jueves, 28 de julio de 2011

¿Qué hacer? . Cuando los hijos se rebelan

La rebeldía de los niños y adolescentes son normales, coinciden en señalar los especialistas en conducta humana. Todos los padres enfrentan este tipo de situaciones. El que no se ha encontrado jamás en algo similar es: o porque no tiene hijos o lo ha hecho muy bien desde el primer momento. Pero, aunque sea motivo de lamentos, es parte del proceso de crecimiento

El conferencista internacional Craig Hill sostuvo en la disertación que realizó en Santa Cruz sobre El fin de la rebelión de los hijos, que a los retoños hay que educarlos dándoles el valor que merecen como personas, y brindándoles la oportunidad de tomar sus propias decisiones bajo los preceptos de enseñar y disciplinar con amor.

¿Por qué este consejo?
Sin descartar que a lo largo de la historia de la humanidad se registran casos de rebeldías de los hijos, la profesora Rosa Soliz considera que en los tiempos que corren se ha operado cambios radicales en la educación y control de los menores, debido a la globalización de la información con los medios audiovisuales. Eso ha llevado, agrega, a una especie de ‘rebelión’ de toda la nueva generación que, sin ponerse de acuerdo en ser contestatarios, los chicos marcan una nueva etapa que precisa ajustes en el proceso educativo.

Cuestión de posición
De la conferencia de Hill, se destaca la importancia de intercambiar informaciones entre padres para que se vaya imponiendo gradualmente el modelo del diálogo y la comprensión para superar la rebeldía natural en la niñez y adolescencia.
En este orden figura asimismo el saber cómo premiar el buen comportamiento de los hijos pequeños de una manera realmente eficaz.

Casos
“Tengo once años, mi mamá cree que lo sabe todo, me asusta escucharla, no sé qué quiere de mí. Me dice que no me meta a las drogas, que me cuide de la Internet, del alcohol y del cigarrillo. Yo digo que sé más que ella, que está retrasada en las cosas, no entiende a los chicos de mi edad, no me entiende”, dijo el pequeño David.
Por su parte, Maribel, su madre, se debate en una dualidad de sentimientos: la autoridad y el amor filial.
Es que su niño está creciendo.
Ella da una orden y él dice no, pregunta por qué debe hacer cada cosa.
Todo lo cuestiona, reniega y hasta encuentra argumentos para justificar su actitud y contrarrestar los llamados de atención.

Proceso natural
Este tipo de comportamiento es natural, forma parte del proceso de la existencia, lo que hace falta es tomar conciencia de la importancia de la educación, porque hay comportamientos que pueden evitarse y otros que pueden canalizarse, dice la profesora Leyla Barrón.

Rebeldía y adolescencia
El sicólogo Miguel de la Oliva indica que la rebeldía es parte del ser humano. Los individuos aprenden desde muy pequeños a utilizar esa actitud para hacer valer sus puntos de vista. Este mecanismo se acentúa en ciertas etapas de cambio que son normales y que están asociados con el crecimiento.
El experto en conducta humana agrega que la persona es rebelde en cualquier edad. Según su criterio, esa conducta significa ir en contra de algo que no se considera como justo.
“Es una posición, un pensamiento que nos limita, es un oposicionismo a ciertas circunstancias, personas y métodos que creemos que nos limitan y hace que reaccionemos en contra de ello puede ser con violencia o sin ella”, afirma.

Una necesidad
La sicóloga Karina Céspedes afirma que en la adolescencia la rebeldía es una necesidad de separación de los padres y de establecer una identidad propia.
“Los hijos esperan una enseñanza conforme a cómo se van sintiendo, no buscan imposiciones sino afirmaciones¨, puntualiza.

Valor del ejemplo
El ejemplo es muy importante, señala el pastor Charles Suárez, de la Iglesia Cristiana de la Familia. En este campo los principales modelos son los padres, “así que se debe tener una conducta adecuada a la enseñanza que se quiere establecer”.

Asumir con tranquilidad
El sicólogo Oliver Silva dice que cuando el adolescente comienza a darse cuenta de su identidad, entonces se inclina a ser contestatario. Esta situación lo pone en un estado de rebeldía.
“Se trata de un estado temporal que hay que asumir con tranquilidad y de una manera racional para evitar que después este tipo de conducta se convierta en patología en la vida adulta”, añade.

Evitar actitudes violentas
Volvamos al caso de Daniel. Según los especialistas, es el caso de un típico muchacho que está empezando la etapa de la adolescencia.
Maribel, su madre, no sabe qué hacer ni cómo tratarlo. Está en un estado de alerta en la que el chico responde a veces con violencia.
“Las actitudes violentas de los muchachos se evitan cuando existe un principio de enseñanza y coherencia entre la orden, la educación y la disciplina”, dice Suárez.
Acá, puntualiza, es vital saber establecer límites para que la relación fluya de manera natural. También es de gran ayuda el dar a conocer a los hijos cuáles son las consecuencias si se traspasan esos límites.

Escapismo
Karina Céspedes expresa que las actitudes violentas y la violencia en sí misma, son formas de escape de los adolescentes, porque están en búsqueda de su identidad, pero que con el tiempo va disminuyendo y dan paso a un estado donde impera el raciocinio.
Afirma que la edad más crucial está entre los 14 y 16 años, que es cuando más se acentúa la rebeldía.

