Modelo, corredor automovilístico o mejor motociclista, incluso rockero son algunos de los oficios que a los padres les aterra escuchar, porque temen por la integridad física de su retoño. "Son locuras de adolescentes, pero son tan firmes que no sé qué hacer con ellos", afirma Elsa Gómez, madre de cuatro menores. Uno de ellos, Gustavo (de 14 años), ya le dijo que estaba listo para participar en las carreras de motos de Montero. Según la psicóloga Tania Buzzolaro, en la adolescencia la sociedad influye mucho en la formación de una identidad propia. "Les gusta buscar un modelo a quién seguir, pero del que sacarán lo mejor para destacarse. Muchos lo hacen por mero capricho, pero otros porque realmente consideran que se trata de su vocación", indica. La profesional nos brinda algunos consejos para ayudar a nuestros hijos en esta decisión.
Informarles. Como adolescentes, ellos no observan los riesgos y sacrificios a los que deberán regirse tras asumir una nueva actividad a la que ellos llamarán "vocación". "Ante esto, lo primero que hay que hacer es informarles sobre los beneficios y sacrificios que deberán hacer para lograr ser un motociclista, una modelo o cualquier otro oficio", remarcó Buzzolaro.
Para la psicóloga Rosario Santos, mejor si se utilizan gráficos e información que fácilmente puede extraerse de la Internet sobre "los miles de accidentes a los que se exponen los motociclistas y sus consecuencias".
Apoyarlos. "Para bien o para mal, usted debe apoyar a su hijo o hija", recomendó Buzzolaro, a tiempo de indicar que aunque se trate de una locura, un padre no debe dejar solo a su hijo. "Si aún después de informarle los riesgos a los que se expone con su supuesta vocación que quiere seguir adelante, hay que seguirlo, para darle libertad, pero no libertinaje", remarca la psicóloga.
Santos añadió que en caso de negarles el permiso de hacer lo que ellos quieren y no apoyarlos, "estos lo harán de todas maneras y a escondidas de la familia". Para ambas psicólogas, lo básico en este tipo de decisiones es la cultura familiar y el tipo de diálogo que se pueda desarrollar para entender a todos sus miembros.
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