Pasó el gran día, cuando vestida de blanco juraste amor eterno y te imaginaste en un nidito de amor lleno de niños. Hoy, tiempo después, aún no logras tener ese bebé entre los brazos y te invaden las preguntas.
Antes de que te preocupes en vano, infórmate bien sobre el tema para afrontarlo con todo lo necesario. Los especialistas aconsejan que diferencies entre infertilidad y esterilidad. En el primer caso, existen esperanzas de revertir cualquier problema para concebir, mientras que en el segundo, la probabilidad de un embarazo es prácticamente nula. La esterilidad necesita un proceso psicológico de aceptación de que no se podrá ser padre o madre de forma natural, sino acudiendo a mecanismos legales como la adopción, mientras que la infertilidad es el tema a tratar por +VIDA en estas páginas. “Cuando una pareja busca un bebé por el lapso de un año sin lograr la concepción, es decir cuando la mujer no se embaraza, se considera que una pareja es infértil. Entonces, hay que preocuparse y comenzar a pensar que existe un problema”, explica el ginecólogo y experto en fertilización Grover Caba.
Por qué a mí. Posiblemente es la interrogante que colma tus pensamientos porque mueres de ganas de un bebé, pero lo que quizás no sepas es que la constante preocupación puede ser una de las principales razones para que concebir se vuelva una tarea difícil. “Me da la impresión de que la gente todavía no es muy consciente de que lo que pasa al cuerpo está muy relacionado con lo que pasa en la mente, el corazón y el alma; a veces las personas se quedan con el diagnóstico médico, por ignorancia, en el buen sentido, de no saber que pueden haber causas más profundas que no sean netamente físicas, pero la vida interior de las personas es fundamental”, explica la psicoterapeuta Susanne Hansen.
Por su parte, el sexólogo Erlan Roca dice que no hay una respuesta única, "hay gente que no fuma, no bebe y se enferma de cáncer, otros con malos hábitos no se enferman ni de uñero. Los anticuerpos dependen el organismo de cada persona".
Indicios. De todos modos, tanto en hombres como mujeres existen señales de alerta. Según Roca, en el caso de ellos, antecedentes como infecciones de transmisión sexual y semen en escasa cantidad deben ser tomados en cuenta. Grover Caba enumera, en el caso de los varones, el problema de testículos en el abdomen que no descendieron a las bolsas escrotales, paperas con la consiguiente inflamación testicular, "en las mujeres, deben ser motivo de atención las malformaciones uterinas, excesivo dolor en la menstruación por endometriosis, ausencia de menstruación por dos o tres meses, quistes, la alteración cromosómica conocida como Síndrome de Turner, que se manifiesta en el escaso desarrollo sexual de la mujer". En ambos, él o ella, puede ser motivo de infertilidad el hecho de someterse a terapias de radioterapia o quimioterapia al padecer cáncer.//
Integral
Todas las facetas influyen para concebir
Según la psicoterapeuta Susanne Hansen, la vida de las personas se desenvuelve en cuatro facetas, dentro de lo que denomina Modelo del equilibrio: dimensión física, profesional, de relacionamiento y de intuición. Ella asegura que todas estas áreas, de una u otra manera, pueden incidir en la capacidad de concebir un bebé y recomienda no limitarse solamente a una sola al buscar respuesta, "el problema de la infertilidad debe ser entendido desde las diferentes áreas, puede tener su origen en la parte física, pero cuando se presenta un síntoma, también hay que buscar una explicación en otras zonas, por ejemplo hay personas con ritmos de vida muy acelerados que priorizan el trabajo y se someten a excesivo estrés". Asimismo, en cuanto a la faceta intuición, relacionada con la parte espiritual, la persona puede tener de forma inconsciente pánico a la vida, a quedar embarazada y a hacerse cargo de otra persona, además de sí misma. "Al estar más relajada, puede ser, sobre todo en la mujer, que el funcionamiento normal de su cuerpo se recupere.
Por ejemplo, se ha demostrado en varios estudios que las parejas que no pueden tener hijos, al inicio hacen todo por concebir, entrando en estado de angustia y estrés porque quieren embarazarse y no pueden, a veces hasta experimentan culpa y se autorecriminan, pero cuando esa pareja acepta el problema y, en algunos casos decide adoptar un niño, proceso que puede durar años o a veces menos, de repente la mujer se embaraza. O sea, la mujer que estaba infértil termina concibiendo un bebé, posiblemente porque en este lapso hombre y mujer se relajaron como pareja, aceptaron y, en esa relajación, su cuerpo recuperó el completo funcionamiento".//
En opinión de
Incluso a veces se recurre a terapias con ansiolíticos y antidepresivos
Existen dos grandes categorías para solucionar el problema de la infertilidad: están los tratamientos de baja complejidad y los de alta complejidad. Entre los primeros se encuentra el coito dirigido, que es cuando el hombre no tiene ningún problema y es la mujer quien no ovula, consiste en que se hace ovular al ovario con asistencia del especialista y él indica a la pareja cuándo mantener las relaciones sexuales. Aquí también entra la inseminación intrauterina, aplicada en el caso de que el hombre produzca pocos espermas, entonces se preparan estos espermatozoides en laboratorio y luego se introducen con una cánula en el útero de la mujer, para que vayan en busca del óvulo.
En cuanto a los tratamientos de alta complejidad se encuentra el in vitro, que se realiza cuando las trompas del útero están obstruidas o también cuando el hombre produce poco esperma. Se prepara a la mujer para que tenga por lo menos unos ocho óvulos, que se sacan en el laboratorio y se juntan con el esperma a través de una aguja especial: se inyecta el espermatozoide dentro del óvulo y cuando el embrión ya creció y se desarrolló, recién se lo puede transferir en el tercer o quinto día para introducirlo dentro del útero. El riesgo de sufrir un aborto o de tener un bebé normal es el mismo con la inducción de la ovulación que con la concepción natural; estos riesgos dependen de la edad de la madre y de factores genéticos.
Una vez se da el embarazo, éste se desarrolla de manera normal, sin necesidad de seguir alguna indicación especial y sin efectos posteriores en la lactancia o en el parto.//
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