Uno de los factores que causa la timidez es la inseguridad, dice el pediatra Carmelo Jesús Vázquez. "Si bien no es una enfermedad, puede significar una barrera en la vida del niño", asegura. A ello, los especialistas aseguran que en la infancia es cuando más se desarrolla esta faceta y se puede evidenciar por ejemplo cuando lloran, se esconden, prefieren no jugar o simplemente no interaccionan ante personas desconocidas u otros niños. "Esto puede estar asociado a una fobia social y temor, que puede ocasionar depresión y trastornos" dice el pediatra.
Convivencia con sus pares. De acuerdo con Vázquez, para estos niños se debe crear un círculo social, que puede ser una guardería, donde relacionarse con otros pequeños. Una edad recomendable es a los 2 o 3 años de edad. Así, también puede reunir a los niños en el parque o su casa donde pueda jugar y de alguna manera vaya adquiriendo seguridad y confianza. Por su parte, la psicopedagoga, Claudia Cabrera, del centro especializado en niños "Jungle Gym" recomienda ayudar al niño a potenciar su autoestima, y para ello recomienda destacar sus cualidades y aptitudes. "Se debe resaltar los aspectos positivos del pequeño, sin enfatizar en las falencias, todo con mucho cariño y amor", agrega. Según los estudios, los niños a menudo crecen obedeciendo a las etiquetas que se les ponen, así que no haga referencia a su timidez y si lo hace, hágalo de manera positiva. Por ejemplo "es un poco tímido con la gente, pero es muy bueno para las matemáticas". De manera sutil puede ayudarle también diciéndole que salude, de las "gracias”, diga "por favor" o haciendo que él mismo responda a las preguntas planteadas por otras personas.
Aseguran que la timidez es genética
La timidez tiene un origen genético. Es el resultado de un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Universidad Vita-Salute del San Raffaele de Milán. Según los expertos, cuando una variante concreta del gen 5-HTTLPR está presente en el ADN, se dan un conjunto de comportamientos que los psicólogos han etiquetado como timidez. Todos los niños, independientemente de su predisposición genética, expresaban, por medio de su actividad cerebral, aceptación ante los rostros alegres. Sólo los niños tímidos, es decir, los que tenían dicha variante del gen, reaccionaban mal ante los rostros con expresiones hostiles.
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