Nada mejor que ver crecer a tu hija, con quien a lo largo de los años lograron consolidar una relación basada en el amor y confianza. Sin embargo, esa niña que ahora bordea los 15 años no puede evitar sentirse aturdida por los cambios que últimamente has notado en ella, incluyendo la construcción de su autoestima, que aunque parece una tarea titánica no es misión imposible, pues tú puedes ayudarle a lograrlo, no olvides que también pasaste por esta edad y sabes lo complicado que podría ser.
Punto clave. Quizás surgen preguntas como, ¿qué cambios va a experimentar mi hija en los próximos años? ¿Hasta qué punto debo darle libertad? ¿Cómo puedo ayudarle a mejorar la confianza en sí misma? ¿Es posible que se sienta influenciada por ciertos parámetros de belleza y cómo le ayudo a distinguir lo bueno y lo malo? ¿Qué pistas me pueden indicar que tiene algún problema grave? Ante ello, buscar información sobre las características de esta etapa sobre los cambios físicos, emocionales y demandas sociales que nuestros hijos atraviesan en su preparación para ser adultos, es la clave, asegura la psicóloga clínica, Lorena Ovando, del Gabinete Integrativo de Servicios Psicológicos (GIGEPSI).
Las emociones son normales. Lorena resalta que las emociones exageradas y variables así como cierta debilidad en su comportamiento son habituales, por ejemplo, pasan de la tristeza a la alegría o de sentirse los más inteligentes a los más ridículos con rapidez. Piden ser cuidados como niños y a los cinco minutos exigen que se les deje solos porque “no son niños”. Otro aspecto cambiante es la forma de expresar los sentimientos. Los besos y abrazos de la niñez pasan a leves gestos de cabeza. Las expresiones de afecto hacia la familia les pueden parecer ridículas (“cosas de niños”). Pero no desesperes, recuerda, que, son cambios en la forma de expresarse y no así, cambios en los sentimientos hacia sus amigos o familiares.
Padres y amigos. Recuerda que ambos roles (padres y amigo) se basan fundamentalmente en el respeto, confianza, comunicación y amor. Por lo tanto, ser comunicativos con la hija, darle confianza, comprenderlo, pero sobre todo ejercer el rol de la autoridad en ciertos momentos y al mismo tiempo, darle responsabilidades, favorecerá a lograr una mejor autoestima. Ahora bien, el hecho de que tu hija te considere su amigo, no significa que debas invadirle sus espacios como ser sus amistades, sus hobbies, etc. Porque esto no favorecería al fomento de su propio autocontrol e independencia, explicó el psicólogo clínico Christian Avilés.//
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