No pierdas la cabeza al tratar de enseñarle a manejar. Si ella te lo pide es porque confía en ti, pero puedes decir un no muy diplomático
El machismo no tiene nada que ver: mujeres y hombres somos distintos al volante, y esto va más allá de si manejan bien o mal, pues son muchísimas las excelentes conductoras que andan por las calles. Lo que sucede es que afrontamos el volante de diferentes formas. El hombre saca a flote sus ansias de éxito y poder, por ello produces testosterona, te dan ganas de golpear a los demás conductores y sueltas insultos como si el otro te pudiese escuchar.
Alicia ha aprendido que “cuando tienes un lazo especial con un hombre, no te gusta equivocarte delante de él”. Ella le pidió a su novio que le enseñara a manejar, “porque lo veía muy seguro de sí mismo y me pareció romántico, algo muy lindo aprender así, juntos. Lo malo fue que así como lo veía seguro conduciendo a él, prácticamente no me dejaba tocar el volante. Cada vez que yo iba lento, él apretaba el acelerador y maniobraba por encima de mí. Me molestó tanto que a las pocas clases dejé de pedirle ayuda”. Por eso, si tu novia te pide lecciones, puedes decirle que no de forma diplomática, recomendándole a un profesional.
Consecuencias sentimentales
“Mi chico tenía un auto muy lindo, pero lo sacaba pocas veces porque le gustaba beber en las fiestas. Yo le propuse que me enseñase a conducir para que pudiera ser yo quien nos transportase sin problema, porque yo no tomo. Fue el peor error de mi vida. Cuando me enseñaba era muy torpe y yo me sentía una estúpida. Si le pedía que me explicara con calma, se exasperaba y me gritaba cosas horribles. Tuvimos que terminar”, recuerda Carmen.
Por eso, trata de que sea un profesional el que le enseñe a enfrentarse a los coches. Y dile que la ayudarás a perfeccionar lo aprendido. Verás que al poco tiempo se sentirá más segura y te invitará a apoyarla cuando ya casi domine el volante.
Hombres y mujeres pueden ser excelentes conductores; es cosa de que tengamos la guía correcta y la seguridad para emprender la tarea. En ambos está el desechar la frase machista que dice: “Mujer al volante…”
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