad
La especialista explica a Efe que “en ocasiones la inflamación de las caderas irrita el nervio pudendo, por vecindad. Esto ocurre en mujeres que protegen su sexo inconscientemente juntando los muslos, lo que conlleva tener sus caderas casi siempre en rotación interna. En este caso lo más práctico es tratar dicha articulación para que su inflamación no afecte a las ramas nerviosas y así terminar con su neuropatía”.
“El tratamiento que se aplica en la Unidad de Dolor de la CSFA, consiste en realizar bloqueos nerviosos en dichas articulaciones, en las que primero se depositan fármacos antiinflamatorios, antioxidantes y regeneradores, y después se rellenan con ácido hialurónico”, explica Heraso. Según la experta “la mejoría de la vulvodinia es variable. Puede comenzar desde el primer tratamiento de caderas o tardar hasta dos meses después de la última colocación de ácido hialurónico”.
“Si la paciente tarda en mejorar, conviene tratar simultáneamente el nervio pudendo con bloqueos nerviosos, mediante anestesia local y relajantes musculares. Incluso puede ser aconsejable aliviar el dolor con un bloqueo nervioso del pudendo en la primera consulta” aconseja.
Curación
Para Heraso “primero hay que atender la faceta física de la enfermedad, para lo cual es importante realizar un diagnóstico diferencial, sin entrar de momento en problemas psicológicos”.
“Aunque es claro y justificado el gran componente psicológico de la vulvodinia, plantearla a la paciente como una enfermedad psicosomática es contraproducente al principio, ya que esa persona está sufriendo un dolor real en una determinada parte de su cuerpo”, señala la experta.
En la batería de soluciones para tratar esta afección, según Heraso “también es importante la medicación (ansiolíticos, antidepresivos, analgésicos) que conviene prescribir para, después, poco a poco ir retirándolos. Al final la paciente deberá quedarse sin tratamiento y sin dolor. A eso se le llama curación”.
De acuerdo a la anestesióloga “para la curación definitiva también es importante el autopsicoanálisis, destinado a que salgan del subconsciente las programaciones erróneas o los traumas sexuales que hemos sufrido y nuestra mente se niega a recordar como mecanismo de supervivencia”.
Para ello, la doctora Heraso recomienda que la paciente escriba todo lo malo que le ha pasado en la vida, sobre todo respecto al sexo,: así la mente va exteriorizando todo aquello que tenía guardado”.
“También es útil señalar cada día en una ‘gráfica de dolor’, la intensidad del dolor y luego unir los puntos, para ver sus subidas y bajadas. Si agregamos una casilla con las situaciones emocionales diarias, observaremos como sube nuestra molestia ante una situación adversa y baja ante otra placentera”, finaliza./
Dra. Isabel Heraso, autora “La Mujer y el Sexo”
"En nuestra sociedad existe un gran desconocimiento sobre ciertas patologías graves como la vulvodinia, una inflamación del nervio que inerva los genitales, que causa dolor en esa zona”
CIFRAS
43% de las mujeres sufren algún tipo de trastorno sexual.
22% sufre dolor durante la duración de las relaciones sexuales
Test ¿Podrías tener vulvodinia?
¿Fuiste tratada por infecciones vaginales, pero sigues con dolor después de que los tratamientos terminaron?
¿Tuviste ciclos recurrentes de infecciones urinarias y vaginales que parecen venir una detrás de otra?
¿Te pasó que fuiste a un doctor quejándote de infecciones vaginales y los análisis determinaron que no tienes infección?
¿Empezaron tus síntomas después de una serie de infecciones vaginales, bacteriales o urinarias o de un trauma pélvico como una operación o una caída?
¿Sufres de alergias o problemas dermatológicos?
¿Te han diagnosticado cistitis intersticial, fibromalgia, colon irritable o alguna enfermedad autoinmune o inflamatoria?
¿Estás experimentando un declive en tu interés sexual?
¿Estás deprimida o estresada?
QUICKIE
Antes de pensar que tienes vulvodinia, descarta otras causas de dolor vulvar como infecciones, irritación por el uso de ropa interior, cremas, productos para la higiene femenina y enfermedades sistémicas y de la piel.
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