Usted puede ayudar al niño a conocer mejor las emociones como el miedo y a poner cara a las cosas que más les asustan, a través de los cuentos, las risas y las representaciones.
La oscuridad. Al niño le puede asustar la oscuridad porque tiende a “poblarla” de criaturas espantosas. Una manera de representar los miedos es dibujarlos. Se puede pedir al pequeño que dibuje las cosas que más le asustan y, después, destruir el papel delante de él.
Miedo al agua. Al niño le puede molestar que le laven el pelo o el baño. Con la ayuda de libros de goma o juguetes para el agua, los papás podrán tranquilizar al pequeño, sujetándole físicamente y ayudándole a aclimatarse, mientras se le echa el agua por la cabecita poco a poco.
Los extraños. El miedo a los extraños se presenta a partir de los ocho o nueve meses, cuando el bebé empieza a distinguir los rostros familiares de los desconocidos. Se le podrá proponer un acercamiento al extraño, pero observando y respetando las reacciones del pequeño, sin imposiciones.
Al ruido. Si el niño se asusta por un ruido fuerte, como un trueno, los papás tienen el deber de demostrarle cercanía abrazándole. También pueden reírse juntos del estruendo, reproducir el ruido como si nos estuviéramos burlando de él.
Los animales. Para ayudar al niño a acercarse a los animales domésticos gradualmente, los papás pueden pedir al hijo que les cuente qué haría él si fuese un perro o un gato, para poder conocer desde dentro el mundo que antes le asustaba.
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