domingo, 5 de junio de 2011

“Acaríciame amor” El llamado del cuerpo

Las caricias, los masajes sensuales, los besos, el coito, el sexo oral, la masturbación, son prácticas que pueden darse o no en una relación sexual y el orden y número de éstas no tienen por qué estar marcados. Una relación sexual puede constar de unas caricias y una práctica oral, sin que se produzca penetración, y no por ello ese encuentro debe considerarse “incompleto”.

Históricamente han coexistido dos posiciones fundamentales en torno al sexo: una que define a la estimulación preliminar como totalmente innecesaria para el disfrute de la pareja; mientras que otra manifiesta lo contrario y califica de imprescindible.

Digamos que la primera opción figuraba como la más común entre la población general, y la segunda era la sostenida por unos pocos iniciados masculinos, pues las mujeres siempre han sabido y sentido que sin preliminares el disfrute es menor.

Con tales datos, es comprensible el importante papel de las caricias y los juegos preliminares para conseguir una relación sexual satisfactoria y gratificante en ambos miembros de la pareja.

Acariciar es un arte

Es muy importante aprender a acariciarse y a dejarse acariciar. No se debe concentrar únicamente en las zonas erógenas comunes, ya que su piel está compuesta de una infinidad de puntos sensibles que se deben descubrir día tras día.

Todo es cuestión de tacto y habilidad. Cuanta más sensibilidad tengas en un punto, mayor prueba de suavidad habrá que hacer. Pero cuidado, a pesar de las generalidades, cada cuerpo es diferente; puede que tu pareja no sea como otra y prefiera las caricias de una forma diferente. Por ello, en una pareja es indispensable el intercambio de explicaciones, si realmente quieren darse placer mutuamente.

Tus manos, evidentemente, son tus instrumentos naturales y sería una pena que te privases de ellas.

Acariciar con palabras

Las mejores caricias parecen ser las de la mente. En efecto, mientras que acaricias el cuerpo amado, piensa también en acariciarle con tus palabras. Palabras de admiración (háblale de hermosura, de ternura, de lo que te gusta), palabras de amor, excitantes y después, piensa en pedirle si quiere más, de otra manera.

Hablando, aumentara el efecto de las caricias manuales o corporales. Y recuerda que en el espacio del amor y su realización tú, y solo tú, eres una persona pionera y maestra al mismo tiempo.

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