Suegros, yernos, nueras y otros familiares, todos en la misma casa. Vivir así puede ser toda una ‘pesadilla’, pero también una oportunidad con beneficios mutuos si se logra llevar una relación armoniosa, basada principalmente en el respeto.
A esa conclusión llegan cuatro sicólogos, expertos en orientación familiar, quienes aseguran atender frecuentemente problemas que han surgido en el seno de ese tipo de hogares.
Hay un adagio que dice: “El casado casa quiere” y eso es muy cierto, asegura la sicóloga Arminda Carrasco al enfatizar en que la pareja necesita privacidad e independencia para conocerse y reconocerse en la convivencia, sin la presencia o interferencia de terceros.
Sin embargo, por una serie de razones (problemas económicos, dependencia emocional, matrimonios apresurados, etc.) muchas parejas terminan viviendo con sus suegros o parientes, aunque en algunos casos solo por algún tiempo.
Ese tiempo, según los expertos consultados, puede convertirse en una etapa de crecimiento y apoyo mutuo sin que eso signifique que las relaciones familiares se vayan a perjudicar.
Ese es el caso de Rosario, de 20 años, que desde hace tres vive en la casa de los progenitores de su esposo, Miguel (22), con quien se casó tras quedar embarazada. La joven reconoce que la relación con sus suegros es buena y que gracias al apoyo que le ofrecieron podrá terminar sus estudios universitarios.
Por otro lado, para Andrea. vivir siete años con los padres de su esposo, Jaime, le permitió ahorrar dinero y comprarse su casa propia, donde ahora ya disfrutan de su propio hogar.
Cómo ganarse a los suegros
El respeto y la comprensión son claves para que una pareja pueda lograr la ansiada armonía en la casa que comparte con sus suegros u otros familiares.
Tanto la nuera como el yerno no deben olvidar que su pareja ama a sus padres y siempre que haya un trato descortés hacia ellos, va a resentirlos.
Expertos en orientación familiar consideran que no es tan difícil ganarse, especialmente, el cariño de la suegra, a la que frecuentemente se le atribuye el ‘sello’ de ser la más ‘exigente’.
El secreto radica, según esos expertos, en que el esposo y la esposa se muestren sin hipocresías para que sean aceptados con sus virtudes y defectos.
En el caso de las parejas que se van a vivir a la casa de los padres de algunos de ellos es fundamental cuidar ciertas actitudes. La sicóloga Arminda Carrasco aconseja a las parejas respetar el espacio, los hábitos y las formas de comunicación que tienen en dicha vivienda.
El sicólogo Javier Villa está a favor de que las parejas establezcan límites dejando claro que son una nueva familia y que sus reglas difieren del resto.
Villa cree que el cónyuge debe hacer respetar a su pareja. “El cuarto, o espacio en el que vive la pareja, debe ser como un altar, solo para ellos”, dice
La sicóloga Rosa Lenny Caballero también está de acuerdo en que se pongan límites y recomienda a las parejas mantener la prudencia. Según este especialista, es mejor que las parejas no estén todo el tiempo contando las penas a sus parientes porque luego esto puede convertirse en la chispa que desencadene nuevos conflictos.
“Todo lo que le pase a la pareja tiene que ser privado. Uno puede pedir consejos, pero la pareja tiene que cuidar su autonomía. De lo contrario la familia se meterá e influirá”, enfatiza.
Además cree que es importante casarse sin prejuicios. “La pareja no debe pensar que al ir a vivir con los suegros está yendo a la casa de los ogros”, indica.
Retos para los familiares
Para María vivir cinco años con los padres de su esposo, Carlos, fue todo un martirio. Según cuenta, su suegra intervenía en todo complicando las cosas. “Todo el tiempo me estaba criticando. Me decía qué hacer y cómo hacer las cosas para atender mejor a su hijo”, relata.
En criterio de los especialistas, los suegros o familiares tienen que poner también su ‘granito de arena’ para la buena convivencia.
“Todos ellos deben respetar el espacio y tiempo de la nueva pareja y aceptar que ellos tienen reglas diferentes a las suyas. Es importante no ponerse nunca a favor del familiar suyo, para que su pareja no se sienta más extraña en el seno de esa casa”, aconseja el sicólogo Javier Villa.
Por su parte, la sicóloga Arminda Carrasco insiste en que deben prevalecer la tolerancia y la buena comunicación.
“Los padres si bien tienen experiencia en cuanto a la vida conyugal, que no se olviden que no pueden intervenir en la vida de otros, que tienen que crear su forma particular de resolver conflictos”, señala Carrasco.
