Pero hay muchas excepciones
Siempre sale mal quien está bajo dependencia del jefe, pues debe obedecer, afirma la Dra. Dolly Montaño
Cuando se da la situación
En ese orden, lo normal es que puede producir una serie de inconvenientes, como que ya no hay la imparcialidad para con el trato de un superior, y eso hace que las relaciones se alteren al mezclarse sentimientos que nublan la razón, como a veces sucede con la gente enamorada. Si ella es una buena trabajadora y se sabe que tiene un romance con el jefe, tratarán de descalificarla aduciendo favoritismo.
Puntos de vista
-Es el caso de la típica jovencita que ingresa a trabajar en una oficina y se ilusiona con el jefe al cual lo ve como un dios, como su príncipe azul, maduro, guapo, con dinero y dueño de sí mismo. Sufre en silencio sin darse cuenta de que ese hombre jamás dejará su posición social, su familia y su estatus para quedarse con ella. Esto dura hasta que la realidad logra mostrarle la equivocación en la que ha incurrido, afirma Rosario Núñez, supervisora de agencias en el Banco Nacional
Cuando funciona una relación entre jefe y empleada, todos podemos imaginar las consecuencias positivas, aunque sobrevienen muchas negativas, porque se tratan de beneficiar en viáticos, permisos, vacaciones, se perdonan los retrasos, y así sucesivamente. Y los compañeros que enteren de este asunto reprocharán el ‘favoritismo’ que pueda haber de uno al otro, afirma la sicóloga Claudia Torres Calvimontes.
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