La paternidad, reflejada en la pieza clave de la célula principal de la sociedad, la familia, es celebrada hoy en Bolivia en honor al progenitor mortal de Jesucristo, San José, un humilde carpintero que impartió valores al Salvador de la humanidad.
Profesionales, obreros, artistas o simples mortales, hombres que forjan a las nuevas generaciones con valores fundamentales como el amor al prójimo, o la importancia del trabajo, conmemoran una jornada especial, que es recordada en honor a San José, padre terrenal del Hijo del Hombre, Jesús de Nazaret.
San José, considerado como cabeza de la Sagrada Familia, hombre en quien Dios confió sus más valiosos tesoros, esposo de María Santísima, padre virginal de Jesús, no hay en el cielo santo más grande después de su esposa, María.
En antropología cultural la paternidad es una institución socio-cultural de filiación. El concepto de paternidad se ha ido transformando con el tiempo en las distintas civilizaciones y períodos históricos.
El Papa Pío IX nombró a San José, en 1847, Patrono de la Iglesia universal, si la fiesta en su honor, 19 de marzo, cae en Semana Santa, se anticipa al primer sábado anterior a ella. Esta festividad, que ya existía en numerosos lugares, se fijó en esta fecha durante el siglo XV y luego se extendió a toda la Iglesia como fiesta de precepto en 1621, medida adoptada en Bolivia.
La paternidad de San José alcanza no sólo a Jesús sino a la misma Iglesia, que continúa en la tierra la misión salvadora de Cristo.
El Papa Juan XXIII incorporó su nombre al Canon Romano, para que todos los católicos cristianos, en el momento en que Cristo se hace presente en el altar, veneren su memoria.
El Día del Padre, es celebrado no sólo como respeto al padre sino a todos los hombres que tienen ese rol vital en la sociedad, promoviendo las bases de una sociedad en la que prima el respeto a Dios, como los padrastros, tíos, abuelos y amigos masculinos, porque padre no es el que procrea, sino aquel que cría, como lo hizo San José con Jesús.
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