Amamantar a un hijo es lo más acertado que una madre puede hacer. La leche materna contiene la adecuada cantidad de grasas, azúcar, agua y proteínas necesarias para el crecimiento y desarrollo saludable del bebé. Además los protege de las enfermedades gracias a los agentes que posee.
¿Y qué pasa cuando es hora de quitarles el pecho y los pequeños se rehúsan y lloran? Las abuelas aconsejan ponerse en el pezón unas gotas de limón o sal antes de amamantar para que el bebé se niegue a lactar. “También puedes ponerte un poco de Mentisán o pintarte con lápiz labial, como si fuera sangre”, dice Mónica, una awicha que sabe del tema.
Prueba también pintando la aureola de tu pecho con crema de zapatos o pasta dental, debes tener cuidado a que no te dañe la piel ni te cause alergias.
“Hay quienes se atreven a ponerle algún sabor ácido y hasta un poco picante para que el bebé rechace el pecho”, agrega.
Lo importante es mantener el vínculo afectivo (caricias, palabras y sonrisas) y crear un ambiente cómodo y relajado para facilitar la aceptación a otros alimentos y sustituir el pecho por el biberón. Eso sí, jamás asustes a tu niño para eso.
RelatosCuéntale alguna historia sobre el crecimiento para que entienda que ya no está en edad de seguir mamando. Explícale que sus encías son fuertes y que te lastima.
AlternativaTrata de que el niño no emplee la lactancia como un consuelo para relajarse.
Cuando tenga hambre ofrécele otra alternativa para que se alimente
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