viernes, 16 de marzo de 2012

Matemáticas:Un poco de ayuda para los padres

LLENAR HOJAS CON EJERCICIOS PUEDE SER NEGATIVO | ES MEJOR UTILIZAR EJEMPLOS COTIDIANOS PARA EMPEZAR CON LAS OPERACIONES BÁSICAS.

Los niños de kínder pueden hacer operaciones básicas y desarrollar el pensamiento que los conducirá a la suma, la resta, la multiplicación y la división.

“¿Cómo? En kínder?”, preguntó, incrédula, una profesora.

“Sí, pueden”, volvió a afirmar la consultora pedagógica Elizabeth Camacho.

-“Demuéstremelo”, exigió la profesora.

Camacho se dirigió al aula y pidió que la maestra escogiera a uno de los pequeños.

La pregunta fue sencilla: “¿Cuántos sietes hay dentro del 20?”

El pequeño, de cinco años de edad, empezó a contar con sus deditos. Cuando se dio cuenta de que había pasado de veinte con el tercer siete, borró un poquito del número y dijo: “este no entra”.

“Eso es lógica”, afirma Camacho, que es la creadora de un sistema de enseñanza de las matemáticas que ha sido aprobado por el Ministerio de Educación.

CERCA DE LA VIDA PRÁCTICA

El primer consejo de Camacho consiste en hacer ejercicios que tengan sentido. Es inútil -advierte- llenar hojas de ejercicios para que las vea el papá. Las matemáticas deben mostrarse como un conocimiento que tiene un propósito. Cualquier momento de la vida diaria se puede aprovechar para hablar de matemáticas. Sugiere, por ejemplo, que antes de ir al mercado se pida al pequeño hacer una lista de las cosas que se deben comprar. Quizá aún no sepa escribir pero eso no importa: se le está haciendo sentir que escribir tiene una utilidad. Después de la compra es posible preguntarle cuántas frutas compró y cuánto se gastó en la compra. Al preparar una receta, se puede preguntar si para tres personas utilizaron cuatro naranjas, ¿cuántas tienen que usar para seis personas?

En este momento es útil practicar las nociones de ‘doble’ y ‘mitad’ (ver recuadro), que llevan implícita la idea de suma y resta. En realidad, estas dos operaciones, explica Camacho, son una sola. Es frecuente que al hacer una compra de Bs 13, y pagar con un billete de 20, la vendedora tenga que saber cuánto aumentar para llegar a 20.

DESDE EL PRINCIPIO

Según los profesores y orientadores entrevistados, los padres deben ayudar a sus hijos cuando se están iniciando en las matemáticas. Cuando se ha llegado a las operaciones más complejas, o, más aún, al álgebra, tal vez sea necesario retornar a las operaciones básicas para reconstruir los cimientos que no se formaron adecuadamente.

Paola Chávez, orientadora de Kumon, cuenta que ese retorno hasta las raíces no es raro. En Kumon lo hacen siempre.

Diagnostican dónde está el problema y van a la raíz. Saben que si el niño tiene una base sólida en las cuatro operaciones, no tendrá problemas en álgebra. Si no entiende ecuaciones, quizá haya que volver a sumar y restar, para luego seguir con fracciones y así hasta llegar a las ecuaciones.

El error que más frecuentemente ve es la falta de un acompañamiento constante de los padres. “No nos sentamos diariamente; solo alguna vez, cuando el niño tiene problemas, lo hacemos”. Además, hay otro gran problema que señala Chávez: “Los padres perdemos la paciencia muy fácilmente. Queremos explicarles según el método que hemos aprendido”. Aclara que las matemáticas no han cambiado, pero la forma de explicarla sí.

Aconseja recurrir al libro que está estudiando el niño para hacer un acompañamiento coherente entre el avance del colegio y la ayuda de la casa.

Hay que tomar en cuenta que cada persona crea su propio sistema para aprender. Si se trata de la resta, por ejemplo, algunas personas ‘restan sumando’. Es decir, para resolver 10 - 8, se razona cuánto falta al ocho para llegar al 10. Es la forma en que la vendedora da el cambio, por ejemplo. Otras piensan cuánto se debe quitar al 10 para que sea ocho. Los métodos actuales toman en cuenta el ritmo propio de aprendizaje. La tendencia consiste en reducir el número de alumnos en un aula; se ha superado la idea de que un curso con 45 alumnos, aprendiendo al mismo ritmo, es la situación ideal (lo que no significa que eso no siga ocurriendo).

Pedro Dubravcic es uno de los responsables de la página web Planeta Musa, que brinda apoyo en matemáticas a padres y alumnos. Recomienda no olvidar el uso de nuevas tecnologías para acercarse a los números. “Siempre pongo el ejemplo de que un médico de los años 50, traído a esta época, entraría a un quirófano y se sentiría sorprendido. Un profesor del año 50 que ingrese a un aula, no se sorprendería porque el profesor de esta época usa todavía una pizarra y una tiza”.

Se trata de aprovechar el gusto ‘natural’ que parecen tener los niños y jóvenes por Internet y las computadoras. Profesor, padres

y alumnos tienen disponible bastante material en la web para apoyar el aprendizaje. Sin embargo, la ventaja de Planeta Musa consiste en que está todo organizado por temas y ciclos en un mismo sitio que, además, es interactivo. Hay proyectos de aula, ejercicios resueltos y clases tipo. Varios colegios locales y algunos del exterior están utilizando el servicio. Es posible seguir el avance del estudiante gracias a las herramientas de calificación automática.

Un error frecuente de los padres consiste en posponer la charla sobre el avance del niño con el profesor, por el temor a que su hijo quede ‘marcado’’. En realidad, el maestro espera esa retroalimentación, con la que, además, se sienta un precedente importante: que se está realizando un seguimiento al aprendizaje del niño.



Claves para sentarse y pasar un buen rato calculando

Cuando se plantee un problema al estudiante, el nuevo conocimiento no debe estar lejos de lo que ya sabe. Si no, se le transmitirá inseguridad. Algunos pueden llegar a la frustración. La clave: dar pistas para que se descubra la respuesta, sugiere Elizabeth Camacho.

Para iniciar a los niños en el cálculo mental es útil empezar con el concepto de ‘doble’ y ‘mitad’. La idea de la resta está implícita en estos ejercicios. También la de la suma. Cuando se comprende que dos es el doble de uno, se puede preguntar: “¿Te sirve para saber cuánto es uno más dos?”. La respuesta estará cerca.

Los problemas de proporcionalidad directa pueden plantearse con preguntas sencillas: “¿Cuántos ojos tiene un perro? Y dos perros, ¿cuántos ojos tienen?”. Es la preparación para la multiplicación ylas fracciones, que se verán en tercer grado.


La función de iteración, útil para entender la división, puede aplicarse con preguntas como “¿Cuántos unos hay en el tres?”.


Los problemas de combinatoria pueden entenderse con juegos como el de las camisetas y los shorts (ver siguiente página).


En cuanto a la organización de filas y columnas, lo que está más a la mano es el piso. Se cuentan cuántas filas hay y cuántas columnas de cerámica. Luego se puede calcular cuántas se necesitan para un área determinada.


j ¿Usar o no usar la calculadora? Sí, responde la consultora. Hay que usarla. Se suponía que el aparatito ‘volvía flojos’ a los estudiantes, pero es posible jugar con ella. Por ejemplo, se digita el número 24 y luego se pide que se busque una operación para cambiar, por ejemplo, un solo número. Se practica así la resta -o la suma- de diez en diez.


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