“Los hombres las prefieren santas”, al respecto consultamos a algunas personas en Tarija, entre varones y mujeres en dos categorías de edad, jóvenes entre 25 a 30 años y adultos entre 40 a 50 años,
recogimos unas cuantas respuestas e historias que resultan interesantes sobre el tema ya que para justificar esta “preferencia” muchas mujeres recurren a estrategias de engaño. La mayoría de las mujeres consideraron que serán fuertemente criticadas si declaran abiertamente sus experiencias anteriores.
Según la opinión de la minoría de personas consultadas se considera que una mujer es valorada para una relación más formal, es decir matrimonio, si ésta demuestra que no tuvo un comportamiento sexual demasiado activo, aunque para la mayoría el dar crédito a estas valoraciones en tiempos actuales resulta ridículo.
Abordamos la cuestión motivados por una serie de respuestas, testimonios propios y ajenos que brindan datos sobre el comportamiento sexual de algunos hombres y mujeres. Muchos tarijeños se prestaron a dar su opinión con el compromiso de mantenerlos anónimos, por motivos obvios.
El intento muy esforzado de alcanzar este estereotipo causa estrés y angustia sobre todo en este grupo de personas que buscan cumplir con la exigencia de la rectitud moral de la mujer recatada y con mucho control sobre sus instintos sexuales, en tanto los varones aseguran que el tema del engaño ante las experiencias no resulta alarmante ya que ellos también deben presumir de una vasta experiencia por lo que también mienten y disfrazan cifras, situación que de igual manera les genera estrés y angustia en caso de no estar cumpliendo con la expectativa social.
Ellas mienten
Éste es un testimonio de una mujer que en todas sus relaciones amorosas pretende ser muy casta y muy buena dando el perfil de todo lo positivo que piensa que el hombre va a apreciar en ella. De manera retrospectiva se da cuenta que este comportamiento cabal de la mujer decente se lo transmitió su padre.
Con el nombre de María mencionamos el testimonio de una mujer tarijeña de 40 años de edad, madre y divorciada hace 16 años, actualmente continúa soltera.
Se inició sexualmente a los 18 años de edad, sin embargo esa relación no prosperó, cuando se casó le dijo a su esposo que era virgen, “tuve miedo de lo que podría pensar”, asegura. El matrimonio duró 10 años y mucho después del rompimiento inició una relación que duró poco menos de 5 años.
En diciembre de 2012 comenzó a salir con un economista de 43 años de edad, tarijeño pero que radica en Santa Cruz, la relación marchaba bien sin embargo no quería intimar demasiado por lo que generó una imagen muy recatada ante este individuo, el mismo que elogió su comportamiento tan lejano de las tentaciones carnales.
Mantuvo esta idea hasta no hace mucho, ya que no pudo más y reconoció que después de su matrimonio había tenido otra pareja sexual, motivo por el cual fue cortada de inmediato, acusada de “promiscua y mentirosa”.
Según la psicóloga Alma Luz Forte en Tarija se dan muchos de estos casos en los que las mujeres todavía viven regidas por estas condiciones y normas de rectitud y moral dentro de la pareja. Estas normas muchas veces son transmitidas por los padres y por la misma sociedad.
Es inherente que el comportamiento de la mujer y del hombre estén basados en aquellos principios y valores transmitidos por los padres que son importantes y que fueron formando la personalidad, autoestima y el valor.
En el caso de María esa primera estructura la transmitieron sus padres. “Los seres humanos a medida que vamos creciendo tratamos de no salirnos de esos discursos, de esos valores y es difícil porque en la práctica a veces nos comportamos de la manera que sabemos que lo que hacemos es sancionado por esa mirada de nuestros padres que en cierta forma se amplía en la mirada de la sociedad. El riesgo está en no reconocer que es lo que realmente yo quiero y valoro de mi misma y que pueda potenciar mis mejores cualidades”, explicó.
Sexualmente activas
Según estudios al respecto, muchas mujeres abordadas sobre el número de parejas sexuales que tuvieron después de haber perdido la virginidad recurren a mentir posiblemente para que sus historias coincidan con el estereotipo de género, donde es socialmente más aceptable que los hombres tengan relaciones sexuales fuera de una relación comprometida y no así las mujeres.
