El cerebro es el órgano sexual más poderoso del cuerpo humano”, coincide la mayoría de los expertos en sexualidad. Y funciona igual, con la misma intensidad, en mujeres y hombres.
Según el sexólogo Erland Roca Chaar, la diferencia está en los sentimientos y los objetivos de reconocimiento y protección de la mujer, que mucho tienen que ver con su educación, pero los pensamientos son similares.
Solo pensando...
Según Bárbara Carrellas, una teórica estadounidense, el éxtasis se encuentra al alcance de un pensamiento, sin ningún tipo de estimulación o ayuda, con el gran poder de la mente. Así lo asegura una corriente promovida por ella misma, conocida como think-off, que consiste en provocar orgasmos mediante la concentración en un poderoso pensamiento. El think off, además del pensamiento, involucra “una combinación de respiración, imaginación (ya sea visualización o elementos sensoriales), sonidos y contracciones de los músculos pélvicos”, detalla.
Sin embargo, hay quienes aseguran que el orgasmo mental no es alcanzable, si no que la estimulación física en zonas erógenas juega un papel primordial.
El cerebro es el más poderoso, pero el órgano más grande es la piel
Dice el sexólogo Erland Roca Chaar que si hablamos de los órganos sexuales estamos hablando de la parte genital, pero hay que tomar en cuenta que en los dos metros cuadrados de piel tenemos casi 700 puntos erógenos. Entonces, solo con los besos y caricias, sin tocar los genitales, pueden llegar al orgasmo tanto el hombre como la mujer. Desde este punto de vista, agrega el experto, se puede llegar al orgasmo sin estimular los genitales.
Cuando se piensa en los placeres que produce el sexo se crea una reacción: aparece la excitación genital, la erección, la lubricación vaginal, el orgasmo. Entonces, una de las partes más placenteras en la intimidad sexual es la experiencia de tocar y ser tocado por todas partes. En la opinión del experto la exploración sutil y profunda de la piel de tu compañero es una herramienta poderosa para descubrir y acceder a una relación más profunda que tiene efectos emocionales y biológicos.
La relación entre mente y sexo se investiga hace 50 años
El concepto de pensar la relación entre mente y orgasmo se remonta a los años 70, cuando Masters y Johnson, una pareja famosa conformada por un ginecólogo y una trabajadora social, estudiaron la ‘respuesta sexual humana’ y continuaron con sus estudios hasta la década de los años 90. Ellos documentaron la conexión entre sexualidad y pensamiento. En la actualidad, Ian Kerner, doctor en terapia sexual, columnista sobre temas de sexualidad del New York Times y CNN, asegura que sí es posible conseguir orgasmos solo con la mente, ya que “el cerebro es el órgano sexual más poderoso que existe”.
Hay una corriente de pensamiento que está de moda para explicar lo que sucede con la mente en relación al sexo
La ‘androginia sicológica’ está de moda. Se trata de rescatar lo mejor de cada sexo e integrarlo en el desarrollo de competencias. Algo así como un vikingo tierno o una dulce y sumisa mujer defendiendo sus derechos como una tigresa. El Yin y el Yang, unificados ¿será posible?, dice una nota en la página de Internet manuelgross.bligoo.com. “Los jóvenes que abrazan el posmodernismo afirman que sí, que hace rato comenzó la fusión”. La sexóloga Ingrid Saavedra opina que estos cambios son reales.
Las fantasías sexuales son parte del trabajo de la mente y son muy normales. Es cuando ‘recordamos’ hechos relevantes
Gracias a hormonas y conectores logramos recordar. Esta función es como un ‘clip’ que engancha las experiencias en el cerebro. Cuando actúan las hormonas relacionadas a la actividad sexual, solo recopila los hechos mas relevantes, los que más nos impresionaron. Según la página de Internet, manuelgross.bligoo.com, las situaciones sexuales siempre se fijan en nuestras mentes porque en cada acto se libera la norepinefrina.
¿Y si no tenemos fantasías?
De hecho no tener fantasías sexuales puede ocasionarnos problemas sexuales. Muchas personas, hombres y mujeres, tienen dificultades para alcanzar el orgasmo y/o sufren de bajo deseo sexual porque no saben generar fantasías eróticas que les ayuden a excitarse.
Los hombres y mujeres solemos utilizar nuestra imaginación para excitarnos: unas veces se trata de historias eróticas largas y elaboradas, otras acuden a nuestra mente imágenes más precisas y concretas.
Las fantasías sexuales son habituales y a la mayoría nos ayudan a poder mejorar nuestra vida sexual.
Las ideas y pensamientos fluyen de forma consciente, inconsciente y procedimentalmente. También el sexo
Según Roca, cuando dormimos tenemos sueños eróticos y podemos llegar al orgasmo. Así como también cuando estamos conscientes esos pensamientos nos pueden llevar a que los órganos genitales se activen y, por último, la forma procedimental se produce por autoestimulación o con la participación de otra persona.
¿Diferencias de cerebros?
Morfológicamente nuestros cerebros son casi idénticos. Hay diferencia en el hipotálamo del varón, que es algo más grande. Y se sabe que los hemisferios de hombres y mujeres trabajan de formas diferentes, aunque, científicamente, no se conoce su impacto en la vida sexual.
Para que la mente no lo haga todo, ponga corazón
Lo principal es aceptarse uno mismo, valorarse y ser auténtico, luego aceptar a su pareja tal como es, no se debe fingir ni con lo que no le gusta o lo que no siente, dice Roca. Debemos dialogar y decir lo que nos gustaría y lo que no. Ponernos de acuerdo. Es mejor si el que tenga deseo de intimidad se insinúe y no lo haga de una manera explícita.
La mente es poderosa, pero para nosotras, las mujeres, basta un ‘click’ para encenderla o apagarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario