Pautas para que los padres fomenten de a poco la independencia del preadolescente.

Según los expertos, la autonomía es la base de aprendizaje durante toda la vida y por cierto requerida a temprana edad por los chicos, siendo en la preadolescencia donde la exigen de manera más activa. Así lo asegura Reimundo Frei, sociólogo e investigador de las Naciones Unidas para el Desarrollo. "Hoy quieren mayores grados de independencia. Y exigen realizar conductas sin la supervisión de los padres antes de lo previsto. Quieren poseer artículos personales, tener su propios espacios y que no los controlen a qué hora llegan del colegio", indica, el profesional en un articulo en la edición impresa de La Nación. Por otra parte, un estudio realizado en la universidad de Chile, indica que ellos ya exigen respeto a sus opiniones, deseos, elecciones y formas de ser.

Un intento por dejar de ser niños. Para Claudia Cabrera, psicopedagoga, la necesidad de este estado, se explica por qué el futuro adolescente busca romper los lazos infantiles de dependencia que lo atan a su familia. A esta edad, explica, ellos tiene la sensación de que sus padres invaden su espacio, se ocupan de mucho de él. Y en consecuencia, buscan que los dejen hacer cosas solos y rechazan el control.

Qué deben hacer los padres. Los expertos coindicen, que la autonomía favorece a los niños, siempre y cuando esta sea la adecuada. Para ello, aconsejan, aplicar el viejo dicho, "en una mano hiel y en la otra miel", si bien se le puede dejar ir solo con los amigos, también se le debe hacer conocer que tiene una responsabilidad con él mismo, para que tenga la preocupación por organizarse, de tomar conciencia en situaciones como, por ejemplo, ocuparse de sus tareas escolares y ordenar su habitación.

Para que desde un inicio, el deseo y adquisición de la autonomía sea favorable, los expertos recomiendan introducirlos desde pequeños con pequeñas acciones como; amarrarse los zapatos, mantener su habitación limpia y organizada, dar y traer razones de sus cosas, administrar una mesada semanal y colaborar con las tareas domésticas. Además, de solucionar sus propios problemas cotidianos explorando distintas estrategias, memorizar las rutinas domésticas y levantarse con el despertador y alistarse para el colegio solo.