domingo, 17 de marzo de 2013

Compartir tareas en el hogar, los hace ser mejores

Carlitos acomodá tu cuarto! gritamos una vez, dos y hasta tres. Finalmente, nos damos por vencidos. Carlitos sigue mirando la tele. Total, pensamos, es chico todavía, su única obligación es ir al colegio y jugar. Además estamos apurados, tenemos mil cosas que hacer.

Los expertos opinan que debemos dar más importancia al asunto. Margaret McGavin, guía de About.com dice que la casa es el primer laboratorio para probar cosas y ver cómo funcionan. Si no se enseña nada en la casa, ¿qué van a aprender? Dependerán siempre de personas que hagan cosas por ellos.

En realidad, dice McGavin, hasta los padres deben aprender a enseñar y sugiere trabajar en cuatro campos:

Primero: ser responsables con sus cosas
Aprender a recoger y ordenar sus juguetes, colocar su ropa sucia en el cesto y, cuando vaya creciendo, debe entender que cuidar sus cuadernos y limpiar y organizar su mochila diariamente, es su entera responsabilidad. Tender su cama es otro objetivo. Después de las comidas debe levantar su plato y dejarlo en el lavaplatos. Si aprende esto, no será difícil cumplir responsabilidades fuera de la casa.

Segundo: enseñarles a colaborar
Entendiendo la importancia de la colaboración, dice McGavin, aprenderán la importancia del trabajo en equipo y la valoración de la generosidad, porque el trabajo de la casa es para que todos se beneficien. Ayudar a cocinar, hacer la lista del súper, lavar los platos o sembrar algo en el jardín, son tareas que harán del chico una persona socialmente responsable, con sentimiento de solidaridad y deseo de ayudar a los demás.

Tercero: llamar al especialista
Es cuando le pides apoyo a tu hijo porque tiene una habilidad especial que puede ayudar a los demás. Dibujar, arreglar algo o hacer cosas en la computadora.
Ocupar los talentos especiales de los hijos incrementa su seguridad personal y desarrolla ese talento.
El hijo se sentirá apreciado y disfrutará lo que hace. Se sentirá importante.

Cuarto: construir confianza
De igual forma, confiarle una tarea especial, como ir a la tienda y traer el cambio correcto, cuidar al hermanito mientras los padres se encargan de algo o, importantísimo: cuidar la mascota.
Estas cosas construirán su confianza y logrará ser una persona independiente y segura de sí misma. Podrá desenvolverse en cualquier situación o ambiente.

Enseñar sin discriminar
Algo escencial, señala Ingrid Saavedra, sicóloga familiar, es que cuando enseñemos una labor doméstica evitemos la desigualdad. Es decir, no exijamos que la hija haga más cosas que el hijo o dedicar tareas exclusivas de acuerdo a su sexo. Es importante trabajar en la equidad desde niños. Saavedra opina que tanto niños como niñas cuentan con la misma habilidad de ordenar sus cosas, hacerse cargo de la limpieza o aprender a cocinar. Con esta perspectiva apoyaremos la armonía familiar y fomentaremos la participación activa en el hogar.

Para incentivarlos
Ingrid Saavedra sugiere hacer de la actividad doméstica una práctica agradable y nunca usarla como un castigo. Y también:
-Definir las tareas de acuerdo a la edad y escuchar las preferencias de los hijos.
-Fortalecer las rutinas.
-Evitar sermones cuando no cumplan. Utilizar solo palabras cortas que recuerden su función.
-Apoyar al niño en el trabajo doméstico cuando sea difícil, pero no realizarlo por él o ella.
-Valorar mucho su esfuerzo. Quizás no logre hacerlo como un adulto al principio.
-Al no cumplir con su responsabilidad, explicarle la consecuencia de sus actos, por ejemplo: “Carlitos, perdiste tu hora de tele”.
- Si hay trabajadoras de hogar en casa, pedirle que se respete las actividades del niño o niña.

Lo ideal, concluye Saavedra, es organizar las tareas por edades.



El proceso, paso a paso

2 años: Guardar sus juguetes, alcanzar objetos

3 a 5 años: Barrer, limpiar mesas, recoger basura, alimentar a la mascota, regar las plantas, hacer postres, limpiar sus zapatos.

6 a 10 años: Ordenar su dormitorio, tender su cama todos los días, poner la mesa, secar cubiertos y platos, hacer refrescos, ayudar en la cocina.

11-13 años: Coordinar las tareas que se realizarán durante la semana manteniendo una buena comunicación y negociando: lavar ropa, zapatos, limpiar el jardín, limpiar baños, cocina, realizar encargos, hacer la lista de compras para el supermercado.




Lo más difícil o lo más odioso debe rotarse

Que no sea de uno solo. El niño se sentirá discriminado y rechazará la labor encomendada

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