Tras siglos de lucha para acceder al universo sexual (nos referimos a la función lúdica y no reproductiva) y cuando la sexualidad femenina es abierta, paradójicamente a las mujeres se les fue el apetito. Eso es de lo que se queja el 80 por ciento de las pacientes que acuden a la consulta sexológica: falta de deseo.
Los laboratorios farmacéuticos trabajan para encontrar la fórmula mágica que les devuelva “las ganas”. Investigadores australianos están reclutando a mujeres para probar un spray que busca incrementar el deseo sexual en la mujer. La nueva droga, Tefina, consiste en un gel de testosterona (la hormona del deseo y una de las fuerzas principales en el deseo sexual) que debe ser administrado de dos a ocho horas antes de un evento sexual con la esperanza de incrementar el deseo sexual.
Pero la tarea no es fácil ya que el deseo sexual de la mujer reside en el cerebro y, ¿quién puede atreverse a indagar qué pasa por nuestras cabezas? Y es que una libido baja puede ser el resultado de diferentes factores—no solo niveles bajos de testosterona. Los niveles de energía, por ejemplo, pueden impactar seriamente la libido, asegura Patti Britton, PhD, autora de The Art of Sex Coaching. Y la lista de factores que matan la libido es eterna. “Debes tener en cuenta los patrones en tu pensamiento; tu estado emocional, tu fisiología, tus habilidades mecánicas”, explica Britton.
Mujeres de todas las edades reconocen tener la libido por los suelos, y no sólo por un trastorno de falta de deseo, pero porque desconocen cómo funciona el deseo sexual, según reveló la ginecóloga y sexóloga Francisca Molero, del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, al diario El País. Y es que la clave pasa por ejercitar el deseo sexual: “los hombres estimulan la libido de una forma más visual, por lo que ejercitan su deseo diariamente, sin ni siquiera proponérselo. Pero la forma que tienen las mujeres de estimularse requiere del sentido del tacto y el oído, por lo que no está siempre activo como el del hombre, sino dormido y es necesario despertarlo”, comenta Molero al diario español.
El estrés, ¿verdadero culpable?
Después de horas en la oficina, el cuidado de los niños, la clase de spinning, los quehaceres del hogar y la preparación de la cena… lo último que pasa por las mentes femeninas es el sexo (lógico). Resulta que debido a razones evolutivas, las mujeres responden peor al estrés que los hombres y la libido es lo primero que se nos suprime en situaciones de tensión. Esta es una forma de anticoncepción prehistórica. “Cuando la situación se vuelve difícil es preferible no quedarse embarazada y para evitar riesgos, mejor estar poco o nada predispuesta”, así pensaba la química femenina cuando el hombre vivía en las cavernas… y hoy, sigue pensando así.
“La evolución todavía está muy presente en nuestra especie”, reconoce la experta a El País. Las mujeres que quieran saber si realmente padecen de deseo sexual hipoactivo (DSH) o si, simplemente su código genético evolutivo les está jugando una mala pasada, solo tienen que esperar a las vacaciones y descubrir si el descanso revive las ganas de hacer el amor. Si es así, el desorden viene de fuera.
Revive tu libido
Pensar que el sexo es una reacción instintiva y que las mujeres pueden pasar automáticamente de días ajetreados a diosas del sexo es una fantasía. En el fondo, la libido necesita tiempo y dedicación para crecer y mantenerse saludable.
“La sexualidad hay que trabajarla. Hay mujeres que llegan a mi consulta y que desconocen todavía muchos aspectos relativos a su sexo”, aseguró Molero al diario español aconsejando que “para aumentar el deseo siempre recomiendo pasarse horas a solas con uno mismo.
Practicar el autoerotismo, la masturbación, porque para disfrutar del cuerpo hay que descubrir primero lo que más nos gusta”.
Asimismo, los masajes en pareja son perfectos para avivar el deseo, lo mismo que el uso de juguetes, que además añaden un componente divertido y un tono juguetón a las relaciones.
Por último, es importante tener en cuenta que en la mujer son importantes los estímulos eróticos: sentirse deseada, flirtear, la literatura erótica o las películas porno, si es que gustan. Es necesario planificar espacios para la sexualidad y no pensar que las cosas relativas al sexo deben ser espontáneas y no preparadas. Los planes no son contrarios al placer. Recuerda que todo es cuestión de práctica: si quieres ser buena cocinera, cocina; si quieres avivar el deseo, solo tienes que entrenarlo.
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