Por su alto contenido de proteínas y nutrientes esenciales para el desarrollo de la inteligencia en los niños, el huevo es el mejor aliado de las madres de familia a la hora de preparar una auténtica lonchera saludable.
Sandra Wages, nutricionista del Instituto Latinoamericano del Huevo, manifiesta que este alimento, además de ser una excelente fuente de proteínas, contiene la de mejor calidad después de la leche materna, contribuyendo al crecimiento adecuado de los niños en edad escolar.
El huevo contiene colina, un nutriente especialmente importante para el desarrollo del cerebro y la inteligencia del niño. Además, presenta zinc, elemento importante para el crecimiento y el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Considerado como una “maravilla nutricional”, el huevo incluye vitaminas A, B1, B2, B3, biotina, B6, ácido fólico, B12, D, E y K, y minerales como el calcio, fósforo, magnesio, potasio, hierro, yodo y selenio.
Alternativa
Por su parte, el pollo también es una excelente alternativa para el refrigerio escolar.
Gracias a su gran aceptación entre los niños, su versatilidad y valor nutricional, esta ave constituye una muy buena fuente de proteínas. Se estima que 100 gramos de pollo aporta aproximadamente 18 gramos de proteína y vitaminas como la B3 y B6, indispensables para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y conversión de los alimentos en energía.
La niñez y adolescencia, son las etapas en las que se requieren más nutrientes, obligando al organismo a consumir alimentos de alta densidad nutricional, como el pollo y el huevo, que aseguran el crecimiento, desarrollo y funcionamiento del organismo. En el Perú, cada peruano consume 165 huevos por año, cifra que se ha incrementado en 65% en los últimos 10 años.
El huevo y el pollo, son también ideales en la lonchera porque permiten una gran variedad de preparaciones, evitando que los niños no se aburran de la comida. Entre las variedades más apropiadas para la lonchera encontramos las tortillas, sándwiches, budines y kekes. “La lonchera no es un remplazo del desayuno ni del almuerzo, sino un refrigerio intermedio, cuyo objetivo es evitar que transcurran muchas horas desde el desayuno hasta el almuerzo, asegurando así un rendimiento óptimo en el centro educativo”, concluye Wages.
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