Para la sicóloga Liliana Zabala es importante que desde el momento que la pareja decida unirse se debe “cortar el cordón umbilical con la familia”.
“Vivir con los padres indica estar bajo sus reglas. Hay madres que ven a sus hijos como parte de sí, sin decisión propia. Creen que ninguna mujer es buena para su hijo, y el hijo puede pensar que nadie es mejor que su mamá. Así la esposa ocupará un segundo plano”, dice
En ese sentido, Zabala cree que aceptar una relación donde no se tiene espacio personal, emocional o autonomía es ser dependiente. “Aprender a poner límites y decidir hasta qué punto se quiere esa forma de vida, es un paso importante. Hable claro con su pareja, dígale cómo quiere vivir, marque su territorio y ponga límites”, indica.
Casos frecuentes
Aunque no se disponen de cifras precisas, los cuatro especialistas consultados coinciden en que los casos de parejas que terminan viviendo con sus padres, suegros o algún otro familiar bajo el mismo techo siguen una tendencia creciente en Bolivia.
Hay varios motivos que empujan a una nueva pareja a vivir en el seno de su familia de origen. Contraer matrimonio a temprana edad, la dependencia económica o emocional, no querer arriesgarse o hacerse cargo de su nueva situación son algunas razones, según la sicóloga Arminda Carrasco.
Para el sicólogo Javier Villa, el principal motivo es económico. No obstante, el profesional cree que cuando las razones son distintas es necesario buscar asesoramiento profesional.
Mi familia está primero
Hay padres que sobreprotegen a sus hijos y creen que ninguna mujer es buena para ellos. Los hijos también saldrán en su defensa ante cualquier trato descortés.
Este es un problema nuestro
Los suegros deben respetar el deseo de la pareja de vivir sus propias experiencias y errores, y dar su opinión solo cuando sea necesario. El cónyuge debe hacer respetar a su pareja
Situación frecuente en Bolivia
Casos
Consultas atendidas
La sicóloga Rosa Lenny Caballero calcula que de cada 100 casos, entre un 40% y 50% es de parejas que viven con familiares.
Causas
Principales motivos
Contraer matrimonio a corta edad, la dependencia económica o emocional y no asumir responsabilidades son algunos motivos.
¿Cómo mantener una buena convivencia entre suegros, yernos, nueras y otros familiares?
Actitud. Para reducir los conflictos entre la pareja, los suegros y otros familiares es necesario mantener el respeto y la tolerancia entre todos.
Reacción. Los suegros y demás familia política deben respetar el deseo de la pareja de vivir sus propios logros y errores, y dar su opinión solo cuando sea necesario.
Opinión. No poner a los padres por encima del cónyuge y viceversa. Tampoco hablar mal de los suegros, sino exponer objetivamente los problemas.
Independencia. Una meta de las parejas debe ser conseguir un sitio propio para vivir solos. Si por razones de fuerza mayor deben vivir en la casa de los familiares de uno de ellos, es importante fijar límites y dejar claro que ellos son una nueva familia y que sus reglas difieren de las de sus familias de origen.
Prioridad. Hay que tener claro que para su pareja sus padres son importantes. Se debe mantener una buena relación.
Sí es posible vivir en armonía
El diálogo es clave
Para minimizar los conflictos entre la suegra y la nuera o yerno es necesario que ambas partes estén en disposición de ceder. Aconsejan no estigmatizar a los suegros u otros familiares que convivan con la pareja porque pueden ser de gran apoyo en el hogar.
En el seno familiar
Oportunidades
Economía. Si una pareja es joven y recién está comenzando a independizarse, convivir en la casa de sus suegros u otro familiar puede ser una buena opción hasta que se estabilicen económicamente.
Ayuda. Los familiares pueden ser de gran apoyo para ayudar a la pareja con la crianza de los hijos, el cuidado de la casa y consejos útiles.
Afecto. Se pueden afianzar lazos afectivos. No hay que estigmatizar ni ver a los suegros con el prejuicio de que siempre serán los malos.
Riesgos
Convivencia. Se vuelve difícil para algunas personas estar bajo el mismo techo con una familia que no es la suya. Para otros se torna complicado seguir viviendo bajo las reglas de sus padres, sin poder llevar adelante su propia familia, según sus propios planes y deseos.
Relación. Los lazos afectivos que se pretenden crear entre la pareja y los suegros corren el riesgo de deteriorarse e incluso romperse.
Peligro. La pareja puede verse afectada e incluso llegar al divorcio.
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