“Cuando lo que hago y lo que no hago no coincide con ese ideal de lo que debería ser correcto, porque es algo que me implantaron desde arriba, se genera frustración y ésta trae angustia y depresión porque me esfuerzo por ser algo que debería ser, pero en la práctica no lo logro”, agregó la psicóloga.
Aclaró que esa percepción y la interpretación de la distancia entre lo que se es y lo que se debería ser, es lo que genera angustia y la forma de salir de ese círculo es empezar a replantearse la situación.
Ni santos, ni pecadores
En otro caso, una mujer estudiante de odontología, de 24 años de edad, nos cuenta que estaba cansada de evitar el tema, si bien su pareja tenía entendido de que ella no era virgen resultaba siempre penoso evitar la conversación cada vez que ésta surgía ya que su pareja hablaba con mucha más normalidad de sus experiencias y ella tenía que callarlas.
“Me cansé y pensé que negarme a comentar era como estar avergonzada o arrepentida cuando realmente tuve experiencias muy sanas y bonitas, pero al comenzar a comentar algunas cosas mi pareja cambió su comportamiento, era como que la imagen que tenía de mí ya no era tan positiva, después de un tiempo más terminamos definitivamente”, dijo.
Esta mujer da cuenta que en la actualidad mantiene desde el inicio una mentalidad más abierta sobre el tema, lo que le funciona mejor porque siendo clara y honesta no genera falsas expectativas. “Me presento más como un ser humano que como una mujer que debe alcanzar un estereotipo de castidad moral”, afirma.
Por su parte la opinión de un comunicador social de 47 años de edad, asegura que las mujeres santulonas son aburridas y que la mujer con pasado es más bien interesante.
“Es como el grafiti de Mujeres Creando cuando aseguran que las niñas buenas van al cielo y las malas van a todas partes. El pensar que me ama tanto que no se metió con nadie es por machismo, es posible que de chango la pureza de la mujer importara mucho, pero ahora no opino lo mismo, hay cosas más importantes que ese detalle”, aseguró a tiempo de reiterar que es un tema de machismo más que de inseguridad en el hombre.
Aseguró que actualmente en Tarija si bien existe una pérdida de valores sobre el tema de la sexualidad, también hay una falta de criterio tanto en los hombres que piensan que su único rol es el de intentar acostarse con ella, como el rol de las mujeres que tienen que negarse porque creen que el sexo es el “gran premio”. “Además ninguno quiere una amante que sea virgen, que puede ser hasta bonito pero eso de las sábanas de castidad colgadas en la ventana son tonterías. Ni los hombres son tan mal nacidos, ni ellas son tan santas”, dijo.
Ser buena mujer
“Por mi experiencia de 53 años creo que no importa lo santa o diabla que sean o quieran ser, cada uno valora en la otra persona lo que quiere y no lo que uno quisiera dar como portada, por eso, las hay bien diablas que logran éxito amoroso y las hay bien santas a las que le va bien mal”, aseguró un funcionario público.
Si bien estos casos no son muy frecuentes en consulta la psicóloga aseguró que en la generalidad sucede que muchos se frustran al tratar de seguir ese discurso que indica o nos dice como ser una buena mujer y no reconoce el cómo se es en realidad.
Aquellas mujeres que no pueden salir del discurso de normas que le transmite la sociedad y no logran reconocerse así mismas reconociendo que hay cosas que las han ido marcando, sufren y se hacen daño porque no están siendo ellas mismas y no pueden ser felices, agregó.
“Cuando no soy yo misma y no puedo sujetarme a una relación y a una mirada del otro que me tenga que decir quién soy y como soy, entonces se debe tratar de descubrir: ¡esta soy yo! Pienso que falta un trabajo sobre la autoestima”, concluyó.
Por su parte una abogada tarijeña de 35 años de edad, aseguró que el poner una condición de castidad a la mujer responde a una mentalidad ignorante. “Sólo una persona sin ideas propias se dejaría llevar por conceptos tan retrogradas e inmaduros y un hombre que termina una relación motivado por esa información es porque es suficientemente egoísta como para importarle más el qué dirán que la persona que tiene en frente”, opinó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario