“¡Papá, no jales tanto mi cabello! ¡Pa’, no puedo sola con la media panti!, papá no encuentro mis zapatos!”. De fondo, a veces se escucha el llanto de la niña que necesita un cambio de pañal. Así son todas las mañanas de Niel Vila, de 41 años, el feliz padre de una chica de 13, otra de 8 y una más pequeña, de un año de edad.
“Por las mañanas debo cambiarlas, peinarlas y hacerles el desayuno para llevarlas al colegio”, cuenta Niel. “Aunque es la parte más difícil, lo hago con mucho amor”, confiesa este papá que se encarga de alistar a sus pequeñas cada día porque la mamá sale a trabajar más temprano.
Para los varones, una hija puede significar una oportunidad única para desarrollar su lado femenino y para educar a su pequeña en la equidad de género.
“Si por desgracia aún existen mamás que dan preferencias a los hijos hombres y les inculcan que deben ser servidos por las mujeres; un buen papá puede también enseñarle a su hija que ella goza de los mismos derechos que los chicos y demostrarle que hombres y mujeres pueden tener igual participación en la casa”, señala la psicóloga Susana Cortez.
Por eso es importante que los padres se involucren en los quehaceres domésticos y en el cuidado de las niñas. “Cuando llega el fin de semana y nos predisponemos a salir a pasear, mis hijas prefieren que sea yo quien las peine. No es porque rechacen a su mamá, creo que se acostumbraron a mi estilo de peinar, que honestamente no es el mejor”, relata Niel.
“Estas niñas están a gusto con el padre quizá porque es más cuidadoso y delicado por el hecho de que son mujercitas, lo que no significa que no les guste estar con su mamá”, aclara la psicóloga Mónica Soliz.
Es común que los papás sean más apegados a las niñas, pero a veces esto se encauza de manera equivocada. “Es así que surgen los padres sobreprotectores que no permiten que la mujercita tenga los mismos derechos que el varón, o que la mima al extremo de no negarle nada”, advierte Cortez. “Si uno realmente quiere a su hija, el peor error es esconderle el mundo al que, tarde o temprano, deberá enfrentar”.
Es importante también que como papá sepas guiar a tus hijas en las vías de la equidad de género. Quién mejor que tú para decirles que también pueden jugar con automóviles, patear la pelota y que, a futuro y si lo desean, pueden ser presidentas, cocineras o astronautas.
Involucra a mamá
Si tus hijas son apegadas a ti como papá, trata de involucrar más a la mamá en esta relación. Para esto aprovecha los momentos libres por las noches o los fines de semana. Es muy importante también que la relación se diversifique, de tal manera que cada quien aporte algo diferente.
Sin límites
Si como padre te toca jugar a las muñecas, al desfile de moda o a la comidita, no lo pienses dos veces. Ellas sabrán que siempre estás para ellas.
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