Importancia de los límites
De diálogos con varios padres de familia se concluye que es importante la autoridad, la cual no se debe obtener por las malas, sino charlando sobre las consecuencias de los actos y llegando a acuerdos sobre el castigo que regirá si se transgrede los límites acordados.
Los sicólogos coinciden en que, para frenar conductas que transgreden las pautas básicas de convivencias en el hogar y la sociedad, las normas son importantes.
“Hay que conversar con el joven acerca de las consecuencias que habrá si se rompen estos acuerdos”, afirma Karina.
En esta etapa los padres deben planificar las consecuencias de los actos. “Hay que valorar lo que hacen los hijos para que se dé una relación basada en la confianza”, indica.

Recomendaciones
Es importante que a los niños se los trate con amor, se promueva el diálogo, y al adolescente se le brinde oportunidades de participación en las decisiones que tienen que ver con su vida.
Una de las conclusiones de la disertación de Hill, es que estamos en una época en la que necesariamente hay que enriquecer los vínculos sociales, fijar límites claros y firmes, enseñar habilidades para la vida, brindar afecto y apoyo, y establecer expectativas elevadas pero realistas.

Síndromes típicos
Al concluir que todo esto es normal, pero que merece atención en los primeros años para evitar deformaciones de conductas y formar hijos de acuerdo a los ideales de cada uno, es necesario identificar algunas características peculiares cuando los retoños asumen actitudes contestatarias, con o sin razón.

Biológicos
-Desbalances hormonales.
- Impulsividad.

Afectivos
- Frustración.
- Tendencia a la depresión.

Cognitivos
- Tendencia al perfeccionismo.
- Alto nivel de exigencia.
- Baja expectativa de sí mismo.

Sociales
- Independencia de la familia.
- Definición de su papel en la sociedad.
- Definición del concepto del mundo (valores).

¿Conflictos generacionales?

El médico inglés Ronald Gibson comenzó una conferencia, muy corta, sobre conflictos generacionales citando cuatro situaciones.
1.- Nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene el mayor respeto por los mayores de edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. No se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos.
2.- Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque es insoportable, desenfrenada y simplemente horrible.
3.- Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.
4.- Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como los de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura.
Después de estas cuatro citas, quedó muy satisfecho con la aprobación que los asistentes a la conferencia dieron a lo que dijo. Recién entonces reveló el origen de las frases mencionadas
La primera frase es de Sócrates (470-399 aC).
La segunda frase es de Hesíodo (720 aC).
La tercera frase es de un sacerdote del año 2000 antes de Cristo.
La cuarta frase estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia (actual Bagdad) y con más de 4.000 años de existencia.
Luego de un breve silencio mientras miraba a los ojos a los integrantes de la audiencia, finalmente dijo: Padres y madres de familia, relájense, pues siempre ha sido así.

Simplemente dio las gracias y se retiró.

Uno de incontables testimonios, entendiendo que ‘La vida es así’
Vivian Justiniano de Gómez
Nuestra familia está bendecida por cuatro hijos, tres mujeres (de 19, 13 y 9 años respectivamente) y nuestro único hijo varón, de 16.
En nuestra experiencia como padres, mi esposo y yo entendimos que en el afán de tener hijos obedientes, respetuosos y estudiosos, o sea casi perfectos, estábamos ensañándonos contra ellos.
Utilizábamos palabras ofensivas, críticas, reprensión dura y muchas veces físicas, causando vergüenza delante de la familia y de amigos. No sabíamos que estábamos dañando sus identidades (valor como persona).
Un día, mi esposo y yo, conocimos el amor de Cristo y todo cambió en nuestra familia, especialmente en la manera de relacionarnos como pareja y con nuestros hijos. Entendimos que para llegar al corazón de ellos debe ser con amor, sabiduría y mucho respeto, colocando límites y asumiendo consecuencias cuando se rompen esas normas.
Si uno ama a su hijo, lo disciplina explicando el por qué de nuestros límites a su comportamiento y acciones, no imponiendo a la fuerza nuestra voluntad, sino más bien hacerles saber que los amamos mucho, que estamos orgullosos de ellos, pero no aprobamos su comportamiento. Así no dañamos su valor como persona (identidad).
El amor a nuestros hijos está basado en aplicar diariamente los principios de Dios que encontramos en la Biblia, que antes no conocíamos.
Nuestros hijos son un legado del Todopoderoso. Es nuestra responsabilidad guiarlos cada día, acompañarlos en su momento de felicidad, éxitos y tristezas, estar con ellos. Necesitan la presencia de los padres el mayor tiempo posible, pasar largos momentos de charla, compartir viajes juntos, enseñarles a tener hobbies y, sobre todo, instantes de entretenimiento en grupo familiar.
Al final aprendimos que así fortalecemos la autoestima de cada uno de ellos, el valor personal y/o identidad. Es la fórmula para tener hijos obedientes, responsables y exitosos, capaces de enfrentar la vida y tomar decisiones acertadas, fundamentadas en los principios divinos.

2 comentarios:

  1. En mi caso mis hijos estan en contra de la biblia y no creen en ella por tener muchas contradicciones y encuentran que hablan mal de la mujer y que fue escrita por hombres Pero si creen en un ser superior aqui se nos ha hecho difícil educar a traves de la palabra siendo que no hemos dado mal ejemplos como tomar y fumar si somos padres separados, pero igual damos lo mejor par ellos y su formación.
    Como hacerlo si atacan la biblia y el colegio católico etc...

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  2. En los colegios catolicos en lugar de enseñar buenos principios es al reves , tengo testimonios, de personas que mejor se salieron del colegio catolico, sacerdotes que en el pulpito dicen; creen ustedes que el estudio de sacerdocio salen jotitos?? eso es muy personal ¿? y ya no le sigo, el catolicismo obligo a sangre y fuego a que se creyera por fuerza en su fe CRISTIANA que nada tiene de cristiana, etc etc etc...

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