En algún momento la niña o el niño tendrá curiosidad por conocer algo acerca del progenitor ausente, preguntarán: ¿dónde está papá (mamá)? o ¿tengo un papá (mamá)?, interrogantes que el padre o la madre deberá estar en condición de responder con mucho tacto para no afectar la estabilidad emocional de su pequeño(a).
n la actualidad los hogares monoparentales han aumentado de manera significativa, por diversas razones como ser: divorcio, viudez, maternidad o paternidad en solitario. En algún momento la niña o el niño tendrá curiosidad por conocer algo acerca del progenitor ausente, preguntarán: ¿dónde está papá (mamá)? o ¿tengo un papá (mamá)?, interrogantes que el padre o la madre deberá estar en condición de responder con mucho tacto para no afectar la estabilidad emocional de su pequeño(a).
A continuación Femenina conversó con la psicóloga Daniela Pardo Responsable del Departamento de Psicología del Centro de Apoyo Integral Inizio quien absolvió nuestras dudas al respecto.
La psicóloga explicó que existen tres situaciones, que se presentan con mayor frecuencia para que el niño o niña forme un hogar con el padre o la madre que son: divorcio, fallecimiento de alguno de los progenitores y los padres solteros.
En el caso de divorcio la especialista recomienda, que las peleas entre adultos no sean presenciadas por los niños y que se resuelvan de la mejor manera posible para que cuando se suscite la separación el niño asimile este nuevo cambio con tranquilidad, sin sentirse que es parte del problema, sino que fue una circunstancia ajena a su persona. Además de reiterarle las veces que se necesario que lo aman y que siempre estarán presentes en su vida, aunque ya no estén juntos.
En el segundo caso cuando la madre o padre fallece, la especialista aconseja decir la verdad al niño con mucho tacto porque éste se dará cuenta de la ausencia y exigirá su presencia. Pese a que el golpe es duro para el adulto muchas veces el niño lo asimila con cierta madurez, en un periodo de duelo que por lo general dura unos tres meses. Sin embargo, la madre o padre debe estar atento a este proceso porque si se prolonga por más tiempo será necesario recurrir a un especialista para sacar de su depresión al niño.
En el tercer caso cuando alguno de los padres no tiene pareja la psicóloga sugiere hacer conocer este hecho a su pequeño para que vaya aceptando esta situación poco a poco y no sea sorprendido con las preguntas inocentes de sus compañeros de clase que lo interroguen sobre el progenitor ausente y él o ella no sabrá que responder. “Por ejemplo: si no existe la imagen paterna sustituirla por una cercana como un abuelo, hermano o tío e indicarle que esta persona lo amará como si fuera su padre para el pequeño(a) se sienta protegido y seguro a su lado”.
Algunas frases
A continuación algunas frases que serán de mucha utilidad para quienes deben afrontar esta situación y no saben cómo abordar el tema con sus hijos:
1.- Después del divorcio lo aconsejable es abordar el tema de la siguiente manera: “aunque tu padre no sea más mi marido sus palabras en cuanto a tu educación siguen teniendo peso para mí”.
2.- Sí el padre ha muerto está puede ser una alternativa para comenzar: “las palabras y las ideas de tu papá siguen vivas para nosotros, yo recuerdo las cosas que para él eran importantes como padre”.
3.- Cuando el padre es desconocido será importante hacer hincapié en esta frase: “tú tienes padre, sino no hubieras podido nacer, pero él sólo participó en tu gestación” o según el caso “yo sabía que tu padre no iba a vivir con nosotros, pero yo elegí tenerte y criarte a pesar de eso”.
Recomendaciones
Pardo aseguró que si la niña o niño no recibe la información adecuada en su momento o vive una mentira inventada, por alguno de los progenitores, se le provocaría un daño emocional, porque cada menor necesita conocer su origen para afianzar su personalidad. Además, que a medida que vaya creciendo las preguntas serán más profundas y más difíciles de contestar.
“No es bueno hablar mal del padre o madre ausente, decirle al pequeño que fue una persona irresponsable, que no quiso hacerse cargo de su paternidad o maternidad y que finalmente los abandonó, aunque esto sea verdad, porque el pequeño no entiende esto y por el contrario le afecta creándole una baja autoestima, depresión, inestabilidad y bajo rendimiento escolar. Lo recomendable es hablar en forma neutral para no crear una imagen negativa o de rechazo”, acotó.
Entonces surge la siguiente pregunta: ¿cuándo estará el niño preparado para conocer los hechos que suscitaron la separación de sus padres? La especialista responde que de acuerdo a su edad y grado de madurez el niño entre 8 a 9 años estará en condiciones de asimilar mejor el problema. En caso de ocultarles la verdad provocaría que a cierta edad el menor, entre 12 ó 14 años se torne rebelde y las discusiones con ellos serían frecuentes.
0-3 años de edad
- Trastornos del comportamiento
- Regresión y estancamiento en hábitos adquiridos
- Estancamiento en las adquisiciones cognitivas
- Síntomas de expresión corporal
3-5 años de edad
- Ansiedad e inestabilidad
- Temores fóbicos
- Fantasías de abandono y muerte de los progenitores
- Manifestaciones de autocastigo y culpabilidad
- Inadaptación escolar
- Tristeza
A partir de los 6 años de edad
- Sentimientos depresivos
- Sentimientos de abandono y carencia afectiva
- Manifestaciones de agresividad e ira
- Dificultades en el rendimiento escolar
- Dificultades en sus relaciones sociales
- Comportamiento hipermaduro. Ausencia de quejas
- Responsabilidad y brillantez en el ámbito escolar
Periodo de la pubertad
- Sentimientos de inseguridad, y adolescencia depresión y malestar narcisista
- Quejas somáticas múltiples
- Trastornos del comportamiento
- Actitudes de pasividad y desinterés
- Tendencia al autosabotaje y al fracaso
- Conductas delictivas
- Consumo de tóxicos
- Tendencias auto y heteroagresivas
A largo plazo: En la juventud y periodo adulto
- Mayores sentimientos de inseguridad
- Ansiedad en las relaciones interpersonales
- Miedo al fracaso en las relaciones de pareja
- Intensa lucha interna por no repetir las situaciones familiares de su infancia
- Frecuentes conductas impulsivas en las relaciones de pareja
- Mayor tendencia a repetir algunas situaciones como el divorcio
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